Apelar, pero ?d¨®nde?

Queda la apelaci¨®n. Los abogados defensores, civiles y militares de oficio sostienen que mientras no reciban la sentencia firme por escrito (lo que anoche a¨²n no hab¨ªa sucedido) no empieza a contar el plazo. ?ste, sin embargo, es exiguo: dos horas. Inconvenientes de la celeridad de un consejo de guerra sumar¨ªsimo que se ha llevado a cabo al dictado del C¨®digo de Justicia Militar de Francisco Franco.

El primer problema con el que se topa cualquier intento de apelaci¨®n es que nadie sabe bien qui¨¦n es legalmente la instancia jurisdiccional superior. Ni el presidente del tribunal, coronel Santiago M. Nguema. ?l se refiere a un relator militar del que no se conoce el nombre ni la ubicaci¨®n. Algunos le identifican con el ministro de Defensa, el general Melanio Ebendeng.

Fabi¨¢n Nsue, uno de los defensores civiles, es claro al respecto: ?No hay instancia superior en la justicia militar?. ?En las negociaciones para democratizar la vida pol¨ªtica del pa¨ªs siempre se ha rechazado la propuesta de la oposici¨®n de crear una sala de lo militar en el Tribunal Supremo. Ahora todos sabemos el porqu¨¦?.

Sin instancia conocida, sin leyes claras, todo queda en manos del presidente de la Rep¨²blica, Teodoro Obiang Nguema. El verdadero poder ejecutivo, judicial y legislativo. ?l es quien decidir¨¢ si ejecuta, indulta o rebaja las penas. Su cumplea?os es el viernes, v¨ªspera de su viaje a Estados Unidos. Es, sin duda, la ¨²ltima opotunidad.