14 pecios
(El neohumanismo cient¨ªfico espa?ol) La coincidencia m¨¢s asombrosa entre el a?o en curso y el de 1898 es el que ambos terminen en 98 y, por si fuera poco, el que haya pasado entre ellos exactamente un siglo. Resulta pr¨¢cticamente inimaginable que semejante coincidencia, capaz de desafiar cualquier c¨¢lculo de probabilidades, pudiese deberse a un puro azar. Ha sido, por lo tanto, una laguna lamentable en la gran tradici¨®n de la racionalidad hist¨®rica el haber desatendido hasta hoy hechos as¨ª, sin tratar de encontrarles alg¨²n significado por muy oculto que a primera vista pudiera parecer. Este es el fundamento cient¨ªfico, more mathematico , del que ya empieza a conocerse bajo el nombre de ?m¨¦todo hist¨®rico efemeridiano?.(Precalentamiento para los mundiales) Lo m¨¢s incomprensible de los patriotas y los hinchas del deporte, que a la postre adolecen del mismo s¨ªndrome mental, es que no caigan en la cuenta de lo a mano que tienen el remedio (que les privar¨ªa del pretexto para forzadas satisfacciones ilusorias, pero tambi¨¦n les ahorrar¨ªa otros tantos disgustos igualmente innecesarios), ya que les bastar¨ªa con pararse un momento y preguntarse: ??Pero a m¨ª qu¨¦ m¨¢s me da??. Ya querr¨ªan los dips¨®manos o los fumadores que les fuese tan f¨¢cil quitarse del alcohol o del tabaco.
(Discordias sobre la ense?anza de la historia) El patriotismo es el delirium tremens de los que se emborrachan con ese infecto aguardiente de alcohol de quemar que es la ?conciencia hist¨®rica?. Pero el solitario histri¨®n que a altas horas de la noche acaba por sacar la vieja y negra pistola y poni¨¦ndola con un sonoro golpetazo sobre el m¨¢rmol del mostrador del bar se vuelve hacia los at¨®nitos clientes de las mesas y les grita ?Viva Espa?a? es, a despecho de las apariencias, un residuo anecd¨®tico mucho menos peligroso que los sabios alquimistas que ahora con nuevos sabores ajustados al gusto de los tiempos andan ri?endo por redestilar en sus alambiques ontol¨®gicos el venenoso bebedizo.
(Para Rosa Rossi) Anoche he sentido una fuerte emoci¨®n al leer, citadas en un libro, estas palabras de Teresa de ?vila: ?En lo que he vivido he visto tantas mudanzas, que no s¨¦ vivir?. El pobre p¨ªcaro de aquellos tiempos cre¨ªa que en la mudable confusi¨®n, en la ruidosa y agitada sinraz¨®n de cuanto lo rodeaba, aprend¨ªa a vivir, adquir¨ªa lo que hoy llaman ?experiencia del mundo?. A semejanza de ¨¦l, el marginal del siglo XX que aprende a bande¨¢rselas y logra, siquiera sea precariamente, ?salir adelante? dentro del medio dado, proclamando que ?la calle le ha ense?ado todo lo que sabe de la vida?, toma por experiencia lo que al igual que el ?savoir-vivre? de su contrafigura, el burgu¨¦s acomodado, no es m¨¢s que claudicaci¨®n ante ?la l¨®gica de las cosas?, o sea cruda adaptaci¨®n, que viene a ser exactamente lo contrario que experiencia, pues adaptar y acostumbrar la mirada al ?mundo como es? es, a la vez, cegarla para ver ?c¨®mo es el mundo?. Con su ?no s¨¦ vivir?, Teresa de ?vila expresa el extra?amiento del mundo y de la vida, el sentimiento de alienidad, de distancia y de vulnerable desnudez con respecto al medio dado, sentimiento de intemperie, que es justamente el solar raso sensiblemente receptivo a la experiencia. Hoy, lo mismo que en el siglo XVI, en todo ?saber vivir?, ya sea de siervos o de se?ores de la calle, hay objetivamente como una especie de co¨¢gulo obstructor, de indisoluble trombo circulatorio de estolidez o de encanallamiento.
