Arantxa jugar¨¢ la final ante Seles
Ganaron a Davenport y Hingis y demostraron la fragilidad de la nueva generaci¨®n
La nueva generaci¨®n del tenis femenino sufri¨® ayer un rev¨¦s incontestable. Dos veteranas del circuito, Arantxa S¨¢nchez y M¨®nica Seles, demostraron la fragilidad de los j¨®venes valores y se clasificaron para la final del torneo de Roland Garros. Hingis, la gran dominadora del ¨²ltimo a?o, la suiza de 17 a?os que parec¨ªa imbatible, sucumbi¨® de forma estrepitosa (6-3, 6-2 en poco m¨¢s de una hora) frente a una Monica Seles que parece haber recuperado el gusto por el juego tras el fallecimiento de su padre hace menos de un mes. Y Lindsay Davenport, la n¨²mero dos mundial, demostr¨® una inconsistencia impropia de su r¨¢nking y perdi¨® frente a una motivada Arantxa por 6-3, 7-6 (7-5) en 1 hora y 31 minutos.Fue un ¨¦xito de la vieja guardia. Una declaraci¨®n concreta de que s¨®lo las bajas han elevado a las nuevas reinas al trono. Con Arantxa y Conchita muy por debajo de su nivel habitual, con Steffi Graf fuera del circuito por distintas lesiones, con Jana Novotna en el final de su carrera y con Monica Seles entrada en kilos y con la mente puesta en la enfermedad que sufr¨ªa su padre, la new generation -tal como la llam¨® Hingis- encontr¨® un camino excesivamente f¨¢cil hacia la cumbre del tenis mundial. Sin embargo, bast¨® que Arantxa, de 26 a?os, recuperara su forma y su ilusi¨®n y que Seles, de 24, perdiera peso y encontrara la motivaci¨®n para que las jerarqu¨ªas actuales se tambalearan.
Arantxa ni siquiera tuvo que jugar un gran partido para acceder a su 12? final del Grand Slam. Se mantuvo siempre firme en sus posiciones y supo mover bien a la norteamericana. Hizo lo que deb¨ªa: no fall¨® y aprovech¨® los m¨²ltiples errores de su rival. Y, como siempre, luch¨® por bolas imposibles y oblig¨® a Davenport a ganar al menos dos veces los puntos. Sin embargo, todo eso no deber¨ªa ser excesivo para la n¨²mero dos del mundo. Entra dentro de las previsiones que una jugadora cuya principal virtud ha sido la regularidad, como es el caso de Arantxa, obligue a todo eso.
Pero para Davenport fue demasiado. A sus 21 a?os demostr¨® escasa consistencia mental. Fue incapaz de sacar un buen rendimiento a su juego. La presi¨®n de haber perdido contra la espa?ola seis veces y de no haberla ganado nunca en tierra batida le pes¨® excesivamente. Si no, no se entiende que una tenista que es considerada una de las mejores en pistas r¨¢pidas por la efectividad de su servicio y su volea no fuera capaz de mantener m¨¢s que dos veces su saque en todo el partido. Sus estad¨ªsticas fueron deplorables: 0 puntos directos ganados con el saque en todo el partido y s¨®lo tres puntos ganados cuando entr¨® el primer saque en la manga inicial; y peor a¨²n, 56 errores no forzados.
Probablemente, es por eso que a¨²n no ha conseguido disputar una final de un Grand Slam. Y sin duda, es por todo lo contrario que Arantxa se ha forjado con el paso de los a?os un palmar¨¦s envidiable, que incluye 3 t¨ªtulos de un Grand Slam, dos de ellos en Roland Garros, y seis finales en Par¨ªs incluyendo la de ma?ana.
Para Arantxa esta final supone salir de un t¨²nel que se ven¨ªa alargando desde 1996, cuando perdi¨® las finales de Roland Garros y Wimbledon. Desde entonces no hab¨ªa llegado tan lejos en un Grand Slam.
Ma?ana se enfrentar¨¢ a Seles, una vieja conocida con la que ha disputado 16 encuentros de los que ha perdido 14. La estadounidense pareci¨® regresar ayer al pasado, a antes de 1993 cuando fue apu?alada mientras disputaba el torneo de Hamburgo. Su juego se asemej¨® al que la llev¨® al liderato mundial y a dominar el Grand Slam entre 1990 y 1993. Ayer, Hingis no pudo hacer nada contra ella. Seles la desbord¨®. Parec¨ªa que luchaba para restaurar la memoria de su padre.
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