En espera de Noem¨ª
Los dos candidatos a presidir Colombia quieren los votos de San¨ªn
Un invitado de piedra asist¨ªa el lunes tan inmaterial como la Estatua del Comendador al ¨²ltimo debate televisivo de la campa?a de las presidenciales colombianas. Se enfrentaban los vicepresidentes Mar¨ªa Emma Mej¨ªa, liberal del partido en el poder, que hace ticket con Horacio Serpa y Gustavo Bell, liberal pero disidente de ese poder que acompa?a al conservador Andr¨¦s Pastrana. La presencia tel¨²rica era la de Noem¨ª San¨ªn, tr¨¢nsfuga del bipartidismo, cuyos 2.800.000 votos, obtenidos en la primera vuelta el pasado d¨ªa 31, codician los candidatos y se consideran clave para vencer este domingo en el mano a mano definitivo.El debate fue tan de guante blanco que habr¨ªa que buscar a sus indirectos y verdaderos protagonistas muy lejos del sepulcral y c¨¢rdeno estudio de Bogot¨¢ en que se celebr¨®: Noem¨ª, que ayer regres¨® de EE UU y se espera que cante de inmediato el voto; el partido que se jug¨® horas m¨¢s tarde entre Colombia y Rumania, con el deb¨² del equipo nacional en el Mundial de Francia, y, sorprendentemente, Espa?a, los l¨ªderes de cuyo bipartidismo, Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, fueron objeto de numerosos y ecu¨¢nimes piropos de los candidatos.
El encuentro ten¨ªa un formato destinado a secar cualquier humedad emotiva. Un presentador hac¨ªa una decena de preguntas a las que en minuto y medio deb¨ªan contestar los contendientes, con 30 segundos para la r¨¦plica al rival. En toda la hora de duraci¨®n no se pronunci¨® la palabra guerrilla, aunque el 40% del territorio nacional est¨¢ en manos de la disidencia armada, y s¨ª docenas de veces la palabra paz, el santo y se?a que Serpa-Mej¨ªa manejan para indicar que s¨®lo ellos pueden atraer a la mansedumbre a 20.000 o 30.000 hombres armados de m¨¢s ej¨¦rcitos rebeldes que siglas tiene el alfabeto.
El debate, circunspecto y deferente, puede haberse resuelto con una clara victoria de Mar¨ªa Emma si pensamos que el conocimiento de los datos, la seguridad impecable de la dicci¨®n, la belleza de 40 a?os explosivos, estuchados en tonos de grave elegancia sartorial, su intensa pero bals¨¢mica preocupaci¨®n por un pa¨ªs en guerra y ruina moral, es lo que cuenta. Frente a ella, Gustavo Bell, m¨¢s vestido de fiesta, con una corbata de vendedor de coches usados, acad¨¦mico casi an¨®nimo hasta que Pastrana lo sac¨® de su Barranquilla natal, se atoraba sobre s¨ª mismo, no se sab¨ªa la lecci¨®n de Estado como su adversaria. Pero, a cambio, transmit¨ªa novedad, exudaba honrado descontrol y proyectaba una diferencia refrescante que contrastaba con la apabullante profesionalidad de Mej¨ªa, que no pod¨ªa contestar, sin embargo, cuando se le reprochaba que en sus a?os de ministra y embajadora no hubiera hecho todo lo que ahora propon¨ªa. La vice liberal se impuso, en cualquier caso, en dos territorios. Primero, la mujer, donde jugaba en casa, cuando record¨® que Colombia hab¨ªa tardado 180 a?os en tener una candidata a tan alto cargo institucional, ¨²nicamente hac¨ªa 60 que la mujer ten¨ªa acceso a la Universidad, y 40, al voto. ?Soy una mujer, y mujer es paz?, dijo, implicando que con las mujeres el pa¨ªs s¨®lo pod¨ªa ir a mejor, anegando de amor y trabajo este incendio nacional que es Colombia. Y, segundo, Espa?a y su capacidad de mediar con la hirsuta insurrecci¨®n de la selva. ?Yo fui embajadora en Madrid?; ella trabaj¨® con Gonz¨¢lez, lo admira, lo ve como el art¨ªfice de una Espa?a moderna y europea, y como el que ha dado a Colombia ?el pasaporte para la UE?. Bell no pod¨ªa m¨¢s que concordar, a?adiendo, sin ¨¢ngel, que Aznar estaba ahora redondeando la obra socialista. Pero los dos cultivaban el futuro. Mande quien mande en la Espa?a democr¨¢tica, Colombia est¨¢ siempre encantada.
El gran debate, sin embargo, discurr¨ªa doblemente en la calle. Noem¨ª, seg¨²n fuentes excelentes, quer¨ªa haber declarado su voto el mismo d¨ªa 31 en que qued¨® eliminada y fue su Pigmali¨®n electoral, Carlos Lleras, otro liberal extraviado de estirpe de presidentes, que se hab¨ªa excluido a s¨ª mismo como candidato porque no da la imagen, la presidi¨® en EE UU para que no se le calentara la boca. Pero ahora s¨ª que ha llegado el momento de cantar, tras haber, veros¨ªmilmente, sopesado lo que ofrece cada candidato. Un pronunciamiento oracular de interpretaci¨®n escol¨¢stica, quiz¨¢, puede ser la salida de la nueva esfinge colombiana. Noem¨ª y Pastrana se detestan desde que fluye el Magdalena; Noem¨ª y Serpa no parece un combinado presentable, puesto que la fuerza de la ex conservadora consiste en llamar al pan, pan, y al presidente Samper, el gran corrupto.
Y, adem¨¢s, ese debate estaba en Francia. La derrota de Colombia puede haber decretado ya la victoria de la competici¨®n electoral sobre la futbol¨ªstica; que el ciudadano-aficionado agudice su inter¨¦s por lo que pase el domingo; que vote, por ¨²ltimo, en n¨²mero decente el d¨ªa 21. Pero un mal resultado en el debate-rey, el balompi¨¦, parece siempre que perjudica al equipo en el poder. Pastrana puede tener el domingo el promedio de goles a favor.
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