La mirada al pasado musical
El director Josep Pons sabe hacer programas de gran inter¨¦s, originalidad y atractivo, como el ofrecido el jueves en el Carlos V con la orquesta Ciudad de Granada de la que es titular. Se enfrentaban dos obras de distinto signo pero coincidentes en la mirada hacia expresiones pret¨¦ritas: Strauss en El burgu¨¦s gentilhombre con ra¨ªz en Lully y Stravinski en Pulcinella, trabajada sobre material de Pergolesi dentro del esp¨ªritu de la comedia del arte italiana.Estamos al comienzo de los a?os veinte y s¨®lo falt¨® El Retablo de Manuel de Falla para completar el tr¨ªptico m¨¢s se?ero del denominado neoclasicismo; calificativo que como toda generalizaci¨®n aclara bastante poco.
En suma, se trata de creaciones contempor¨¢neas, muy del siglo XX, en las que sus autores reinventan un tiempo o inventan una m¨²sica siempre viva y perdurable. Ya lo dijo Picasso, como nos recuerda acertadamente el comentarista del programa: "En arte no hay pasado ni futuro. Si una obra art¨ªstica no puede vivir siempre en presente, no merece ser tomada en consideraci¨®n". Idea y t¨¦rminos que suscribir¨ªa el Picasso de la m¨²sica, o sea, Igor Stravinski.
Escuchamos versiones verdaderamente meritorias de ambas partituras y en Pulcinella a los m¨¦ritos de la orquesta granadina se a?adieron los de tres solistas vocales bien conocidos: la soprano Ana Rodrigo, de voz densa y coloreada puesta al servicio de una l¨ªnea sobria y elegante; el bar¨ªtono bonaerense V¨ªctor Torres, tambi¨¦n due?o de medios considerables, muy bellos y, adem¨¢s, de una decidida impronta dram¨¢tica. En fin, el tenor Jos¨¦ Caber, que ha estudiado con af¨¢n cuanto demanda la interpretaci¨®n del pasado y, no menos, la del presente.
A mi modo de ver, se cometi¨® un error, m¨¢s acusado si tenemos en cuenta que el concierto se transmit¨ªa en directo por cinco importantes cadenas radiof¨®nicas europeas. Por su car¨¢cter, por el formato orquestal y por la constante individualizaci¨®n instrumental, este admirable encuentro Strauss-Stravinski, debi¨® celebrar en el auditorio Manuel de Falla que el arquitecto Garc¨ªa de Paredes dej¨® listo e inaugurado hace ahora 20 a?os.
De cuando en cuando, si la m¨²sica lo demanda, debemos olvidarnos del tradicional e impresionante escenario renacentista y trocarlo por la funcionalidad ac¨²stica del auditorio que, por otra parte, es ya historia de la cultura granadina. El aire libre y la forma circular tienden a disociar los sonidos con menoscabo del mejor equilibrio y la m¨¢s exacta cohesi¨®n.
Como el festival aparece rico de matices y en su conjunto hace de la ciudad una especie de retablo de las maravillas o gran paso procesional iluminado por un cent¨®n de candelillas, por las tardes, en el peque?o teatro del Alhambra Palace se canta y muy bien m¨²sica filipina en Un espejo del 98. Son melod¨ªas entra?ables y significativas, como las denominadas kundimanes, que no son sino aires coincidentes o muy pr¨®ximos a la habanera pero entonados en lengua tagala. Con ellos alterna un repertorio de sal¨®n a la europea.
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