Doble estrategia convergenteXAVIER BRU DE SALA
Pujol no quiere quedar, en Catalu?a, a la derecha de Maragall. Les quit¨® a los socialistas el argumento de las grandes infraestructuras, la iniciativa sobre el aeropuerto y el mando del puerto de Barcelona. Luego se mont¨® sobre el pacto por el empleo de la Generalitat y los agentes sociales. Predica m¨¢s que nadie el pacto social y dice lo que es dudoso que piense sobre la jornada de 35 horas. "A mi izquierda, s¨®lo Rib¨® y Carod, seg¨²n c¨®mo y cu¨¢ndo". Los comportamientos socialdem¨®cratas de CiU no son ni un descubrimiento reciente ni una novedad. No provienen de la propia ideolog¨ªa, sino del sistema de valores de los catalanes, un 12% de los cuales se declaran de centro derecha o derecha, y un 43%, casi cuatro veces m¨¢s, de centro izquierda o izquierda. El 30% es de centro. Los votos est¨¢n, pues, donde est¨¢n, y no donde uno quisiera. Por eso Pujol se dio un ba?o de socialismo sueco en ¨¦pocas de transici¨®n (y ni por esas). Por eso se apresura ahora a repetirlo. Pero hay m¨¢s, por lo menos un par m¨¢s de factores que explican esos comportamientos de corte socialdem¨®crata. La idea de pa¨ªs petit, el tots som de casa, y el entre tots ho farem tot, arraigada en el catalanismo desde los tiempos de Solidaritat Catalana, por una parte. Y la convicci¨®n, m¨¢s profunda, de que la garant¨ªa de la unidad civil y la buena convivencia entre catalanes de distinto colorido identitario est¨¢ en la cohesi¨®n social. Y como casi todo en ese mundo de pol¨ªtica escenogr¨¢fica que vivimos, predicar cohesi¨®n tiende a cohesionar, a poco que se practique. Vino Giddens, el diluido ide¨®logo de Blair, tra¨ªdo por la Fundaci¨®n Trias Fargas y se arm¨® el l¨ªo padre entre bastidores porque los socialistas no se resignaron a dejarlo en manos de Pujol. Se concedi¨® el Premio Catalu?a a Delors por ser padre de Europa. Y como dio la casualidad de que es socialista (extremo que el jurado, internacional y sin inclinaciones hacia el juego pol¨ªtico catal¨¢n, no hab¨ªa tomado para nada en cuenta), se volvi¨® a armar la bronca en el reparto de la capitalizaci¨®n del paso del premiado por Barcelona. Lo de Delors fue una de esas casualidades que tambi¨¦n suman, pero todo lo dem¨¢s, empezando por la famosa conferencia de Pujol en La Caixa sobre el pacto social, forma parte de la empresa programada: disminuir al m¨¢ximo la distancia en el eje derecha-izquierda y enfrentarse a Maragall y al PSC en el terreno del catalanismo, donde espera batirles con la facilidad de siempre. As¨ª se explica la acentuaci¨®n del izquierdismo, tendente adem¨¢s a compensar el pacto con el PP, combinado con un visible endurecimiento de posiciones en el plano del nacionalismo. La primera parte de la estrategia parece acertada. Y no se puede decir que su ¨²nico fundamento sea el cinismo. La segunda, elevar el list¨®n nacionalista y tirar de la identidad y la lengua, es m¨¢s peligrosa. Est¨¢ destinada en principio a amarrar el voto nacionalista que podr¨ªa mostrarse sensible a los encantos de Maragall. Pero tiene un peligro: ahuyentar a los electores blandos de CiU, los que votan Pujol a pesar de sus excesos, que no son pocos. ?Cu¨¢l es la respuesta de Maragall y los socialistas? Maragall se desplaza desde la izquierda al centro, a pesar de que no le hace la menor falta. Y desde all¨ª, habiendo dado todas las facilidades para que comparta el mismo territorio, le disputa las fotos a Pujol, sin advertir que la de Pujol siempre saldr¨¢ m¨¢s grande, por lo menos mientras sea presidente y ¨¦l no tenga m¨¢s aura que la de unas hoy por hoy vaporosas expectativas. La respuesta del PSC es seguir remoloneando en vez de lanzar pol¨ªticas alternativas, que es el primer trabajo de la oposici¨®n cuando la fruta gubernamental no cae por su propio peso. Tal vez no ser¨ªa ocioso empezar por sacar la cabeza de debajo del ala y elaborar un nuevo discurso sobre Catalu?a susceptible de ser explicado con los mismos o parecidos t¨¦rminos en Vic y en Santa Coloma, y convencer de que su capacidad para defender lo que propongan es superior a la de Pujol, por cierto escas¨ªsima. Hace un tiempo aprobaron los socialistas un sistema de financiaci¨®n, pero ni lo han explicado ni lo han contrastado con los dem¨¢s partidos ni se han molestado en dise?ar mecanismos para trasladarlo a la realidad. Luego... nada m¨¢s. Nada que no sea mantenerse en los m¨¢rgenes dubitativos del catalanismo. Maragall ha venido de oyente, pero aqu¨ª nadie habla. La respuesta a la doble estrategia convergente consiste en limitarse a lo obvio, confiar en la pinza Maragall-Borrell, repartiendo los papeles de manera que el ex alcalde diera garant¨ªas catalanistas desde un espacio sociovergente, mientras Borrell movilizaba el voto antipep¨¦ explotando el aspecto de primarias que van a tener las auton¨®micas (a no ser que Pujol tenga otra vez la suerte de cara y las suyas sean las ¨²ltimas). Al endurecer su nacionalismo, CiU deja un buen margen para un catalanismo de izquierdas y de amplio espectro. Tal vez no lo har¨ªa si temiera la capacidad de ocuparlo por parte socialista. Maragall dijo, con raz¨®n, que es un souffl¨¦, pero su partido se pasa la patata caliente en vez de encender el horno. Un horno que, para no dejarle fr¨ªo, deber¨ªa situarse m¨¢s arriba en el eje catalanista y menos en el centro del eje derecha-izquierda. Es donde est¨¢n los votantes. Lo contrario es seguir jugando el juego de Pujol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.