Un debate superfluo
El debate sobre el estado de la naci¨®n y su r¨¦plica en las Comunidades Aut¨®nomas no fue una buena idea. En un r¨¦gimen parlamentario, en el que el Presidente del Gobierno dispone de entrada de mayor¨ªa en la C¨¢mara, un tal debate, en el que la iniciativa la tiene el Gobierno y no la oposici¨®n, no tiene mucho sentido.El discurso, que no debate, sobre el estado de la naci¨®n tiene sentido en un r¨¦gimen presidencialista, en el que la divisi¨®n r¨ªgida de poderes prohibe que el Presidente pueda dirigirse directamente a las c¨¢maras. El discurso tiene la funci¨®n simb¨®lica de hacer visible a la ciudadan¨ªa la indispensable conexi¨®n que tiene que darse entre los poderes legislativo y ejecutivo para la direcci¨®n del pa¨ªs. Tal funci¨®n simb¨®lica en un regimen parlamentario es superflua. En un r¨¦gimen parlamentario los debates que realmente interesan son los que se realizan como consecuencia de iniciativas de la oposici¨®n parlamentaria. Esos son realmente los debates que operan como instrumentos de control de la acci¨®n de gobierno. El Gobierno se ve obligado a debatir sobre aquello que no le interesa, pero que la oposici¨®n le exige. Un debate, por el contrario, que se inicia con una exposici¨®n de car¨¢cter general por el Gobierno y en el que, a diferencia de lo que ocurre con la cuesti¨®n de confianza, no se compromete la responsabilidad pol¨ªtica del mismo, acaba conduciendo a un di¨¢logo de sordos, en el que el Gobierno propone que se discuta de unas cosas y los partidos de la oposici¨®n discuten de cosas completamente distintas. El debate sobre el estado de la naci¨®n/comunidad no es que no sea un debate, es que no puede serlo. Los partidos de la oposici¨®n no pueden tener nunca inter¨¦s en discutir aquello sobre lo que el Gobierno les propone discutir. En consecuencia, lo normal es que la sesi¨®n parlamentaria acabe en un intercambio de descalificaciones entre los partidos de la oposici¨®n y el Gobierno, sin que al final nadie sepa muy bien de qu¨¦ se ha discutido. Esta semana hemos tenido ocasi¨®n de comprobarlo una vez m¨¢s.
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