El riesgo del matrimonio
Una pareja se casa en el parque acu¨¢tico de Benalm¨¢dena dentro de una pecera de tiburones
S¨®lo les falto tener al fallecido comandante Jaques Cousteau como padrino. Ana Cristina Garc¨ªa y Guido Iglesias, una joven pareja malague?a aficionada al buceo, entraron ayer en las profundidades de la vida conyugal. Lo hicieron sin miedo. Y en un templo pagano: el gran tanque del Sea Life, el parque submarino de Benalm¨¢dena (M¨¢laga), rodeados de cuatro tiburones, tres morenas y cerca de dos centenares de peces como invitados, que en todo momento se mantuvieron ajenos a la trascendencia de semejante acto en su propia casa. "La idea comenz¨® medio en broma", manifest¨® Guido Iglesias al finalizar la ceremonia. Tiene a sus espaldas un a?o y medio de experiencia en el submarinismo y otra boda el pasado mayo con la misma mujer y en iglesia cat¨®lica. "Siempre dec¨ªamos a los amigos que nos gustar¨ªa casarnos en el mar y beber champ¨¢n bajo el agua". Dicho y hecho. El club de buceo Los Delfines y el parque Sea Life se encargaron de hacer realidad tan h¨²medo deseo conyugal. Ana Cristina Garc¨ªa -ajustado traje de neopreno azul oscuro, aletas de color rosa y ramo de flores en mano- y Guido Iglesias -mono de submarinismo azul¨®n y patas de rana del mismo color- dijeron s¨ª a la primera. Estaban de acuerdo en permanecer fieles el uno al otro. Asintieron con la cabeza y entre burbujas. Volvieron a asentir: no hab¨ªan sido coaccionados, ni para el matrimonio ni para casarse-sumergirse en el agua salada. "Pod¨¦is intercambiar las alianzas", pronunci¨® Enrique Bol¨ªn, alcalde de Benalm¨¢dena, despu¨¦s de pedir silencio. El padrino se sumergi¨® con los anillos. "Las alianzas", repiti¨® el alcalde tras el cristal ante el despiste de la pareja. "Los novios no se est¨¢n enterando", proclam¨® el alcalde. Enrique Bol¨ªn era, con traje azul y corbata de lunares, uno de los pocos que vest¨ªa de acuerdo al protocolo. Luego vino el otro permiso: "Pod¨¦is besaros". Y as¨ª lo hicieron. Ana Cristina y Guido se quitaron el regulador de aire y acercaron, como pez al cristal de la pecera, los labios. "No fue dif¨ªcil, te lo ense?an en cualquier curso de buceo", manifest¨® ya en tierra firme el novio. Eran, seg¨²n Carlos Fern¨¢ndez, subdirector del parque acu¨¢tico, la primera pareja en Espa?a que daba rienda suelta, dentro de un l¨ªmite, a su pasi¨®n marital en un acuario. Los invitados -casi todos ellos con ropa de club n¨¢utico- presenciaron entre risas la ceremonia. Estaban encantados. "A m¨ª me parece muy bien que lo hayan hecho as¨ª". Tambi¨¦n lo estaba Marta Morondo, la encargada de m¨¢rketing del Sea Life. "Lo entiendo. Son amantes de la naturaleza y el mar y han hecho lo que les gusta". "No he tenido tiempo de pasar miedo porque no pod¨ªa ver nada", asegur¨® Ana Cristina antes de firmar el acta. Seg¨²n un trabajador del parque, no ten¨ªan razones para estar asustados. No al menos de los animales. "Esos tiburones -dos tigres de arena de metro y medio, una punta negra de Arrecife y una musola- no atacan". Seg¨²n otro trabajador, hab¨ªa razones de sobra para dudar de su ternura. "A m¨ª tambi¨¦n me dijeron que mi suegra no mord¨ªa...", ironiz¨®. Pero Ana Cristina y Guido llegaron ilesos al matrimonio. Eso a pesar de no haber ensayado nada. Mordieron con ganas el anzuelo, a pesar de las dificultades que tuvo la novia -el plomo no era bastante- para sumergirse en las aguas de las que iba a salir casada.
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