Guerra en Kosovo
La guerra en Kosovo es desde hace diez a?os -desde la llegada de Slobodan Milosevic al poder en Belgrado- una probabilidad con visos de certeza. La ¨²nica forma efectiva de haber impedido que se consumara esta amenaza pasaba por la neutralizaci¨®n del l¨ªder serbio, m¨¢ximo responsable de toda la tr¨¢gica catarata de acontecimientos habidos en los Balcanes en la ¨²ltima d¨¦cada. No se quiso o no se pudo. Da lo mismo, porque hoy ya es tarde. La guerra ha estallado.Miles de kosovares han huido en los ¨²ltimos d¨ªas hacia Albania ante la ofensiva militar serbia. El n¨²mero aumenta por horas. Son la avanzadilla de lo que puede ser un nuevo flujo masivo de refugiados con todas las tragedias que implica. Son, en definitiva, las nuevas v¨ªctimas de la nueva limpieza ¨¦tnica. Milosevic la aplica ahora en un escenario que siempre le fue prioritario. Solo quien ignore todo de los Balcanes puede creer que Milosevic habr¨ªa arriesgado tanto en Bosnia o Croacia para aceptar despu¨¦s en el interior de Serbia una poblaci¨®n albanesa en continua expansi¨®n demogr¨¢fica. Corregir por las armas la demograf¨ªa de Kosovo siempre ha estado en lo m¨¢s alto de su agenda.
Milosevic ha fracasado en todos sus empe?os expansionistas. Su guerra en pro de la hegemon¨ªa ¨¦tnica en los Balcanes comenz¨® hace diez a?os cuando exigi¨® sumisi¨®n o guerra a las dem¨¢s rep¨²blicas entonces yugoslavas. Estas recogieron el guante. Y la guerra no llev¨® a Serbia a las glorias prometidas sino a cotas de miseria, aislamiento y verg¨¹enza desconocidas para los serbios desde su derrota ante los turcos, en Kosovo, el 28 de junio, Dia de San Vito, de 1389. Kosovo ser¨¢ presumiblemente la ¨²ltima aventura de Milosevic como lo fue entonces para el Zar Lazar. Falta saber cuanto dolor y cuantos muertos costar¨¢ este ¨²ltimo episodio de su sangrienta aventura. Al final es probable que los serbios pierdan Kosovo para siempre. Como perdieron zonas de Croacia y Bosnia que hab¨ªan habitado desde hace siglos. Gracias a su aventurero. La historia serbia calificar¨¢ pronto a Milosevic como una de las peores desgracias de su historia.
Las fuerzas serbias est¨¢n ejecutando a poblaci¨®n civil en represalia por acciones armadas albanesas. Los pueblos fronterizos est¨¢n siendo bombardeados y arrasados para impedir el retorno de la poblaci¨®n. Albania est¨¢ alarmada. Con raz¨®n. Porque sabe que no podr¨¢ soportar la llegada masiva de refugiados sin ver amenazada su precaria estabilidad propia.
La Comunidad Internacional y ante todo la OTAN tienen que modificar urgentemente sus objetivos en la regi¨®n. No se trata ya de evitar la guerra sino de pararla lo antes posible. Hay que impedir a toda costa es que esta guerra acabe con la estabilidad en los Balcanes meridionales y hunda en una org¨ªa de sangre a todos los pueblos de la regi¨®n. Por eso, las maniobras militares anunciadas por la OTAN hace unos d¨ªas para agosto en Albania y septiembre en Macedonia llegar¨ªan tarde. Es necesario reforzar a los ej¨¦rcitos de Albania y Macedonia de inmediato con material y asesores. Y anunciar a Serbia una nueva ofensiva de represalias si no suspende de inmediato las operaciones militares en curso. Es de esperar que esta vez las medidas no lleguen cuando los muertos se cuenten en decenas de miles, que podr¨ªa ser muy pronto.
Milosevic ha tenido valedores dentro y fuera de Serbia. Unos dec¨ªan que era defensor de la unidad yugoslava cuando fue su peor enemigo. Otros ten¨ªan motivos menos nobles. Ha habido ineptitud, complicidad, cobard¨ªa y desprecio hacia sus v¨ªctimas. Quiz¨¢s ahora que hasta Montenegro se niega a formar parte de una Yugoslavia en la que Milosevic ?no quiere socios sino criados? -seg¨²n el presidente montenegrino- en Occidente se entienda que no hay paz posible en los Balcanes con este caudillo serbio al que tanto han agasajado.
La desnazificaci¨®n de Serbia y el juicio a Milosevic ser¨¢n necesarios en su momento para impulsar la convivencia democr¨¢tica en la regi¨®n. Los propios serbios acabar¨¢n exigiendo en su momento que as¨ª sea. Ahora se requieren medidas inmediatas para evitar que la ¨²ltima aventura de Milosevic cause a¨²n m¨¢s muerte y destrucci¨®n que las precedentes.
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