?Qui¨¦n pagar¨¢ el gui?o de la derecha?
La reforma del IRPF es un proyecto que define a la derecha en su condici¨®n m¨¢s insolidaria. Dicha reforma es vendida por sus promotores como una rebaja de las cargas impositivas, cuando en realidad el hecho es mucho m¨¢s complejo: los ciudadanos m¨¢s privilegiados deber¨¢n pagar menos a aquellos otros econ¨®micamente m¨¢s d¨¦biles. Si bien es cierto que son los ciudadanos menos pudientes quienes disfrutar¨¢n de una mayor rebaja porcentual, esos cuarenta mil millones de pesetas menos que recaudar¨¢n nuestras tres haciendas forales se perdonar¨¢n, en su mayor parte, a los mejor situados econ¨®micamente. Mientras tanto se mantiene el tratamiento favorable de determinadas rentas no salariales o, lo que es lo mismo, el trato fiscal discriminatorio de las rentas del trabajo. Y ello a pesar de que un reciente estudio de ELA volv¨ªa a poner de manifiesto que durante 1997 de cada cien pesetas recaudadas, ochenta proced¨ªan de las n¨®minas de los trabajadores y solo diez lo fueron de las actividades empresariales y profesionales. Los datos del sindicato vasco demuestran hacia d¨®nde caminamos: la presi¨®n sobre las rentas del trabajo ha crecido m¨¢s de 46.000 millones en cuatro a?os, mientras que la presi¨®n fiscal global por impuestos concertados ha descendido 30.000 millones de pesetas. Pero estas denuncias de los representantes de los trabajadores y de organizaciones como Izquierda Unida-Ezker Batua son respondidas por la derecha -el PP en el Estado y el Gobierno tripartito que lidera el PNV en Euskadi- con m¨¢s de lo mismo. Si ahora, y por ley, vamos a recaudar cuarenta mil millones de pesetas menos al a?o, ?c¨®mo va a equilibrarse la situaci¨®n? Hay solo dos formas posibles: o bien se suben los impuestos indirectos, con la carga de insolidaridad que ello supone, o bien se recortan los gastos sociales, es decir, la atenci¨®n a los colectivos tradicionalmente m¨¢s discriminados de nuestra sociedad, que es lo que terminar¨¢ por ocurrir. La menor presi¨®n fiscal no es un gui?o de la derecha, sino un aut¨¦ntico mal de ojo dirigido contra las clases trabajadoras, contra aquellos cuyo ¨²nico sustento es una n¨®mina, y qu¨¦ decir de los desempleados, que tambi¨¦n seguir¨¢n tributando de su propia necesidad. Ya no se trata solamente de cargarse el incipiente y t¨ªmido Estado del Bienestar, sino de minar incluso la base de toda civilizaci¨®n, es decir, el pago solidario de impuestos que luego financien nuestras carreteras, los hospitales, las escuelas de nuestro hijos. Porque los impuestos son para eso, para que repercutan en bien de la comunidad, y no ¨²nicamente para financiar los gastos corrientes de funcionamiento del sistema, entre ellos, los parcos sueldos de los funcionarios p¨²blicos y las abultadas n¨®minas de los cargos pol¨ªticos. Esta menor presi¨®n fiscal la acabar¨¢n pagando las pensiones, la atenci¨®n a ancianos, las ayudas para la compra de vivienda, los planes de integraci¨®n de los colectivos social y econ¨®micamente m¨¢s d¨¦biles. Nunca unas rebajas nos saldr¨¢n tan caras, sobre todo cuando lleguen los tiempos en que las bonanzas de la macroeconom¨ªa dejen de reflejar curvas ascendentes en el se?uelo neoliberal. Coincidiendo con la presentaci¨®n del nuevo IRPF vasco -el mismo que emula la reforma del resto del Estado, solo que con la particularidad de la derecha casera-, resulta que C¨¢ritas no tiene mejor idea que hacer p¨²blico un informe que nos ofrece la otra cara de la moneda. Un informe que denuncia que ocho millones y medio de ciudadanos de todo el Estado viven con menos de 44.000 pesetas al mes, es decir, que son pobres, como se dec¨ªa antes. Y el mismo informe nos echa en cara que el 40% de esos pobres tienen menos de veinticinco a?os. El presidente de C¨¢ritas aprovech¨® la ocasi¨®n para decirnos que esta pobreza podr¨ªa erradicarse con 700.000 millones de pesetas. Los vascos, lejos de dedicarle nada, vamos a agravar el problema con cuarenta mil millones anuales que recaudaremos de menos en lugar de hacerlo de m¨¢s y de quien m¨¢s. Por ejemplo, luchando contra el fraude fiscal que pueden realizar aquellos cuyos dividendos no quedan reflejados en una n¨®mina. Pr¨®ximos informes sindicales nos dir¨¢n que las rentas del trabajo son las ¨²nicas que contribuyen al erario p¨²blico, y pr¨®ximos estudios de organizaciones sociales nos hablar¨¢n de que los pobres han superado la barrera de los diez millones. Quien quiera permanecer impasible ante ello podr¨¢ hacerlo, pero no es el caso de quienes yo represento.
Jon Lasa Laboa es portavoz de Izquierda Unida-Ezker Batua en las Juntas Generales de Guip¨²zcoa.
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