ANDR?S MORENO HISTORIADOR "El Maestranza ha tocado techo en su programaci¨®n l¨ªrica"
Andr¨¦s Moreno Meng¨ªbar (Sevilla, 1961) es un apasionado de la ¨®pera. Profesor de Historia en un instituto, sus publicaciones tienen dos ejes fundamentales, la sexualidad y el bel canto. La Universidad Hispalense acaba de publicar La ¨®pera en Sevilla en el siglo XIX, un an¨¢lisis sobre los aspectos sociales que convirtieron la l¨ªrica en el espect¨¢culo por excelencia de la sociedad sevillana del siglo pasado. Pregunta. Usted describe la intensa vida l¨ªrica de la ciudad en el XIX y alude a la p¨¦rdida de memoria hist¨®rica sobre este hecho. ?A qu¨¦ se debe? Respuesta. Desde 1958 hasta 1992 hay una ausencia casi total de ¨®pera en la ciudad. Dej¨® de ser rentable pol¨ªticamente para el r¨¦gimen franquista, ya no era una ostentaci¨®n de la riqueza y poder por parte de los vencedores de la guerra en la ¨¦poca del racionamiento. Con la apertura internacional de Espa?a en los a?os 60, se pierde inter¨¦s en resucitar un g¨¦nero que hab¨ªa sido tan elitista y que estaba mal visto. Fueron unos a?os muy cr¨ªticos para la ¨®pera. Ha habido toda una generaci¨®n que ha crecido sin la presencia del bel canto, salvo representaciones ocasionales. P. ?Tanta ¨®pera se representaba en el XIX? R. S¨ª, proliferaban los teatros, incluso de barrio, lleg¨® a haber una docena de ellos. Para hacerse una idea, si ahora tenemos un m¨¢ximo 20 funciones al a?o, en el siglo pasado la media anual era de unas 50, lleg¨¢ndose en algunos a?os a superar los 100 espect¨¢culos, como en 1850, que registr¨® 154 representaciones oper¨ªsticas. P. ?Era un espect¨¢culo minoritario? R. En la primera mitad del siglo era un espect¨¢culo muy variopinto, con precios muy asequibles y un p¨²blico muy heterog¨¦neo. En los entreactos se representaban sainetes y piezas c¨®micas y sol¨ªa haber un final de fiesta con tonadillas y sesiones de magia. Cuando en la d¨¦cada de los 40 empieza a consolidarse una alta burgues¨ªa que se hace con el poder, ¨¦sta reclama con exclusividad un espect¨¢culo de clase, con escenarios s¨®lo para la ¨®pera, un lugar donde exhibirse y justificarse. Los precios se multiplican y se convierte en un privilegio de las ¨¦lites. P. A veces se ha dicho que esta ciudad carece de tradici¨®n oper¨ªstica. R. Es una imagen completamente falsa, cuyas consecuencias las estamos sufriendo ahora. Son dos siglos y medio de historia. Los responsables de pol¨ªtica musical lo utilizan como argumento para no aumentar la subvenci¨®n al teatro de la Maestranza. Lo cierto es que el teatro ha tocado techo en su programaci¨®n l¨ªrica, no por falta de apoyo social, sino porque no da para m¨¢s. La ¨®pera tiene que compartir escenario con los conciertos de la Sinf¨®nica, el ballet y los recitales. Este a?o 60.000 personas se han quedado sin poder asistir a la ¨®pera.
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