Laberinto checo
LOS CHECOS le han puesto dif¨ªciles las cosas al presidente V¨¢clav Havel con su voto en las elecciones generales anticipadas del pasado fin de semana. La izquierda ha ganado, pero la derecha es mayoritaria en el Parlamento. Pese a haber dado, con un 32%, la victoria a la oposici¨®n socialdem¨®crata de Milos Zeman frente a su principal rival, el ex primer ministro V¨¢clav Klaus, ¨¦sta parece insuficiente para garantizar una mayor¨ªa parlamentaria estable. Se prev¨¦n largas negociaciones antes de la formaci¨®n de un nuevo y fr¨¢gil Gobierno.El jefe del Estado, favorable a la alternancia, ha encargado a Zeman, un economista poco entusiasta del mercado y la privatizaci¨®n a ultranza que cuenta con 74 diputados, que intente formar una coalici¨®n eficaz, para lo que necesita dos socios m¨¢s en la C¨¢mara de 200 esca?os. Tras su rechazo expl¨ªcito de los comunistas, el tercer partido m¨¢s votado, le quedan dos formaciones de derecha, los acomodaticios democristianos y la Uni¨®n de la Libertad; pero ¨¦sta, una escisi¨®n del Partido C¨ªvico Democr¨¢tico de Klaus, ya est¨¢ tomando distancia con Zeman alegando su disparidad program¨¢tica.
El resucitado Klaus ha hecho de la campa?a un plebiscito sobre s¨ª mismo, agitando el fantasma de un imposible regreso comunista. A s¨®lo nueve a?os de la revoluci¨®n de terciopelo, sus conciudadanos parecen haberle cre¨ªdo, puesto que la estrategia ha funcionado mejor de lo que vaticinaban los sondeos: su partido, con un 27%, se ha quedado s¨®lo a 11 esca?os del vencedor, y la recobrada derecha checa tiene en conjunto casi 30 diputados m¨¢s que los socialdem¨®cratas.
Est¨¢n abiertas, con los mismos socios secundarios, tanto la posibilidad de una alianza de centro-izquierda con Milos Zeman a la cabeza como la de una coalici¨®n derechista en manos de su adversario pol¨ªtico y antagonista personal. De fraguar esta ¨²ltima, ser¨ªa pr¨¢cticamente un calco de la que gobern¨® este pa¨ªs centroeuropeo entre 1992 y 1997, hasta que la proliferaci¨®n de esc¨¢ndalos econ¨®micos forzara en noviembre pasado la ca¨ªda del thatcherista Klaus, el m¨¢s duradero jefe de Gobierno de la Europa poscomunista.
La Rep¨²blica Checa es el ¨²nico pa¨ªs de la regi¨®n donde la derecha ha mandado sin pausa desde el desplome del comunismo. Los desilusionados checos de hoy, sin embargo, tienen poco que ver con los euf¨®ricos ciudadanos de hace unos a?os, cuando todav¨ªa cre¨ªan en el evangelio privatizador que les contaba su arrogante primer ministro. El sentimiento dominante ahora es de humillaci¨®n por la p¨¦rdida de reputaci¨®n de su pa¨ªs, su m¨ªnimo crecimiento econ¨®mico y su devaluada divisa.
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