Inmigrantes magreb¨ªes se quejan de ser obligados a participar en ruedas de reconocimiento en Bilbao
El marroqu¨ª Abdelkarim, de 26 a?os, tiene los papeles en regla, pero cree que la polic¨ªa trata "peor" a los inmigrantes cuando su piel no es del todo blanca. En los cuatro a?os que lleva en Bilbao ha sido obligado a participar dos veces de relleno en sendas ruedas de reconocimiento. El pasado 20 de mayo, este camarero de un bar del castigado barrio de Las Cortes, en Bilbao, y tres argelinos que estaban con ¨¦l fueron reclamados por agentes de la Ertzaintza para acudir a "una rueda". La ley les obliga a ir. Ellos sostienen que a un "blanco" no le tratar¨ªan as¨ª.
El 20 de mayo, Abdelkarim dej¨® el bar donde sirve comidas a cargo de un amigo y se acerc¨® a otro que est¨¢ a dos pasos para "estirar las piernas" y "descansar un rato". Apenas hab¨ªa tenido tiempo para instalarse al fondo de la barra cuando entraron en el bar tres ertzainas de uniforme. Se acercaron a ¨¦l y a tres j¨®venes argelinos y les espetaron: "T¨², t¨² y t¨², salid fuera". Todos pusieron cara de susto, pero obedecieron. Ya en la calle, los agentes les dijeron que ten¨ªan que ir "a una rueda al juzgado". Todos hablan y entienden el castellano, pero los argelinos no entend¨ªan qu¨¦ era eso de una "rueda". Abdelkarim lo sab¨ªa, porque hace menos de un a?o que le hab¨ªan llevado a otra. Sab¨ªa que le har¨ªan ponerse en fila, junto a otros hombres de edad similar y cierto parecido f¨ªsico. Todos tendr¨ªan que mirar a un cristal tintado durante un rato y luego se podr¨ªan ir. Iban a formar parte de una rueda de reconocimiento. Entre ellos se situar¨ªa un detenido al que su v¨ªctima deb¨ªa reconocer. Estaban asustados. Dentro del bar se comentaba que se los llevaban detenidos y el rumor se extendi¨® por el barrio. Abdel-karim no quer¨ªa ir. Intent¨® hablar con los ertzainas. Les dec¨ªa que no pod¨ªa dejar su trabajo tanto rato. "Ser¨¢ poco tiempo", le contestaron. Pero ¨¦l sab¨ªa que no. Ten¨ªa que avisar al amigo que le cuidaba el bar, pero los agentes le conminaron a entrar en el coche. ?l se resist¨ªa, pero dice que ellos "pasan de gente" y no hac¨ªan "ni puto caso". En la bilba¨ªna calle San Francisco hay gente a cualquier hora del d¨ªa y de la noche, y el ambiente se empezaba a caldear. Vecinos del barrio, taxistas, prostitutas, proxenetas y otros muchos hab¨ªan hecho un alto para ver de cerca lo que estaba pasando. "Es obligatorio", les advirtieron mientras los met¨ªan en el coche a toda prisa. Y los ertzainas llevaban raz¨®n. Todo ciudadano tiene la obligaci¨®n de auxiliar a la Justicia. Y ¨¦ste era el caso. La historia termin¨® tres horas despu¨¦s cuando, tras la rueda de reconocimiento, les dieron a firmar un documento en el que aseguraban que hab¨ªan participado "voluntariamente". Esa tarde la Ertzaintza hab¨ªa detenido a dos hombres, argelinos, acusados de secuestrar y violar repetidamente a una chica cuando sal¨ªa de una discoteca en el barrio de Deusto. ?se era el motivo de "la rueda". La mujer ten¨ªa que reconocer a sus violadores y se necesitaba gente de relleno. Denuncia archivada Abdelkarim, dice que los er-tzainas no le trataron mal, y reconoce que le informaron de ad¨®nde y a qu¨¦ iba, pero ya es la segunda vez que le pasa. Cuando lo cont¨® en su bar, sus clientes abundaron en historias similares. Los tres hombres argelinos que le acompa?aron volvieron aliviados al barrio despu¨¦s de una noche de susto, sin haber entendido nada.. El juez ha archivado la denuncia que Abdelkarim interpuso, y cuyo motivo no sab¨ªa ¨¦l mismo concretar. Lo que siente le es dificil de explicar en un idioma ajeno. ?Desamparo, miedo, hartazgo?. Puede ser, pero todav¨ªa no maneja el castellano como para precisar estos matices. Lo que tiene claro es que si un juez necesita para "una rueda" a un "blanco", no le tratan igual, no le obligan a abandonar su trabajo sin avisar a nadie, como le ocurri¨® a ¨¦l.
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