(Los realistas) La ?testarudez de los hechos? es una proyecci¨®n sobre lo externo de la mucho mayor testarudez interna de ciertas mentalidades perezosas que se sienten felices de tener en ?los hechos? algo a que aferrarse, o de algunas a las que incluso les da v¨¦rtigo la sola idea de soltarse de manos del manillar de bicicleta de ?los hechos?.
(Ortegajos: ?el proyecto vital?) Mundo feliz aquel en que los ni?os no entendiesen ni aun remotamente la pregunta capital del verdadero corruptor de menores: ?Y t¨², ?qu¨¦ quieres ser de mayor??.
(Bu?uelesca) De cada una de las pilastras que flanqueaban la nave central y de cara a las dos filas de bancos para los feligreses colgaba un letrero impreso que dec¨ªa: ?Se ruega que paren de hacer punto, crochet, ganchillo, etc¨¦tera, durante el acto de la Consagraci¨®n?.
(De uexillis, 1). - La bandera no es m¨¢s que un mero s¨ªmbolo.
- Mero s¨ªmbolo, mero s¨ªmbolo... ?De tales ?meros? nos guarde Dios!
(De uexillis, 2). - Las banderas no son m¨¢s que retales de tela coloreados.
- Ya, ya, coloreados... ?Coloreados por el Diablo!
(Ultima ratio, 1) El ojo de la Raz¨®n tiene en el fondo un punto ciego por el que entra la noche. Ese nadir es la apor¨ªa de una Raz¨®n completa.
(Ultima ratio, 2) Que una Raz¨®n que pretendiese ser completa se trocar¨ªa toda ella en Sinraz¨®n acert¨® a adivinarlo la sabidur¨ªa judaica al establecer la norma judicial de que cuando un acusado recibiera un veredicto de culpabilidad por unanimidad de votos ser¨ªa ipso facto declarado inocente.
(Arma verbal) La palabra ?nihilista? bien pudo ser, al cabo, una invenci¨®n de los ap¨®stoles del Todo para insultar a los que se negaban a dejarse aniquilar: lo que se resist¨ªa a ser fagocitado por el Todo no pod¨ªa ser m¨¢s que vomitado hacia la nada.
(El progreso) Un periodista amigo mio, especializado en eso que llaman ?periodismo cient¨ªfico?, o sea dedicado a dar cuenta de las diversas novedades e invenciones de la
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ciencia o la tecnolog¨ªa, me cont¨® un d¨ªa c¨®mo se hab¨ªa desenga?ado y hab¨ªa abandonado de repente la especialidad: ?El terrible quid pro quo del progreso lo percib¨ª, y digo literalmente percib¨ª , por experiencia directa y del modo m¨¢s dram¨¢tico cuando me invitaron a la prueba de un nuevo hiperhelic¨®ptero superperfeccionado. ?Horroroso! Se elev¨® prodigiosamente de un respingo hasta unos 25 o 30 metros de altitud y de pronto la gran h¨¦lice pues que empieza a girar cada vez m¨¢s despacio, m¨¢s despacio, hasta quedarse completamente inm¨®vil en el aire, y nosotros debajo en la cabina, colgando del eje, que al mismo tiempo empezamos a girar cada vez m¨¢s vertiginosamente: el progreso, suspendido de modo inamovible y de una vez por todas sobre las cabezas de los hombres, los zarandea y centrifuga como la turbina de una atracci¨®n de Luna Park. ?Escalofr¨ªos me dan tan s¨®lo de acordarme!?.
(Port Aventura) Nada demuestra de modo m¨¢s cruel el pat¨¦tico extremo de aburrimiento a que ha llegado la moderna gente como el hecho de que logre divertirse con las mortalmente aburridas diversiones de pago que les ofrece la cada vez m¨¢s rentable y opulenta industria del ocio.
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