Unos frescos g¨®ticos "postconciliares"Datos pr¨¢cticos
Tuvo que venir un concilio para que los vecinos de Gaceo descubrieran la maravilla que alberga la peque?a iglesia de esta localidad alavesa, perteneciente al municipio de Iruraiz-Gauna, junto a Salvatierra. Seg¨²n los expertos, las pinturas que se descubrieron en el presbiterio son la mejor muestra de frescos g¨®ticos de todo el Pa¨ªs Vasco y probablemente del norte de Espa?a: una excelente muestra de la vitalidad que tuvo el Camino de Santiago a su paso por la Llanada alavesa. Corr¨ªa el a?o de 1967, cuando se pusieron en marcha las obras para trasladar de posici¨®n el altar, como se?alaba el Concilio Vaticano II, que indicaba, entre otros cambios, el de la situaci¨®n del sacerdote que hasta ese momento oficiaba de espaldas a los fieles. En aquellas obras para sacar el altar de la pared del ¨¢bside, apareci¨® alg¨²n que otro resto de pinturas, que r¨¢pidamente fueron apreciadas por los responsables de las tareas de implantaci¨®n del concilio, si se tiene en cuenta que la primera restauraci¨®n se inici¨® en 1969. As¨ª como no hace muchos a?os este tipo de pinturas eran despreciadas (si los p¨¢rrocos de iglesias rom¨¢nicas y g¨®ticas llegaron a vender los retablos y las im¨¢genes policromadas, es de suponer lo que importaban los frescos de estas ¨¦pocas), para cuando se descubrieron las de Gazeo, ya eran tiempos de otras sensibilidades. Las siguientes restauraciones (en 1971, 1979, 1982 y 1985, financiadas por la Diputaci¨®n Foral de ?lava, como se encarga de recordar una placa en la entrada del templo) siguieron con otras partes de la iglesia. Tras desplazar el altar, se movi¨® el retablo para continuar con el descubrimiento. Poco a poco, se fueron destapando otras partes del presbiterio, que estaban encaladas, para revelar todo un recorrido por la historia sagrada que incluye, por supuesto, la Trinidad y la crucifixi¨®n de Jes¨²s, pero tambi¨¦n la "Caldera de Pedro Botero". La aparente sencillez del trazo y la tosquedad de las formas no han de llamar a enga?o cuando se recorren frescos como los de Gazeo, una parada imprescindible en el camino de Santiago alav¨¦s, adem¨¢s de ser un lugar de asentamiento que se remonta a la prehistoria. Por este lugar pasaban peregrinos continuamente y con ellos entr¨®, entre otras novedades, la escuela franco-g¨®tica de decorar las iglesias. A esta corriente, al menos, adscriben los entendidos a quienes llevaron a cabo las obras de decoraci¨®n del templo, despu¨¦s de 1325, aunque la iglesia se levantara un siglo antes. Nueva espiritualidad Las pinturas representan bien a las claras la nueva espiritualidad que hab¨ªan introducido los franciscanos, por la que se trata de acercar Dios m¨¢s a los hombres: frente al quietismo y la severidad del rom¨¢nico, aparece ahora -en ese siglo XIV- un Dios de rostro m¨¢s humano, m¨¢s natural. En Gazeo, la representaci¨®n del cielo, con la Trinidad en el centro y los ap¨®stoles y las v¨ªrgenes a los lados, contiene rasgos de este cambio. Eran transformaciones muy sutiles, rodeadas todas ellas de complejas interpretaciones teol¨®gicas, como el hecho de que los pies del crucificado est¨¦n clavados por un mismo clavo (como postula el canon g¨®tico) o separados, como se hab¨ªa hecho en el rom¨¢nico. El visitante podr¨¢ ver en este cielo de los Bienaventurados representaciones de San Bernab¨¦, San Mateo, San Pablo y otros ap¨®stoles; estos ya con la inscripci¨®n de sus nombres, pues a tanta sutileza, la de reconocer a cada uno de ellos, no llegaba el peregrino medieval. Otra escena es la del juicio de las almas, con el arc¨¢ngel San Miguel de maestro de balanza donde se pesa a los que llegan a ese momento final. Junto a ¨¦l, Santa Marina (una devoci¨®n natural de Galicia que lleg¨® por el Camino de