Empate en el ¨²ltimo suspiro y de penalti
Baggio transform¨® la pena m¨¢xima con la que Italia igual¨® ante Chile
El calcio no conoce fronteras. Italia debut¨® en el Mundial con un empate atrapado en el ¨²ltimo suspiro y de penalti, justo cuando la voz de los periodistas chilenos atronaba ya en el Parc Lescure de Burdeos anunciando una victoria m¨¢s trascendente incluso que la lograda hace poco en Wembley ante Inglaterra.No pudo Chile limitar los factores de riesgo que por norma se desencadenan en un final con Italia en el campo. Tiene gusto y, sobretodo, oficio para darle contenido a los partidos hasta que los futbolistas entran en el camerino. Hay siempre alguien que se apiada de su f¨²tbol, y en la cambiante tarde de ayer, el h¨¦roe result¨® ser el villano de Estados Unidos-94. Roby Baggio apareci¨® otra vez en la Copa del Mundo.
Repescado en el ¨²ltimo recuento y puesto en escena por la ausencia de Del Piero, Baggio se present¨® en el momento justo. Un toque, la pelota que sale despedida, el brazo de un defensa que se interpone -el de Fuentes ayer- y el ¨¢rbitro que pita penalti, en una de esas jugadas que generan tertulias de una semana por su dif¨ªcil interpretaci¨®n. Se?alada la falta, el propio Baggio, el mismo que fall¨® en aquella tanda que le dio el t¨ªtulo a Brasil en el ¨²ltimo Mundial, remat¨® la faena y alivi¨® el estreno de su equipo, acostumbrado a deb¨²s mezquinos saldados con empates.
Roberto Baggio le rob¨® de forma injusta en el ¨²ltimo acto el protagonismo a Marcelo Salas. El Matador cumpli¨® su amenaza y en dos jugadas terminales arruin¨® el catenaccio italiano y toda la faena de contenci¨®n de Cannavaro. Fue la suya una actuaci¨®n propia de un ganador, la de un futbolista en estado de gracia, llamado a ocupar un puesto de privilegio en un torneo nuevo para su equipo. Estuvo impecable en la ejecuci¨®n de las dos jugadas de que dispuso Chile para marcar y glorificar su regreso al mundo del f¨²tbol.
La historia estaba del lado de Italia, un equipo experto, frente a la vuelta de Chile, ausente largo tiempo (16 a?os) del Mundial y hoy redimido futbol¨ªsticamente por el juego de una pareja de delanteros que asocian la fuerza y la habilidad, el gemido y el sentido, la garra y la sensibilidad. Agarrado a la zamarra de Zamorano y Salas, Acosta ha montado un colectivo muy arreglado. Es un equipo del momento, calentito, deseoso de ganarse al f¨²tbol con un juego m¨¢s personal, m¨¢s atrevido, muy distinto al que se conoc¨ªa por norma en Europa.
La vitalidad le permiti¨® a Chile sobrevivir ante el juego ya muy conocido de los italianos. Mont¨® Maldini una alineaci¨®n con marcas al hombre atr¨¢s, con Cannavaro agarrado a Salas y Nesta a la b¨²squeda de Zamorano, y Vieri como pivote en ataque. El ariete del Atl¨¦tico se faj¨® en los flancos, toc¨® para la llegada de los volantes, y, siempre dispuesto, lleg¨® a tiempo de contactar en el punto de penalti con el centro desde la banda.
El gol fue, en este sentido, impecable. Maldini control¨® una pelota mal jugada por Salas, meti¨® en largo para Baggio, el fino media punta toc¨® de primera con la derecha para Vieri y el delantero cogi¨® la espalda de los tres centrales y apareci¨® s¨®lo ante Tapia.
El partido se pon¨ªa muy pronto a gusto de los italianos. Nadie contaba con la respuesta de Chile. Y el equipo de Acosta remont¨® el encuentro con gran solvencia. Italia despertar¨ªa en el bander¨ªn de c¨®rner y, para hurgar m¨¢s en su herida, en el descuento, justo castigo para un equipo tan r¨¢cano, especulativo y huidizo. Chile le maltrat¨® con el mismo desprecio que acostumbra a ajusticiar a sus contrarios.
No fall¨® Salas ni con el bal¨®n que Dios le puso para que marcara a la salida del saque de esquina ni en la reanudaci¨®n cuando puso su cabeza como si fuera el mismo Zamorano a un centro cruzado.
Jugando a contrapelo, con Chile crecido, Italia evidenci¨® disponer de escasos recursos ofensivos. Maldini puso en el campo a futbolistas de todo tipo. Recurri¨® a Chiesa y tambi¨¦n a Inzaghi, y no hab¨ªa manera. No parec¨ªan capaces los italianos de someter a los chilenos, refugiados en las faltas t¨¢cticas, en las p¨¦rdidas de tiempo, en la defensa de un marcador hist¨®rico, en un juego m¨¢s propio del Chile de otros tiempos. No le qued¨® otro remedio a Italia que forzar la m¨¢quina.
El piano, piano no le serv¨ªa al grupo de Maldini. Era un equipo que clamaba por una falta, por un rechace, por un gol de fortuna. Y entonces apareci¨® Baggio, para suerte de Italia y desgracia de Salas y de Chile. El empate dej¨® un sentimiento de frustraci¨®n en el equipo de Acosta, un antiguo centrocampista uruguayo que le ha dado a los chilenos una mayor personalidad futbol¨ªstica y, sobre todo, un gran sentido de la competitividad anteponiendo simplemente el f¨²tbol. El marcador no deber¨ªa rebajar el buen impacto que caus¨® Chile en su regreso al mundial de f¨²tbol y menos ante una Italia que siguea lo suyo. Nada nuevo por el calcio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.