Instalado en la contradicci¨®n
En la vida de Carles Moy¨¤ s¨®lo su tenis ha sido previsible
Si alguien le ve comiendo, firmando aut¨®grafos o simplemente escribiendo se llevar¨¢ una sorpresa cuando le observe con una raqueta en la mano. Lo hace todo con la izquierda, menos jugar al tenis. Y la verdad es que lo hace muy bien. Esta es una de las contradicciones en las que se halla instalado el mallorqu¨ªn Carles Moy¨¤, de 21 a?os. A lo largo de su vida las cosas pocas veces han ocurrido tal como se esperaba. Pero hay algo que s¨ª se hab¨ªa anunciado y se ha producido: todos los t¨¦cnicos que le forjaron como tenista aseguraron que ser¨ªa un gran campe¨®n y ya lo es.Desde la ventana de su casa en Palma de Mallorca, Moy¨¤ observaba las pistas de tenis del Club Gran Playa. A los dos a?os pod¨ªa v¨¦rsele ya revoloteando por las cercan¨ªas de la pista donde jugaba su padre, con una raqueta en la mano. Pero vista su pinta nadie hubiera dado un duro por ¨¦l. Sin embargo, ten¨ªa s¨®lo 12 a?os cuando gan¨® por primera vez a su padre dentro de una pista de tenis. Y pocos a?os m¨¢s tarde, en Mallorca ya no le ganaba nadie.
"De ni?o le confundieron una vez con una ni?a, por su melena y su aspecto", explica Jofre Porta, el primer entrenador que le dio cr¨¦dito. "Le dijeron que los vestuarios de chicas eran otros y ¨¦l intentaba explicarles que era un chico. Pero con su mallorqu¨ªn tan cerrado no le entend¨ªan". Eso ocurri¨® en el CT La Salut de Barcelona cuando Carles ten¨ªa 14 a?os. Estaba disputando el Campeonato de Espa?a por equipos infantiles. Ahora, en cambio, las chicas se lo rifan.
Los profesores que lo tuvieron como alumno en Mallorca explican que Moy¨¤ era un estudiante que no pasaba de discreto. Pero cuando lleg¨® a Barcelona, ya con 17 a?os, fue el ¨²nico de su grupo en el CAR (Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat) que sigui¨® estudiando. Se encall¨® en el COU, eso s¨ª. Tal vez no fuera muy listo para los estudios, pero en la pista es evidente que ha demostrado una inteligencia fuera de lo com¨²n. Nada de lo que hace en ella es previsible: resulta un jugador absolutamente sorprendente y tiene rasgos de genialidad.
En Mallorca, Moy¨¤ entren¨® con Jofre Porta y con Alberto Tous, que fueron los responsables de abrirle camino hacia el CAR. Tous, un ex jugador que form¨® parte del equipo espa?ol de Copa Davis, le mand¨® a Avenda?o con la consigna de que era un poco patoso, pero ten¨ªa buenas maneras.
"Juega bien pero est¨¢ verde", cuenta Avenda?o que le dijo Tous. "Era m¨¢s delgado que ahora, pero ya ten¨ªa la misma melena". Al CAR lleg¨® con 17 a?os. "Es mucha edad para un jugador de tenis", recuerda el ex capit¨¢n de Copa Davis. "Vino a ver qu¨¦ ocurr¨ªa, era muy t¨ªmido. Me gust¨®. Ten¨ªa buenas maneras y era tan buen chico como ahora. Se adapt¨® r¨¢pido". Puede que entonces fuera patoso, pero ahora "no corre, flota en la pista", asegura Andr¨¦s Gimeno, que le considera de los m¨¢s r¨¢pidos del circuito de la ATP.
Fue en aquella ¨¦poca cuando se produjo otro acontecimiento que marc¨® su vida. Y fue otra contradicci¨®n. En 1994 disput¨® la Orange Bowl, uno de los torneos junior m¨¢s importantes del mundo, y perdi¨® en la primera ronda. Pero, curiosamente, fue all¨ª donde se gan¨® su contrato con Nike. "No import¨® que perdiera en la primera ronda. All¨ª estaba el holand¨¦s Chris Vermeeren, un agente nuestro, y nos llam¨® para que le fich¨¢ramos inmediatamente", cuenta Marcos Garzo, jefe de la secci¨®n de tenis de Nike en Espa?a.
En la pista algunas veces da la sensaci¨®n de que pasa de todo. Y por su actitud, por su forma de andar, puede dar la impresi¨®n de que es un chulo. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Quienes le conocen en profundidad aseguran que ¨¦l no es as¨ª.
Las ¨²ltimas contradicciones de su vida llegaron en los torneos del Grand Slam. El a?o pasado lleg¨® al Open de Australia como uno m¨¢s, y acab¨® disputando la final en una superficie que no era la suya. Ahora, en Roland Garros, ha llegado a lo m¨¢s alto, a pesar de ser el jugador de su quinta que mejores resultados ha obtenido en pistas r¨¢pidas. Lo suyo es la contradicci¨®n. S¨®lo en la calidad de su tenis es previsible.
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