Pastrana se apresura a negociar la paz con la guerrilla tras su victoria electoral en Colombia
Andr¨¦s Pastrana tiene prisa, y ha inventado ya una nueva figura, la de presidente electo en funciones; tanto, que ayer, a menos de 24 horas de haber sido elegido con una claridad y una afluencia de voto clamorosa para Colombia, empez¨® a ejercer como designado del pueblo, cuando su mandato no comienza hasta el 7 de agosto. Su primera medida ser¨¢ la de reunirse esta misma ma?ana con el presidente saliente, Ernesto Samper, para coordinar inmediatas comisiones de empalme que inicien esta semana las conversaciones con la principal guerrilla, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El l¨ªder de la Gran Alianza para el Cambio, de base conservadora, est¨¢ dispuesto a ver a los jefes guerrilleros, Manuel Marulanda y Mono Jojoy, a lo que ¨¦stos han mostrado ya su buena disposici¨®n, en la selva, all¨ª donde no existe el Estado colombiano porque, como declar¨® Andr¨¦s Pastrana a EL PA?S, ?la primera responsabilidad del presidente es hoy hacer la paz?.[Un portavoz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) present¨® ayer cuatro condiciones para dialogar con el nuevo Gobierno: retirada de las tropas en selvas del sur, desmantelamiento de los paramilitares, despenalizaci¨®n de la protesta social y fin de la oferta de recompensas por la captura de jefes rebeldes, infirma Efe.]
La victoria de la esperanza en el cambio fue total el domingo, derrotando incluso como dijo el l¨ªder conservador ?a tres partidos del Mundial y a la lluvia?, para expresar el voto que se decant¨® con algo m¨¢s de seis millones de sufragios por Pastrana contra 5.600.000 del candidato liberal Horacio Serpa, en una afluencia, r¨¦cord secular, de casi el 59%. Jam¨¢s tantos hab¨ªan votado por tanto, nunca casi 12,5 millones de colombianos, sobre 22 del censo, hab¨ªan gritado tan firmemente su deseo de poner fin al atraso, a la injusticia, a la desigualdad, a la violencia. Colombia ha derrotado a la abstenci¨®n, y de paso al Mundial y a un fin de semana de tres d¨ªas que incitaba supremamente a la molicie.
Hay un nuevo voto en Colombia, que se proclama anticontinuista, que ha pronunciado la sentencia de muerte pol¨ªtica, incluso entre bastidores, del ya casi ex presidente Samper; que ha cre¨ªdo en las promesas de un joven pol¨ªtico de 44 a?os, que prefiere reserva cordial a exuberancia demag¨®gica y que ha sabido ganarse esos casi tres millones de votos que en primera vuelta fueron a la candidata antiestablishment Noem¨ª San¨ªn; que ha sabido equilibrar su f¨®rmula electoral con un coste?o, el vicepresidente Gustavo Bell, que minimiz¨® con formalidad pero trato pegadizo de alguien nuevo en la pol¨ªtica la ventaja inevitable de Serpa en todo el Caribe, fort¨ªsimo reducto liberal; que logr¨® d¨ªas antes de la elecci¨®n el apoyo indirecto pero claro de dos movimientos guerrilleros, las FARC, marxistas de un clasicismo que el mundo ya no reconoce, y el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), mao¨ªsta, lo que suena a¨²n a m¨¢s antiguo.
El voto de Noem¨ª, independiente y hastiado del bipartidismo colombiano, es ahora de Pastrana, pero s¨®lo de prestado a la vista de lo que pase en estos cuatro a?os; el voto de la guerrilla es todav¨ªa m¨¢s pignoraticio y habr¨¢ qu e ver qu¨¦ puede ofrecer el nuevo presidente a la disidencia cuando se sabe que ¨¦sta pide poder local y fondos del Estado para dejar las armas, en tanto que Pastrana dijo ayer que s¨®lo ofrece inversi¨®n en infraestructura y garant¨ªa personal de la vida para la reinserci¨®n de estos alzados que llevan 30 a?os en el monte.
Un punto de esperanza, sin embargo, esgrime Pastrana al afirmar que le consta que la guerrilla est¨¢ dispuesta a erradicar el cultivo l¨ªcito: la coca. Y ¨¦sa es la ¨²nica forma de poner fin a la guerra colombiana. Mientras que ahora Ej¨¦rcito, narcos, paramilitares y la propia subversi¨®n armada luchan por proteger la coca, man¨¢ nutricio de cada contendiente, una alianza entre el poder y los principales grupos guerrilleros vueltos a la vida civil parece hoy la ¨²nica fuerza capaz de reinventar Colombia.
El presidente electo agradeci¨® anoche con un cierto frenillo emocional a varios miles de seguidores en el centro de convenciones de Bogot¨¢ el esfuerzo que los hab¨ªa convocado a la victoria, en un discurso de menos de 10 minutos, entre v¨ªtores a los dirigentes de una alianza que no habr¨ªa sido posible sin la fuerte defecci¨®n de las filas liberales.
El presidente electo ha anunciado ya para el 7 de agosto un ajuste fiscal, que no ha querido precisar a la espera de ?conocer el verdadero volumen del d¨¦ficit?, heredado de un Gobierno que dispensaba plata para comprar voluntades y amueblar una elecci¨®n que, finalmente, perdi¨®. Pero el cintur¨®n de los colombianos ya no tiene m¨¢s ojales, y Pastrana ha de confiar en la inversi¨®n internacional, ahora que se ha disipado la amenaza del socialdem¨®crata Serpa, para hacer que las cuentas cuadren.
Comienza la ¨²ltima presidencia colombiana del siglo XX y primera del siglo XXI como un reto crucial en manos de un hombre de la derecha olig¨¢rquica que se proclama diferente. Colombia, en este giro de centuria, emerge, por fin, o se asfixia. Pastrana es bien consciente de ello.
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