Babel pol¨ªticoJOAN SUBIRATS
El nuevo manifiesto del Foro Babel se presenta con m¨¢s empaque y ambici¨®n que el anterior. Se nos promete en su t¨ªtulo un "nuevo modelo de Catalu?a", y en su pre¨¢mbulo se habla de "establecer unos principios alternativos sobre los cuales fundamentar una Catalu?a basada en ciudadanos aut¨¦nticamente libres y en instituciones realmente democr¨¢ticas". Se trata, dicen, de un documento centrado en "elementos estructurales y de fondo". He de confesar, siguiendo su recomendaci¨®n de hablar "sin inhibiciones y sin temores", que su lectura ha defraudado las expectativas que me hab¨ªan generado su t¨ªtulo y pre¨¢mbulo. No me detendr¨¦ en la simplificaci¨®n en la que caen al tratar de desenmascarar la conocida segmentaci¨®n mixtificadora de Pujol y CiU entre buenos y malos catalanes, para caer ellos en una nueva e igualmente simplificadora dicotom¨ªa: los que despiertan del sue?o de la doctrina dominante (Babel) y los que siguen de manera militante o c¨®mplice el juego de los nacionalistas (el resto, por acci¨®n u omisi¨®n). Me interesan m¨¢s las l¨ªneas de contenido m¨¢s estrictamente pol¨ªtico por las que el documento transita. El texto afirma que los problemas que cada d¨ªa hacen m¨¢s "preocupante" la situaci¨®n de Catalu?a derivan del debilitamiento de la base de los pactos que condujeron a la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n y del Estatuto. Por otro lado, afirman que el federalismo, como f¨®rmula que preconizan de distribuci¨®n territorial del poder, est¨¢ ya garantizada por la actual estructura del Estado de las autonom¨ªas. Y con relaci¨®n a la evoluci¨®n del modelo auton¨®mico, su balance es "enormemente positivo". Cabe presumir que su "nuevo modelo de Catalu?a" coincide esencialmente con el dise?o constitucional y estatutario surgido de la transici¨®n pol¨ªtica. O dicho de otra manera, la "novedad" que postulan para Catalu?a es volver a las esencias pr¨ªstinas del pacto constitucional y estatutario de finales de los setenta, principios de los ochenta. Y por tanto, cabe presumir que lo que les incomoda sobremanera no es la autonom¨ªa de Catalu?a, sino precisamente la plasmaci¨®n pol¨ªtica que ese modelo ha ido teniendo en Catalu?a durante estos a?os. Pero, que yo sepa, esa plasmaci¨®n pol¨ªtica se ha hecho con el benepl¨¢cito de las urnas y, que yo sepa, el desarrollo estatutario m¨¢s significativo (incluso en el campo de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica) ha gozado de amplio consenso pol¨ªtico y no ha sufrido batacazos importantes por parte del Tribunal Constitucional. En definitiva, no entiendo bien si se quejan de que el modelo no se ha desarrollado como estaba previsto (?hay una sola manera de desarrollar una constituci¨®n y un estatuto de autonom¨ªa?), si se quejan porque una importante mayor¨ªa de los catalanes han apoyado una lectura de ese pacto constitucional y estatutario que no coincide con lo que ellos esperaban, o si pretenden simplemente advertirnos de alguna conspiraci¨®n sigilosa que no logro percibir. Por otro lado, se nos presentan como federalistas. Lo cual, a estas alturas, no es decir demasiado. No quisiera aburrir a nadie con una enumeraci¨®n de los distintos sistemas federales hoy vigentes en el mundo, cuya ¨²nica similitud es el t¨¦rmino federal, pero cuyas diferencias en el modo de entenderlo y, sobre todo, de practicarlo son abismales. Se critica a Pujol y a su coalici¨®n por exigir privilegios para Catalu?a, para luego reivindicar en la parte final de su manifiesto una "igualdad jur¨ªdica de todos los territorios". A falta de mayores concreciones, parecen apuntar, pues, a un federalismo homog¨¦neo e indiferenciado que no casa en absoluto con la propia