"Nadie se subir¨¢ despu¨¦s al tranv¨ªa"
La selecci¨®n espa?ola se siente maltratada y decide guardar silencio
Una corriente victimista se ha instalado en la selecci¨®n espa?ola, que se siente ultrajada por casi todos: pero fundamentalmente por los periodistas y ahora por el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Y como represalia, la expedici¨®n decidi¨® ayer guardar silencio. Pero dentro del mutismo general, el ¨²nico elocuente del colectivo espa?ol fue el preparador f¨ªsico, Manuel Delgado Meco, que lanz¨® al aire una frase para la libre interpretaci¨®n de los periodistas que persegu¨ªan sin ¨¦xito alguna m¨ªsera palabra de los seleccionados. "Nadie se subir¨¢ despu¨¦s al tranv¨ªa", ret¨® Delgado Meco mientras se dirig¨ªa al autob¨²s que llevar¨ªa al equipo al hotel de concentraci¨®n. "Nadie se subir¨¢ al tranv¨ªa llamado deseo", se le ocurri¨® a continuaci¨®n al preparador f¨ªsico, evocando entonces la pel¨ªcula de Elia Kazan. ?Qu¨¦ quiere decir con eso? "A t¨ª te lo voy a decir", le espet¨® Meco al periodista.La interpretaci¨®n es evidente: que nadie se suba despu¨¦s al carro del ¨¦xito en caso de que Espa?a se clasifique para los octavos de final, para lo que deber¨¢ superar el mi¨¦rcoles a Bulgaria -para cuyo partido se espera la presencia del Rey de Espa?a, Juan Carlos- y que Nigeria haga lo propio con Paraguay. Y ese nadie tiene destinatarios directos: la prensa, por supuesto, una de las obsesiones permanentes del seleccionador, Javier Clemente, pero tambi¨¦n un nuevo invitado: el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que hab¨ªa declarado el d¨ªa antes en Santiago de Compostela que Espa?a hab¨ªa acudido al Mundial con "complejo de superioridad" y que despu¨¦s vienen "unos nigerianos y unos paraguayos y te ponen en tu sitio".
En fin, la selecci¨®n ha hecho pi?a en torno al seleccionador, que encabeza la perspectiva victimista de la situaci¨®n. De hecho, Clemente asom¨® ayer su cabeza colorada por la ventanilla del autocar y esboz¨® una sonrisa de satisfacci¨®n al observar c¨®mo los periodistas se quedaban sin las manifestaciones de los jugadores. Preguntados por las cr¨ªticas del presidente Aznar, los seleccionados pasaron de largo, sin respuesta alguna excepto la de algunos de los m¨¢s respetuosos (Nadal y Amor), que al menos respondieron que no pod¨ªan hablar. "No nos dejan". No se atisba rasgo de autocr¨ªtica en el vestuario del equipo espa?ol, que prefiere parapetarse frente al enemigo exterior: la prensa.
Despu¨¦s de disfrutar de un d¨ªa libre fuera de la rutina de la concentraci¨®n, el entrenador vasco prepar¨® ayer un entrenamiento con un ¨²nico fin: relajarse. Hasta tal que punto que el propio Clemente se enfund¨® un peto verde y particip¨® de uno de los partidillos. Con buen estilo, por cierto: r¨¢pido y de fino toque con la izquierda, con la que bati¨® al eventual guardameta, Delgado Meco. El t¨¦cnico, eso s¨ª, sufri¨® la contundencia de uno de sus centrales, Iv¨¢n Campo, que le atiz¨® un codazo en un salto. La mirada consiguiente de Clemente fue intimidatoria.
En cualquier caso, no hab¨ªa alegr¨ªa en el ambiente. M¨¢s bien rutina, decepci¨®n y abatimiento. Y un bochorno insoportable que hizo sudar a Clemente, que acab¨® la sesi¨®n con la cara enrojecida y las sienes humedecidas por el sudor.
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