"No se puede liberalizar la farmacia al estilo anglosaj¨®n"
Salvador Ib¨¢?ez (Zaragoza, 1941) es presidente del Colegio de Farmac¨¦uticos de Valencia desde hace 16 a?os. Durante todo ese tiempo ha tenido que lidiar con dos consejeros de distinto signo: Joaqu¨ªn Colomer (PSPV) y Joaqu¨ªn Farn¨®s (PP). Con el primero tard¨® "muchos a?os" en tener problemas. El segundo, dice, aceler¨® el enfrentamiento al "romper unilateralmente" el pacto sobre medicamentos gen¨¦ricos; un acuerdo que pretend¨ªa acabar con "la cultura de la marca" y poner el acento en la eficacia curativa del principio activo. Aunque reconoce que aquel pacto a dos bandas no cont¨® con los m¨¦dicos (el boticario no puede modificar la receta prescrita por un facultativo), Ib¨¢?ez afirma que su compromiso siempre fue colaborar en el uso racional del medicamento. A pesar de los m¨²ltiples ataques que afirma haber recibido desde el Ministerio de Sanidad, su fe en la cultura del gen¨¦rico le llev¨® hasta el Senado, donde compareci¨® para explicar la experiencia valenciana (el pacto se firm¨® en enero de 1996 y se rompi¨® tras la decisi¨®n de la consejer¨ªa de reducir el margen de beneficio de los farmac¨¦uticos, pasando del 30% a algo menos del 28%). "Hay que dar un paso l¨®gico y cualitativo y crear en Valencia una industria de gen¨¦ricos; fabricarlos aqu¨ª", comenta. Y subraya con esa afirmaci¨®n su defensa a ultranza de la autonom¨ªa: "Yo no quiero depender de Madrid para nada. La sanidad est¨¢ transferida y las cosas de aqu¨ª las resolvemos en casa, que no me cuenten milongas". Su mensaje es que el medicamento es un bien estrat¨¦gico necesario para aumentar la calidad de vida. "En Espa?a no se puede implantar una liberalizaci¨®n como la yanki. Yo siempre defender¨¦ un modelo regulador, que acerque la farmacia al ciudadano. Nuestra finalidad no es ganar dinero, el techo lo pone el Estado", se?ala. La diferencia entre ambos modelos radica, seg¨²n Ib¨¢?ez, en que la regulaci¨®n permite que "en cualquier aldea, todo el mundo tenga acceso a los mismos medicamentos que el Rey y al mismo precio". Rechaza de pleno la apertura ininterrumpida de 24 horas (no confundir con las guardias) y no acepta que las grandes superficies vendan productos tradicionalmente limitados a las farmacias. "Yo estoy obligado a tener una serie de productos con los que puedo perder dinero. Si se sacan las leches infantiles a los centros comerciales, que las tengan todas, porque a nosotros se nos obliga a abrir en unas determinadas condiciones y a hacer guardias en las que no se gana dinero". El boticario, dice, es una persona "con carrera y con una ¨¦tica" . "Mi obligaci¨®n es ahorrarle dinero al Estado; que todo el mundo tenga los f¨¢rmacos que precisa y al menor precio posible". A la pregunta de por qu¨¦ una caja de tampones o una papilla infantil cuesta mucho m¨¢s en la farmacia que en el supermercado, Ib¨¢?ez responde que el boticario no tiene los mismos mecanismos comerciales: "No podremos competir jam¨¢s con las grandes superficies". El modelo colegial que defiende tiene tres adjetivos, "fuerte", "auton¨®mico" e "independiente de los partidos pol¨ªticos". No quiere ni oir hablar del Gobierno central ni del modelo anglosaj¨®n, que abre las puertas a la libertad de horarios y a la libre apertura de oficinas de farmacia. Es decir, que no concibe m¨¢s establecimientos que los que permita el n¨²mero de habitantes, respetando una determinada distancia entre ellos. "No me vale que el mejor situado tenga mejores condiciones que los dem¨¢s", dice, y advierte que el modelo regulado genera m¨¢s empleo que la liberalizaci¨®n, tendente a la concentraci¨®n en las zonas estrat¨¦gicas de las grandes ciudades. Un apunte sobre el medicamentazo: "No hay derecho; rompe el Estado de Bienestar". Adem¨¢s del estudio urban¨ªstico que ha encargado su candidatura para determinar el n¨²mero id¨®neo de boticas que precisa la provincia, Ib¨¢?ez propone un listado de salidas profesionales para los cerca de 1.500 farmac¨¦uticos en paro: investigaci¨®n y docencia, salud comunitaria y medio ambiente, ¨®ptica y ac¨²stica, ortopedia, an¨¢lisis cl¨ªnicos, diet¨¦tica y nutrici¨®n, farmacia hospitalaria, industria, distribuci¨®n, oficina de farmacia y herborister¨ªa.