evoluci¨®n del Estado de las autonom¨ªas en estos a?os, que demuestra una total disparidad en el modo y la intensidad con que se ejerce y se vive la autonom¨ªa en cada territorio, y que tampoco coincide con las l¨®gicas diferenciadoras de gobierno multinivel que se desarrollan en Europa. En los temas de identidad se nos presentan tambi¨¦n con los prestigiosos ropajes clasicistas de la ilustraci¨®n. Ciudadan¨ªa, individualismo, derechos personales inalienables. Nos advierten de la falacia de "una pretendida identidad colectiva como limitadora de los derechos individuales" y encubridora de "una falsa solidaridad social". Me apunto a la cr¨ªtica a Comas y su consejer¨ªa de chapuzas clientelares diversas, pero no se puede liquidar as¨ª sin m¨¢s la pol¨¦mica sobre identidades, comunitarismo y cohesi¨®n social que hoy atraviesa la izquierda europea. El debate sobre la transformaci¨®n del Estado de bienestar y la nueva generaci¨®n de pol¨ªticas sociales tiene en la lectura comunitarista un fort¨ªsimo protagonismo. Desde muchos sectores de la izquierda se trabaja en pol¨ªticas que logren superar el aislamiento individualista de una sociedad de ciudadanos con derechos pero insolidarios, buscando alternativas que responsabilicen a ¨¢mbitos comunitarios sin caer en autoritarismos sociales. La riqueza y profundidad del debate no puede liquidarse a ca?onazos s¨®lo para mejor desenmascarar el seudocomunitarismo pujoliano. Se nos advierte al principio de su manifiesto de que descartan centrar sus cr¨ªticas en aspectos sectoriales de la actuaci¨®n p¨²blica del Gobierno de CiU, como pol¨ªticas sociales, de infraestructuras, de gesti¨®n administrativa o financiera, porque prefieren dedicar su atenci¨®n a temas "en cierta manera previos a la acci¨®n pol¨ªtica" (sic). No he logrado encontrar medidas concretas que permitan avanzar hacia el establecimiento de algo que los firmantes califican de "instituciones pol¨ªticas realmente democr¨¢ticas" (la cursiva es m¨ªa), pero s¨ª se especifica algo m¨¢s en materia de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica, y m¨¢s concretamente en el campo de la educaci¨®n. Disipando las dudas que su primer manifiesto introdujo, proponen la igualdad entre castellano y catal¨¢n como lenguas vehiculares en la ense?anza obligatoria "sin separaci¨®n de alumnos en aulas diferentes por raz¨®n de lengua". Pero ello abre nuevos interrogantes sobre qui¨¦n y c¨®mo elige la lengua a usar, y c¨®mo se respeta (en caso de opci¨®n masiva a favor del castellano de ense?antes y alumnos) el trato especial al catal¨¢n, que tambi¨¦n se recoge como novedad en este segundo manifiesto. Entiendo que, de seguir ese camino, acabar¨ªamos encontrando los conflictos que hasta ahora no hemos tenido en esa delicada cuesti¨®n. Por otra parte, no entiendo muy bien por qu¨¦ en este caso el nivel de concreci¨®n es sustancialmente mayor que en el resto del vaporoso documento, ni me encaja su tratamiento en la categor¨ªa de temas "en cierta manera previos a la acci¨®n pol¨ªtica". Me gustar¨ªa que los miembros del Foro Babel se atrevieran a avanzarnos sus propuestas tambi¨¦n en el gran campo de batalla de la desigualdad social y en el modelo de la Catalu?a del pr¨®ximo siglo: municipalizaci¨®n de servicios, tasas en servicios p¨²blicos, equidad en el acceso a la ense?anza, competencia en la prestaci¨®n sanitaria, infraestructuras y desarrollo sostenible, mantenimiento de la funci¨®n p¨²blica... Esperar¨¦ con ansia nuevas entregas ya que es evidente que animan el cotarro, pero sugerir¨ªa m¨¢s consistencia, menos manique¨ªsmo y cierta contenci¨®n en los t¨ªtulos. Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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