La grandeza de Wimbledon
El torneo brit¨¢nico fue clave hace 30 a?os en la apertura del tenis a los profesionales
Hace ya 30 a?os y el recuerdo de aquel 1968 aparece borroso en la memoria de una parte de los aficionados al tenis. Pero aquel a?o el torneo de Wimbledon -que hoy comenzar¨¢ sobre la hierba de Londres- volvi¨® a demostrar su grandeza y derrumb¨® una de las barreras que m¨¢s infranqueables parec¨ªan. En 1968 el tenis abri¨® sus puertas a los profesionales, proscritos desde que Bill Tilden, a principios de los a?os treinta, decidi¨® cobrar abiertamente por jugar. Y aquel paso tan trascendental para el futuro de este deporte fue aceptado por la federaci¨®n internacional (ITF), que en aquellos a?os manten¨ªa un control total del circuito, gracias a la decisi¨®n de los dirigentes del All England Club, que a finales de 1967 comunicaron a la ITF que, con su consentimiento o sin ¨¦l, los profesionales iban a jugar el torneo de Wimbledon."Fue una nueva demostraci¨®n de lo que significa Wimbledon para el tenis", recuerda Pablo Llorens, ex presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Tenis y vicepresidente honor¨ªfico de la ITF. "Eran unos momentos dif¨ªciles para este deporte, puesto que los mejores jugadores ten¨ªan cerradas las puertas de los torneos oficiales, que s¨®lo aceptaban deportistas aficionados. Pero en 1967, Dereck Hardwick -m¨¢s tarde presidente de la ITF- y Dereck Penkman -presidente de la federaci¨®n brit¨¢nica-, ambos miembros del All England Club, se enfrentaron a la ITF y no le dejaron otra salida que convertir el tenis en un deporte abierto".
La escisi¨®n era brutal en aquellos a?os y las diferencias entre profesionales y aficionados se hab¨ªan agudizado. Jack Kramer hab¨ªa creado su grupo de profesionales en 1947 y en ¨¦l estaban integrados algunos de los mejores jugadores del momento: Rod Laver, Ken Rosewall, Roy Emerson, Fred Stolle, Pancho Gonz¨¢lez y Andr¨¦s Gimeno, entre otros. Y Lamar Hunt manten¨ªa abierto otro frente con sus torneos de la WCT.
La situaci¨®n parec¨ªa de dif¨ªcil arreglo. Pero en 1967 el All England Club volvi¨® a dar un paso decisivo. En agosto, poco despu¨¦s de la celebraci¨®n del torneo, organiz¨® una exhibici¨®n en Wimbledon con ocho profesionales: Gonz¨¢lez, Hoad, Rosewall, Stolle, Emerson, Ralston, Gimeno y Laver. "Lo recuerdo perfectamente", asegura Gimeno. "En cuartos de final gan¨¦ a Ralston por 6-1, 6-0 y en semifinales perd¨ª ante Laver, que gan¨® a Rosewall en la final. Fue un ¨¦xito de p¨²blico. Y creo que all¨ª comprendieron que el tenis no pod¨ªa prescindir de nosotros".
Lo que era tan claro para los miembros del All England no lo parec¨ªa tanto a la ITF, que pretend¨ªa mantener el cerrojo. La situaci¨®n dio un vuelco cuando, en la primavera de 1968, el torneo de Bournemouth acogi¨® ya a los profesionales sin cortapisas. "Fue all¨ª donde los ingleses dijeron: "A hacer pu?etas. Aqu¨ª jugar¨¢n los profesionales". Y convirtieron aquel torneo en el primero que disputaron conjuntamente aficionados y profesionales", explica Llorens.
Ante los hechos consumados, la ITF modific¨® su postura y comenz¨® a dialogar. El tenis open era ya imparable y los dirigentes del resto de los torneos del Grand Slam se sumaron a la apertura. Como consecuencia, el primer Grand Slam que abri¨® sus puertas a la nueva f¨®rmula fue el Roland Garros. Y en Par¨ªs los profesionales superaron con matr¨ªcula de honor el reto que se les hab¨ªa lanzado. "Todo el mundo estaba pendiente de nosotros, porque deb¨ªamos demostrar que ¨¦ramos los mejores", dice Gimeno. "Y eso nos cre¨® una presi¨®n suplementaria. Pero el tenis no se nos olvid¨®".
En Roland Garros cuatro profesionales disputaron las semifinales: Rosewall venci¨® a Gimeno y Laver a Gonz¨¢lez. En la final, Rosewall super¨® en cuatro mangas a su compatriota. Laver se impuso despu¨¦s en Wimbledon y en 1969 coron¨® su segundo Grand Slam. "Para nosotros aquello fue una sorpresa", confiesa Gimeno. "?ramos proscritos. Y cuando volvimos a ver la luz, la mayor¨ªa de nosotros ¨¦ramos ya bastante mayores. A m¨ª me cogi¨® con 30 a?os. Pero a¨²n consegu¨ª el t¨ªtulo que m¨¢s marc¨® mi carrera: el Roland Garros en 1972. Creo que aquello fue importante no s¨®lo para nosotros, sino tambi¨¦n para el tenis".
Llorens considera que la apertura a los profesionales fue la clave en que se bas¨® la potenciaci¨®n de los circuitos masculino y femenino actuales. "Wimbledon fue la cuna del tenis, de all¨ª surgieron las normas del juego que lo configuraron en su forma actual, all¨ª se forj¨® tambi¨¦n la federaci¨®n internacional. Y Wimbledon tuvo una incidencia decisiva en la apertura del tenis a los profesionales. ?sa es la verdadera grandeza de este torneo".
Wimbledon es un torneo inc¨®modo. La organizaci¨®n prescinde totalmente de los rankings de la ATP y de la WTA para designar a sus cabezas de serie, marca diferencias notables entre los mejores jugadores y el resto, y obliga a todos los participantes a respetar una serie de normas que desde hace a?os han desechado todos los dem¨¢s torneos. Sin embargo, a la cita londinense no falta ninguno de los mejores jugadores mundiales. Todos saben que Wimbledon es mucho m¨¢s que un torneo y que ganar all¨ª supone entrar en la leyenda del tenis.
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