El Papa anima en Salzburgo a la construcci¨®n de una Europa m¨¢s humana
El Papa mencion¨® ayer, nada m¨¢s poner pie en tierra austriaca, en Salzburgo, la necesidad de que la nueva Europa se construya sobre la base ?de muchos corazones que no latan por las carreras profesionales y el dinero, sino por el amor a Dios y a los hombres?. Era una clara alusi¨®n a las tensiones que ha provocado en Austria, que asume en julio la presidencia de los Quince, la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea. Tres de los pa¨ªses que figuran en la lista de los que ser¨¢n admitidos en la UE (Hungr¨ªa, Rep¨²blica Checa y Eslovenia) tienen frontera con Austria.Un discreto grupo de fieles entusiastas acogi¨® ayer a Juan Pablo II en el aeropuerto de Salzburgo, primera etapa de su viaje de tres d¨ªas a Austria. Se trata de una visita inc¨®moda para el Pont¨ªfice, cuya l¨ªnea conservadora no cuenta en este pa¨ªs de la Europa central con demasiados adeptos. La ciudad de Salzburgo, remozada hasta quedar reconvertida en una especie de Disneylandia de piedra, aparec¨ªa ayer repleta de turistas e indiferente a la presencia del obispo de Roma, que ha visitado Austria tres veces en los casi 20 a?os de su Pontificado.
En la catedral de San Ruperto y ante unas 15.000 personas, que siguieron la misa gracias a una gran pantalla de televisi¨®n colocada en la plaza de la catedral, el Papa recomend¨® a los laicos que asuman su papel, distinto al del clero. ?La igualdad de dignidades no significa en el reba?o del Buen Pastor igualdad de oficio o de actividad?, dijo el Pont¨ªfice, quien tambi¨¦n les pidi¨®: ?No os salg¨¢is de la Iglesia?.
En Austria existe un fuerte movimiento progresista guiado por los laicos, denominado Somos Iglesia, que mantiene una actitud sumamente cr¨ªtica hacia la jerarqu¨ªa vaticana. Todas las esperanzas de superaci¨®n de la fractura abierta entre progresistas y conservadores en la Iglesia de Austria, especialmente aguda tras el estallido en 1995 del esc¨¢ndalo Groer -el ex arzobispo de Viena, Hans Hermann Groer, acusado de abuso de menores- est¨¢n puestas en el nuevo cardenal austriaco, Christoph Sch?nborn, de 53 a?os, quien ayer, en alusi¨®n al caso , declar¨®: ?Nuestra fe no debe depender de las debilidades humanas?.
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