Desmarques
Los socialistas vascos advirtieron hace dos semanas al PNV que pondr¨ªan fin anticipado a su colaboraci¨®n en el Gobierno vasco en el caso de que los nacionalistas votasen en el Parlamento, en compa?¨ªa de HB, contra el requisito de acatar la Constituci¨®n y el Estatuto para adquirir la plena condici¨®n de parlamentario.Ayer, en el d¨ªa se?alado, los votos del partido de Arzalluz volvieron a ir en sinton¨ªa con los de HB y Eusko Alkartasuna en un asunto de elevado contenido simb¨®lico. La Ejecutiva del Partido Socialista de Euskadi queda as¨ª emplazada a llevar a cabo su advertencia. El coste de la ruptura del acuerdo de gobierno con el PNV y EA no ser¨ªa en s¨ª muy elevado: a menos de cuatro meses de las elecciones del 25 de octubre, la legislatura ya est¨¢ amortizada. De hecho, el Parlamento vasco celebra hoy su ¨²ltimo pleno. Ello deval¨²a en la pr¨¢ctica el gesto del PSE. El riesgo est¨¢, sin embargo, en que, si los socialistas act¨²an en consecuencia, el PNV lleve a cabo las represalias anunciadas y extienda la crisis a las diputaciones forales de Vizcaya y Guip¨²zcoa y a los ayuntamientos vascos en los que cogobierna con ellos.
Intentar desentra?ar la evoluci¨®n futura de los acontecimientos supone alejarse de los motivos que los provocaron. Es cierto que el vasco pod¨ªa seguir siendo el ¨²nico Parlamento auton¨®mico donde no es necesario acatar la Constituci¨®n para que un parlamentario adquiera todas sus prerrogativas, en contra de lo que establece la Ley General Electoral. As¨ª ha ocurrido de hecho durante 18 a?os y as¨ª seguir¨¢ en la pr¨¢ctica, puesto que la reforma del Reglamento no obtuvo ayer la mayor¨ªa requerida.
Tambi¨¦n es verdad que el PNV no busc¨® deliberadamente a los parlamentarios de HB para configurar un bloque nacionalista con EA, frente al formado por PSE, PP, IU y los foralistas alaveses. Pero no se entiende por qu¨¦ extra?a restricci¨®n mental lo que hacen los diputados y senadores nacionalistas en Madrid no pueden hacerlo en Vitoria. Acatar la Constituci¨®n y el Estatuto de Gernika no significa comulgar con cada uno de sus preceptos, sino aceptar las reglas de juego establecidas en ambos textos. No es cierto que establecerlo como requisito obstaculice la participaci¨®n institucional de HB. Por el contrario, existen muchos ejemplos que demuestran que la apertura en Euskadi de ¨¢mbitos de excepci¨®n de ley para integrar a quienes se sit¨²an fuera del sistema no ha logrado m¨¢s que envalentonarles. Al partido de Arzalluz le ha sorprendido que el PSE haya decidido plantarse ante una sucesi¨®n de coincidencias parlamentarias de sus socios nacionalistas con HB. Porque al asunto del acatamiento hay que a?adir en las ¨²ltimas semanas el de la denuncia de la dispersi¨®n de los presos de ETA, la ley vasca del deporte o la votaci¨®n sobre el condado de Trevi?o.
Un pragmatismo de vuelo raso y de simple ocupaci¨®n de cargos impidi¨® hacer cre¨ªbles las advertencias socialistas a los socios nacionalistas. Ahora, en cambio, los socialistas vascos no tienen la atadura de estar en el Gobierno central y quieren establecer la futura cooperaci¨®n con los nacionalistas -las encuestas dibujan la reedici¨®n del Gobierno tripartito PNV-PSE-EA tras el 25 de octubre- sobre bases m¨¢s equilibradas en cargas y compromisos rec¨ªprocos. Para conseguirlo tendr¨¢n que demostrar en los pr¨®ximos d¨ªas la firmeza de su postura, resistiendo la r¨¦plica del PNV a su ¨®rdago y las objeciones interesadas de los que ven peligrar sus cargos con la eventual ruptura del pacto de gobierno. Lo m¨¢s penoso de este episodio es que hace poco menos de un a?o los partidos democr¨¢ticos andaban buscando el aislamiento de HB en los ayuntamientos despu¨¦s del asesinato de Miguel ?ngel Blanco. Doce meses despu¨¦s, con seis concejales del PP asesinados, la ruptura del tripartito es una magn¨ªfica noticia para los violentos.
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