A salvo del verano
Los espa?oles compran cada a?o alrededor de 24 millones de unidades de insecticidas dom¨¦sticos, productos en los que se gastan unos 12.000 millones de pesetas. Seg¨²n los c¨¢lculos de algunas multinacionales del sector, buena parte del gasto se concentra en verano, ¨¦poca en la que proliferan insectos especialmente molestos. Con la llegada de la nueva estaci¨®n, aseguran estas empresas, las poblaciones de mosquitos se multiplican por cinco y las de hormigas por 10, lo que, a veces, origina aut¨¦nticas plagas. Andaluc¨ªa y Canarias, debido a que tienen temperaturas suaves todo el a?o, son las comunidades donde los insectos causan m¨¢s problemas y donde se da un mayor consumo de insecticidas por habitante. Investigaciones de entom¨®logos de la Facultad de Biolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid revelan que en una vivienda espa?ola de tipo medio se entra en contacto cada a?o con unos 3.000 insectos de distinto tipo, cifra que se quedar¨ªa corta en las regiones m¨¢s templadas. El mosquito, insecto t¨ªpico del verano andaluz, no es, ni mucho menos, el que causa mayores problemas de salud, por m¨¢s que su picadura pueda infectarse o sea veh¨ªculo transmisor de enfermedades. Aunque no existen datos por comunidades, las picaduras de abejas y avispas causan cada a?o en Espa?a entre 30 y 40 muertes, situaci¨®n extrema que suele darse en personas al¨¦rgicas incapaces de tolerar su veneno. En los ecosistemas costeros (playas y dunas), especialmente frecuentados en verano, es posible encontrar al menos una docena de especies que pueden acarrear problemas sanitarios. En el medio marino abundan los celenteros, grupo de animales entre los que se incluyen las medusas, an¨¦monas y actinias, todas ellas dotadas de ¨®rganos que inyectan un l¨ªquido urticante en la piel. Los erizos de mar, habitualmente escondidos en cavidades o bajo las algas, pueden clavar sus espinas que, al fraccionarse, ocasionan dolorosas heridas. Especies con aguijones Sin salir del agua, y dentro del grupo de los peces, se encuentran especies dotadas de aguijones como el ¨¢guila marina o las pastinacas (muy parecidas a la raya), el cabracho, el rascacio y los peces ara?a. En las dunas cercanas al litoral y zonas ¨¢ridas suelen vivir escorpiones, de los que en Andaluc¨ªa s¨®lo habitan dos especies: el amarillo y el negro. El contacto con estos temidos animales es muy raro y suele producirse al levantar las piedras o manipular sus escondrijos. Su picadura es muy dolorosa y puede producir convulsiones, aunque no se considera mortal. En la ciudad se suele estar a salvo de estos animales, pero es donde se manifiesta, con mayor virulencia, otra de las amenazas del verano: el calor extremo. Al margen de las condiciones que dicta la naturaleza, la estructura y funcionamiento de las grandes urbes contribuyen a empeorar la situaci¨®n. La temperatura es m¨¢s elevada dentro del recinto urbano que en el exterior, un efecto que los meteor¨®logos denominan "isla de calor". No es dif¨ªcil imaginar qui¨¦nes son los responsables: industrias, aparatos de climatizaci¨®n, autom¨®viles e, incluso, los procesos metab¨®licos de los habitantes. Adem¨¢s, los materiales de pavimentaci¨®n m¨¢s comunes (asfalto, cemento o piedra) absorben y conducen el calor m¨¢s deprisa que un suelo esponjoso y h¨²medo. En condiciones normales, el cuerpo es capaz de hacer frente a una elevaci¨®n de la temperatura, disipando con variados mecanismos el calor sobrante.Tras exposiciones progresivas al calor, en el plazo de una semana se produce un proceso de aclimataci¨®n. Sin embargo, cuando las condiciones ambientales adversas se prolongan varios d¨ªas (temperatura ambiental superior a 35 C? y humedad por encima del 60%), los mecanismos de adaptaci¨®n comienzan a fallar y pueden terminar por colapsarse, apareciendo el "golpe de calor". En opini¨®n de algunos especialistas, la incidencia de patolog¨ªas por el calor va en aumento, debido a la pr¨¢ctica mucho m¨¢s frecuente de jogging, maratones populares y concentraciones multitudinarias, as¨ª como a un mayor envejecimiento de la poblaci¨®n y un cierto abuso en el consumo de medicamentos.
A pleno sol
En la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, y seg¨²n el an¨¢lisis llevado a cabo por la Universidad de Valladolid, el espesor de la capa de ozono ha disminuido en torno a un 6 % desde 1978, siguiendo una curva descendente, suave pero continua. La situaci¨®n en Andaluc¨ªa no difiere de la del resto del pa¨ªs, aunque desde 1996 parece apreciarse una ligera mejor¨ªa. La situaci¨®n de esta capa protectora, que filtra las radiaciones ultravioletas, oscila a lo largo del a?o en la regi¨®n: durante los seis primeros meses suele mantener niveles aceptables (por encima de las 300 unidades Dobson), mientras que a partir de agosto, y hasta enero, la cantidad de ozono disminuye por debajo de lo normal, alcanzando valores m¨ªnimos en noviembre. En ning¨²n caso se alcanzan niveles cr¨ªticos, situaci¨®n de riesgo que aparece por debajo de las 200 unidades Dobson. Aunque los porcentajes de p¨¦rdida de ozono que se manejan en Andaluc¨ªa son similares a los del resto del pa¨ªs, los problemas sanitarios que se derivan de este fen¨®meno son mayores debido a que es la regi¨®n m¨¢s expuesta al sol y la que recibe, por tanto, mayor cantidad de radiaciones ultravioletas. Las precauciones deben extremarse en las zonas costeras y en ¨¢reas de monta?a, donde las dosis de radiaciones son a¨²n mayores. Seg¨²n datos de la Academia Espa?ola de Dermatolog¨ªa, la disminuci¨®n en un 1% de la capa de ozono se traduce en un aumento del 2% en la cantidad de radiaciones m¨¢s perjudiciales (las UV-B) y el n¨²mero de c¨¢nceres de piel se incrementa en un 3%. Aplicando esta regla a la situaci¨®n actual, si la capa de ozono ha adelgazado en un 6 % el n¨²mero de melanomas debe estar creciendo en torno al 18%.
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