Inglaterra ense?a geograf¨ªa a Colombia
Los ingleses hacen valer su contundencia frente a la banalidad de los colombianos
Eh, oiga, que la porter¨ªa est¨¢ por all¨ª. Qu¨¦ problema el de estos colombianos con el sentido de la orientaci¨®n. Utilizan la pelota para ir a ninguna parte, con el desaprovechamiento que eso significa. Sus rivales saben que est¨¢n a salvo de cualquier contingencia. A Colombia ni tan siquiera le falta pegada. Ni se plantean la tonter¨ªa de marcar un gol, como si fuera una falta de educaci¨®n ganar los partidos. Su falta de decisi¨®n fue aprovechada por los ingleses, que se llevaron a los colombianos por delante. Es lo que pasa cuando un equipo sabe d¨®nde est¨¢ la porter¨ªa y otro no.Por un momento dio la impresi¨®n de que Colombia iba a hacer la vida miserable a los ingleses. Comenzaron a tocar y no hab¨ªa manera de quitarles el bal¨®n. En estos casos, los equipos suelen entrar en una fase de desesperaci¨®n que les saca del partido, que les hace sentirse mal, humillados y ansiosos. Pero el toque por el toque es de una banalidad insoportable.
Se toca para distraer y llegar a alg¨²n sitio, preferiblemente el ¨¢rea. Pues nada. Colombia se da a la autosatisfacci¨®n con la pelota, en un ejercicio intrascendente que casi siempre le aboca a la derrota. Inglaterra actu¨® con el coraz¨®n que le caracteriza y con la agresividad ante el gol que le falt¨® a los colombianos. Con todos sus defectos, que todav¨ªa son visibles, Inglaterra tuvo el detalle de recordarnos que al f¨²tbol se juega para marcar goles. Que se sepa es la ¨²nica manera de ganar.
Luego se discutir¨¢ el m¨¦todo, que en el caso de los ingleses es cuestionable. Pero al menos disponen del sentido de la orientaci¨®n. Saben que la porter¨ªa est¨¢ all¨¢ al fondo y no junto al t¨²nel de vestuarios, como se cree en Colombia.
El problema de los jugadores ingleses quiz¨¢ tenga que ver con un sentido demasiado evidente del f¨²tbol. Se les ve venir de lejos, aunque en los ¨²ltimos tiempos luchan por reconducir su estilo. Es una batalla a largo plazo en la que se mezcla la tradici¨®n, la naturaleza y el inter¨¦s por abrir una nueva v¨ªa f¨²tbol¨ªstca.
Resulta natural la dificultad para salir de unos c¨®digos firmemente instalados en el f¨²tbol ingl¨¦s y desembocar en una v¨ªa diferente. Sin embargo, algunos datos son positivos para el cambio: Owen, Beckham, Scholes o Mac Manaman ofrecen posibilidades innegables de creaci¨®n, sin perder por ello su evidente ra¨ªz brit¨¢nica.
Poco a poco, Hoddle comienza a armar un equipo que podr¨ªa resultar muy interesante. Ya ha limpiado a Sheringham y ha metido a Owen, que tiene un sentido muy acusado del gol. Rastrea el ¨¢rea con la persistencia de los buenos goleadores y adem¨¢s dispone de velocidad, una t¨¦cnica aceptabil¨ªsima y un descaro adorable.
Con Owen, Inglaterra amenaza m¨¢s. La inclusi¨®n de Beckham tambi¨¦n es satisfactoria, aunque no ocupa la posici¨®n que deber¨ªa. Pero su presencia incrementa el civismo del juego ingl¨¦s. Falta Mac Manaman, pero no hay manera de convencer a Hoddle, que podr¨ªa aprovechar la habilidad de Mac Manaman en las dos bandas y su capacidad para encontrar a Owen, cosa que logra habitualmente en el Liverpool.
En cualquier caso, Hoddle puede mover algunas piezas interesantes. Por desgracia tambi¨¦n parece obligado a manejar material defectuoso, como ¨¦ste Le Saux, carrilero de toda la vida, o terzino fluidificante como dir¨ªan los italianos para elevarle el rango. Le Saux es un futbolista muy vulgar que adem¨¢s no tiene sustituto. Si un d¨ªa le duelen las muelas, Hoddle tendr¨¢ un problema para sustituirlo.
Ince tambi¨¦n est¨¢ sobrevalorado, pero no s¨®lo por su entrenador. La prensa inglesa lo adora por no se sabe qu¨¦ misterio. La historia del partido termin¨® cuando los ingleses comprendieron que Colombia no iba a ninguna parte. Entonces marc¨® Anderton, jugador al que cabr¨ªa calificar como pundonoroso. Y enti¨¦ndase como se quiera. El resto del encuentro discurri¨® sin ning¨²n problema para Inglaterra, entre el delirio de su bulliciosa hinchada. El segundo gol sirvi¨® para verificar la pureza de la pegada de Beckham, uno de los jugadores que mejor golpean el bal¨®n en el mundo. Hasta ahora eso le ha servido para meter buen¨ªsimos centros y para embocar tiros libres de categor¨ªa, como el de ayer. Si utilizara esta precisi¨®n para tocar y moverse, o sea para interpretar el juego en toda su magnitud, Beckham ser¨ªa un jugador muy considerable.
Los goles fueron la consecuencia de la decisi¨®n. Inglaterra quer¨ªa marcar y lo consigui¨®. Primero con un juego dudoso, luego con m¨¢s solvencia y siempre con la intensidad que caracteriza a su estilo. Fue un equipo el ingl¨¦s que ten¨ªa algo que decir. Colombia, no. Colombia est¨¢ en una fase de regresi¨®n: ha olvidado que el f¨²tbol tambi¨¦n es geograf¨ªa. Se sale de un sitio para llegar a otro, y no para practicar una especie de vicio solitario con la pelota.
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