La conflictividad vecinal renace con dureza en los barrios de Barcelona
El paisaje de Barcelona se calienta con un rosario de conflictos vecinales. La protesta vuelve a salir a la calle como en otro tiempo y recela de negociar con los poderes p¨²blicos. En algunos casos las asociaciones de vecinos (AA VV) se ven desbordadas por la dureza de unos conflictos en los que prevalecen las posturas m¨¢s radicales, que no dudan en cortar el tr¨¢fico de la Ronda de Dalt para hacerse o¨ªr.
Mientras buen n¨²mero de asociaciones de vecinos languidecen esperando el relevo generacional que no llega, donde menos se espera salta la chispa que prende nuevos fuegos reivindicativos. Los bomberos sociales, que en forma de concejales de participaci¨®n ciudadana o de comisionados de la alcald¨ªa acuden a sofocarlos, se encuentran con interlocutores cada vez m¨¢s refractarios a los canales de participaci¨®n tradicionales. La instalaci¨®n de equipamientos nuevos desencadena respuestas tambi¨¦n distintas ante las que se impone encontrar cauces de di¨¢logo m¨¢s ¨¢giles y menos burocratizados. El movimiento de protesta desencadenado en las ¨²ltimas semanas no s¨®lo se da en barrios de tradici¨®n m¨¢s combativa como Nou Barris, sino que afecta tambi¨¦n a otros menos dados a salir a la calle, como Sarri¨¤. Los momentos de m¨¢s dureza se han vivido en el Carmel a prop¨®sito del centro de atenci¨®n al drogodependiente proyectado en la calle de Saced¨®n y en el Vall d"Hebron con motivo de la planta de recogida de residuos limpios, que ha tenido en pie de guerra al vecindario de la zona. Pero no son los ¨²nicos. La lista de barrios declarados en rebeld¨ªa aumenta d¨ªa a d¨ªa con los brotes de la calle de Enten?a, cuyos vecinos no quieren una gasolinera junto a un parque; los del Poblenou, hartos de que les siembren de azul las calles donde antes aparcaban gratis y los que sue?an con la cobertura de General Mitre. El estallido de quejas est¨¢ dando motivo de reflexi¨®n tanto a los responsables municipales como a los dirigentes vecinales. Desde el Ayuntamiento, el concejal del distrito de Horta-Guinard¨®, Albert Batlle, el mismo que durante bastantes a?os ha llevado las relaciones ciudadanas, opina que hay que revisar los mecanismos de participaci¨®n tradicionales. El edil dice que los primeros responsables son los poderes p¨²blicos y los partidos pol¨ªticos porque no han prestado la atenci¨®n que merece al movimiento asociativo. En lo que Batlle califica de "nuevas formas de movilizaci¨®n", echa en falta una actitud de colaboraci¨®n y detecta rasgos de inmadurez participativa en un sector de ciudadanos. Falta de habilidad En el otro bando, el dirigente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) Andr¨¦s Naya enumera las razones que a su juicio tienen que ver con lo que califica de "situaci¨®n general de movilizaci¨®n" de Barcelona: la aparici¨®n de nuevos equipamientos (como el almac¨¦n de desechos), que se aproximan las elecciones locales, y la falta de habilidad de los pol¨ªticos frente a determinadas actuaciones en las que recurren a los hechos consumados, sin consultar a los vecinos con la suficiente antelaci¨®n. La receta que recomienda Naya a todos es la de "negociar". Al referirse a la virulencia que han alcanzado algunas protestas, Naya se muestra preocupado especialmente con el desprestigio que puede suponerla oposici¨®n a una serie de equipamientos sociales que son necesarios: "Son nuestros drogadictos y son nuestros residuos", dice saliendo al paso de los estallidos de ira que se han vivido en el Carmel y en el Vall d"Hebron y que s¨®lo amainaron cuando el Ayuntamiento se sent¨® a dialogar con los vecinos movilizados y modific¨® sus proyectos. En el caso del centro del Carmel, renunciando -de momento- a la atenci¨®n de drogadictos para asistir s¨®lo a los problemas de alcoholismo. Y en Horta, cuando el distrito puso sobre la mesa la reducci¨®n en un 20% de la superficie prevista para el almac¨¦n de desechos. A juicio del vicepresidente de la FAVB, es necesario que el movimiento asociativo se esfuerce en impregnar m¨¢s al resto del vecindario. Desde la FAVB se reconoce que hay vecinos hartos de unas asociaciones que consideran moderadas y se lanzan a actuar por su cuenta, en una sociedad en la que valores como la solidaridad y la participaci¨®n est¨¢n en crisis. La proliferaci¨®n de conflictos se ve desde el Ayuntamiento como el preludio de un futuro en el que, seg¨²n apuntan estudios recientes, "cada vez aumentar¨¢ m¨¢s la presi¨®n que ejercen los ciudadanos hacia los poderes p¨²blicos". La mejor respuesta, seg¨²n Batlle, es desconcentrar m¨¢s los servicios, dotar de mayores competencias y de m¨¢s recursos a los ayuntamientos para hacer frente a las protestas. En opini¨®n del concejal, no hay duda de que con los problemas de participaci¨®n ciudadana ocurre como con la democracia: que se solucionan con m¨¢s participaci¨®n y m¨¢s democracia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.