Santiago), se encarga de encadenar y pisar al demonio para que no pueda inclinar la balanza y que las almas caigan para su lado. Son representaciones simples, destinadas a recordar los principales hechos de los libros sagrados cristianos y de las creencias de la ¨¦poca, como la intercesi¨®n de los santos, en este caso representada por la citada Santa Marina. El resto del ¨¢bside y el presbiterio de la iglesia de Gazeo recogen distintos momentos de la vida de Cristo, con especial atenci¨®n a su crucifixi¨®n. Pero no hay que olvidarse del infierno en este recorrido por los frescos de Gazeo. Para empezar, el apesadumbrado camino de los condenados hacia el averno, a los que un ¨¢ngel con espada flam¨ªgera le impide entrar en la zona celestial. As¨ª que inevitablemente han de acudir a las fauces del monstruo infernal, representado aqu¨ª por la "Caldera de Pedro Botero", una inmensa olla repleta de llamas donde se cuecen tres filas de condenados. Aviso m¨¢s que gr¨¢fico para caminantes, como eran los que visitaban principalmente esta iglesia en busca del santo de Finisterre. El complemento a esta visita a Gazeo se encuentra en Alaiza. Un poco m¨¢s al sur, y quince a?os m¨¢s tarde, vuelve a tener lugar otro descubrimiento de pinturas murales g¨®ticas, pero en este caso los frescos no recuerdan hechos librescos o mitol¨®gicos. En Alaiza, el pintor, al que los expertos han llamado rudimentario, se centra en hechos de su propia ¨¦poca, en reflejar las escenas cotidianas de su alrededor. Parecer¨ªa que tiene m¨¢s que ver con los que levantaron el cercano dolmen de Sorginetxe en Arrizala (uno de los mejor conservados de la zona) que con aquellos que acud¨ªan a la iglesia en aquel siglo XIV. Porque de esa fecha son estas pinturas distribuidas en tres bandas longitudinales y que recogen distintas escenas de guerra y antropom¨®rficas: hombres y mujeres mostrando sus genitales; otro motivo en el que parece que un guerrero viola a una dama; el ataque de unos caballeros -con sus correspondientes yelmo, coraza y lanza- a un castillo; la defensa de ¨¦ste por parte de guerreros que llevan marmitas llenas de aceite hirviendo, mientras otros que portan ballestas cargadas de flechas tocan sus cuernos. Tambi¨¦n distintas representaciones de caza, de la vida diaria de animales dom¨¦sticos y hasta varios peregrinos. Todo un recorrido por los hechos de su tiempo, que el pintor dej¨® para la posteridad, sin que el artista supusiera ni por asomo que hoy ser¨ªan materia de tesis doctoral.C¨®mo llegar: Gazeo, perteneciente al municipio de Iruraiz-Gauna, en la Llanada alavesa, se encuentra a la orilla de la N-1, escasos kil¨®metros antes de Salvatierra-Agurain si se ha salido desde Vitoria. Desde Gazeo se puede llegar a Alaiza por un camino vecinal que pasa por Langarika. Alojamiento: El establecimiento m¨¢s prestigioso de la zona es sin duda el Parador Nacional de Argomaniz, situado entre Vitoria y Salvatierra (tel. 945 293200). En esta localidad, muy cercana a Gaceo, se encuentra el Hostal Jos¨¦ Mari (tel. 945 300042) y la Fonda Ugarte (tel. 945 300202). Ya en Alegr¨ªa se puede acudir a la Pensi¨®n P¨®ker (tel. 945 420328). La casa de agroturismo m¨¢s cercana est¨¢ en Narbaja: Koipe-enea (tel. 945 300298). Comer: Adem¨¢s del parador y los hoteles citados, en Salvatierra se encuentran los siguientes restaurantes: Merino (tel. 945 300052), La Olla (tel. 945 300119), Martimuru (tel. 945 301052) o Urbasa (tel. 945 300424). En Alegr¨ªa no hay que olvidar la sidrer¨ªa Dulantzi (tel. 945 420386). Acceso: Para poder entrar en las iglesias de Gazeo y Alaiza hay que pedir la llave a sendos vecinos de estas localidades. La de Gazeo la tiene Ignacio Albizu (portal n? 10) y la de Alaiza los vecinos de la casa n? 26.
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