"Hay que dar un paso cualitativo y crear en Valencia una industria de gen¨¦ricos; fabricarlos aqu¨ª"
"El enfrentamiento con Sanidad no es ¨²til, hay que negociar"
Paloma Navarro (Valencia, 1954) aspira a la presidencia del Colegio de Farmac¨¦uticos de Valencia, que "por primera vez en diez a?os" recuerda, celebra elecciones. "En todo ese tiempo no ha habido debate, ni propuestas de futuro. Es necesario renovar un sector como el farmac¨¦utico, ya de por s¨ª conservador", sostiene. Su programa se apoya en tres pilares b¨¢sicos: "renovaci¨®n, apertura y transparencia". Con una premisa a?adida: "Nosotros no vamos a estar alejados de la pol¨ªtica; el enfrentamiento constante con la Consejer¨ªa de Sanidad no conduce a nada, hay que sentarse con ellos y negociar". Navarro quiere abrir el colegio a todos los farmac¨¦uticos, "tengan abierta oficina o no" y fijar un tiempo m¨¢ximo de ocho a?os de pertenencia a la junta de gobierno. "Yo no estar¨¦ m¨¢s de cuatro a?os si llego a la presidencia", matiza. Sabe que el modelo que defiende no es muy distinto al de su rival (ambos se oponen a la liberalizaci¨®n del sector), aunque ella apuesta por crear un Consejo Valenciano de Colegios Farmac¨¦uticos (junto a Alicante y Castell¨®n) con representaci¨®n en el consejo nacional, por aquello de que la uni¨®n hace la fuerza. Dice que la liberalizaci¨®n conducir¨ªa al desabastecimiento a corto plazo "porque s¨®lo funcionar¨ªan las farmacias rentables, primando as¨ª el criterio economicista sobre el sanitario". Respecto de las farmacias que abren 24 horas opina que "un buen servicio de guardias har¨ªa innecesaria la libertad de horarios", y lamenta que no se haya fomentado ampliar las guardias en la ciudad, "cuando en los pueblos se hacen muchas m¨¢s". Considera que la pol¨ªtica economicista del Gobierno valenciano es err¨®nea. "No sirve s¨®lo ahorrar en lo m¨¢s f¨¢cil [mediante los gen¨¦ricos, entre otras medidas], sin una negociaci¨®n global. Mientras se privatizan las prestaciones sanitarias, se aplican medidas economicistas contra el farmac¨¦utico". Navarro considera que los gen¨¦ricos ser¨ªan una fuente de ahorro "si se extiende esa cultura a los m¨¦dicos y los usuarios", una vez probada, a?ade, la bioequivalencia de estos f¨¢rmacos (es decir, que sean intercambiables por el producto original de marca). La candidatura que encabeza Navarro apuesta por la separaci¨®n del puesto de inspector farmac¨¦utico municipal y el titular de la oficina y por la creaci¨®n de zonas farmac¨¦uticas de urgencias que mejoren la atenci¨®n al usuario. En su programa figura la adecuaci¨®n del n¨²mero de estudiantes al mercado de trabajo, el desarrollo de nuevas especialidades farmac¨¦uticas, el establecimiento de convenios de colaboraci¨®n con la Universidad y la implantaci¨®n de servicios farmac¨¦uticos en todas las ¨¢reas de salud. Su meta es potenciar la figura del farmac¨¦utico adjunto, "colaborador indispensable del titular", ya que el servicio lo debe prestar "todo un equipo". "No quiero medicamentos sujetos con gomillas mostosas, sino mostradores limpios. El ordenador es imprescindible ya en una farmacia", dice Navarro, que concibe la oficina como un "centro de dispensaci¨®n de salud innovador y pluridisciplinar". Tampoco es partidaria de la venta de productos farmac¨¦uticos en grandes superficies. "Nosotros nos parecemos al ultramarinos, somos algo m¨¢s caros porque damos un servicio. Desde pesar al beb¨¦ hasta informar a las madres del tipo de leche m¨¢s recomendable para su hijo". Potenciar el acercamiento del colegio a la sociedad y fomentar la formaci¨®n son otras de las metas de Navarro, que considera que el modelo ideal de futuro ser¨ªan las farmacias grandes, "en las que estuvieran presentes varios farmac¨¦uticos con distintas especialidades". Al igual que su oponente, rechaza el medicamentazo, con el argumento de que "no servir¨¢ para nada", ya que, a su juicio, la reducci¨®n del gasto farmac¨¦utico pasa por "un control mayor de la prescripci¨®n". Su conclusi¨®n final es que "pase lo que pase en estas elecciones, las cosas ya no volver¨¢n a ser como antes. Si no entra gente nueva de menos de 45 a?os, es normal que no haya ideas de futuro y que el colegio se vaya marchitando. Hace falta renovaci¨®n".
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