Un espa?ol en las c¨¢rceles de Obiang
El relato de las vicisitudes de ?lex Choni desde su detenci¨®n en Guinea tiene todos los ingredientes de una pel¨ªcula de terror. Choni, que tiene ciudadan¨ªa espa?ola, fue detenido el pasado enero en Guinea Ecuatorial bajo la acusaci¨®n de conspiraci¨®n contra la dictadura de Teodoro Obiang y posteriormente absuelto en un consejo militar que arroj¨® un saldo de 15 penas de muerte y 56 condenas a 20 a?os de c¨¢rcel. Relajado con el confortable recuerdo del redoble de tambores, bocinas y canciones con que fue recibido en el aeropuerto de El Prat por un centenar de vecinos del barrio de La Sagrera, ?lex Choni se mostr¨® ayer sorprendentemente comprensivo con la situaci¨®n pol¨ªtica de Guinea. Choni, que hab¨ªa viajado a Guinea para visitar a familiares y tratar de vender tres coches, pas¨® el primero de sus tres meses de encarcelamiento en una comisar¨ªa de Malabo, confinado en una celda de apenas 20 metros cuadrados con otras 56 personas. Pero el problema no era s¨®lo el hacinamiento. "Ten¨ªamos prohibido ir al lavabo y hab¨ªa que defecar en la misma celda, as¨ª que decidimos no comer m¨¢s que medio panecillo diario [les daban cada d¨ªa un pan con sardinas] para no aumentar el volumen de excrementos". Am¨¦n de eso, orinaban en botellas que m¨¢s tarde un guardi¨¢n les vaciaba por encima. Enfermo de paludismo, con diarreas y fuertes dolores reum¨¢ticos, Choni fue trasladado a Black Beach, una c¨¢rcel sobre la que circula todo tipo de historias siniestras y de donde salir vivo puede ser toda una haza?a. "Ah¨ª estuvimos cinco personas durante dos d¨ªas en una celda de un metro y medio; como no hab¨ªa ventanas, ni siquiera sab¨ªamos si era de noche o de d¨ªa. De ah¨ª pasamos a unos barracones donde dorm¨ªamos en el suelo hasta que permitieron que la Embajada nos llevara colchones y medicamentos". ?Hab¨ªa ratas? "S¨ª", afirma Choni con una calma que contrasta vivamente con sus palabras; "estaba lleno de ratas y de cucarachas". Insiste Choni en que en ning¨²n momento fue sometido a torturas, aunque sabe que otros s¨ª lo fueron. "S¨®lo uno de los cuatro espa?oles que est¨¢bamos ah¨ª fue torturado". Cuando se le pregunta por qu¨¦ unos s¨ª y otros no, responde que aquello era pura loter¨ªa. Benigna Chochi, su mujer, comenta que algunos presos se volvieron locos y que la emprend¨ªan a mordiscos con todo aquel que se les acercaba. A pesar de los malos tratos encajados, Choni difunde una imagen asombrosamente positiva de la dictadura de Obiang. "Obiang ha mejorado muchas cosas: ahora hay dos universidades, hay partidos pol¨ªticos, hay carreras, hay juicios. Hace un tiempo no habr¨ªa habido ni juicio; estar¨ªamos todos muertos. Adem¨¢s, Obiang control¨® al ej¨¦rcito, que, sin sus consignas, se habr¨ªa lanzado contra los poblados bubi, y eso habr¨ªa provocado un genocidio". Como ejemplo de que las cosas est¨¢n cambiando, Choni record¨® la historia de su padre, a quien unos hombres vestidos de militares se llevaron en 1971. "Dijeron que se lo llevaban para limpiar Bata porque ah¨ª no hab¨ªa obreros. Y nunca volvimos a saber de ¨¦l". En su caso, la Plataforma Salvem l"?lex moviliz¨® a miles de personas. Su mujer se puso en contacto con el ministro de Industria de Obiang, casualmente t¨ªo de ?lex, pero no quiso o no pudo intervenir. S¨®lo tras la entrevista del ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, con el titular de la misma cartera en el Gobierno guineano fue concedida la libertad de Choni y de los otros tres espa?oles, que vivieron en la Embajada hasta el juicio.
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