Discrepancias en el EZLN
Asumiendo su condici¨®n de celebridad en estos remotos parajes, el presentador de TV Azteca Javier Alatorre firma dedicatorias, concede aut¨®grafos y acepta complacido las servidumbre de la fama. A falta de mejores ofertas, las adolescentes de Sierra Madre, ajenas a las palabras del presidente Ernesto Zedillo, se embelesan con los bigotes y porte varonil de Alatorre. ?Se lo merece?, se explica una. ?Por qu¨¦? ?Pues porque s¨ª?. Alatorre, en uno de los descansos, recibe autorizaci¨®n para acercar el micr¨®fono al presidente. ?Yo conf¨ªo en que no todos, en el grupo inconforme (el EZLN), piensen igual?, le responde ¨¦ste. ?Tenemos evidencias de que algunos de ellos no comparten ya la idea de que a trav¨¦s de la amenaza de violencia van a lograr reivindicar sus causas?, declar¨®. ?Pero, desgraciadamente, algunos de ellos todav¨ªa piensan que con esa violencia van a hacer progresar sus causas y eso es un error?.
Mientras Zedillo promet¨ªa la resurrecci¨®n de la civilidad en Chiapas a trav¨¦s de un di¨¢logo directo y el desarrollo econ¨®mico de los poblados m¨¢s miserables y descontentos, el pol¨¦mico obispo de San Crist¨®bal de las Casas, Samuel Ruiz, acusaba al gobernante de fomentar la violencia al no haber cumplido los Acuerdos de San Andr¨¦s, sobre culturas y derechos ind¨ªgenas, suscritos en 1996 por el Ejecutivo y el EZLN. Las diferencias sobre su aplicaci¨®n convirtieron aquel compromiso en papel mojado. Presionado, acusado de parcialidad en favor de los guerrilleros, Ruiz abandon¨® su mediaci¨®n entre el Gobierno y el EZLN, pero est¨¢ dispuesto a jubilarse. ?La nueva etapa de pacificaci¨®n necesita de la unidad, no es exclusi¨®n de otros, sino inclusi¨®n de todos?, dice.
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