Muchos, famosos; pero ricos, pocos
Apenas una docena de escritores puede vivir de la literatura en Espa?a
Cientos de aspirantes a escritores inundan las editoriales con sus manuscritos. Profesi¨®n mitificada como pocas, los novelistas anhelan ver publicadas sus obras impulsados por una mezcla de narcisismo, afici¨®n por las letras y deseo de fama y de dinero. Pero s¨®lo una minor¨ªa consigue vivir de la literatura, aunque muchos logren salir en los peri¨®dicos y ver sus libros en los escaparates. ?nicamente nombres consagrados como Antonio Gala, P¨¦rez Reverte, Juan Mars¨¦, Terenci Moix, Javier Mar¨ªas o Camilo Jos¨¦ Cela firman contratos millonarios.
Fuera de este mundo se encuentran los dioses iberoamericanos que revolucionaron la literatura en los a?os setenta y de los que s¨®lo se mantienen en el Olimpo Mario Vargas Llosa y Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. El resto de autores, a veces gente prestigiada y con varios t¨ªtulos en sus carreras, han de compaginar el oficio de escribir con otros trabajos, especialmente la ense?anza y el periodismo. Arturo P¨¦rez Reverte no se anda con contemplaciones. Si se le insin¨²an los problemas que le ocasion¨® Territorio comanche, un libro reportaje sobre los corresponsales de guerra, con el que abandon¨® TVE, donde trabajaba como reportero, el escritor replica: "?Menudos problemas, m¨¢s de 400.000 ejemplares vendidos!". La respuesta es afirmativa si se le pregunta si est¨¢ contento con las adaptaciones al cine de sus novelas: "Me las han pagado".A Vicente Blasco Ib¨¢?ez se le atribuye la fanfarroner¨ªa de se?alar como su mejor p¨¢gina el cheque que recibi¨® de los estudios de Hollywood por los derechos para el cine de Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Quiz¨¢ el novelista cartagenero y el valenciano se atrevan a presumir de aquello que muchos autores mantienen en el m¨¢s absoluto secreto. Siempre bajo la condici¨®n del anonimato, algunos editores reconocen haber pagado, al citado grupo de consagrados, anticipos que pueden oscilar entre los 20 y los 60 millones de pesetas cuando adquieren novelas de las que esperan vender m¨¢s de 50.000 ejemplares.
Los anticipos, una pr¨¢ctica reciente en el mundo editorial espa?ol, son s¨®lo un privilegio del que disfruta una minor¨ªa escogida, porque la mayor¨ªa de autores ha de conformarse con el habitual 10% sobre las ventas, y la tirada media de una novela ronda los 4.000 ejemplares. Se puede concluir que lo habitual es que un escritor apenas gane unos centenares de miles de pesetas con su obra. Meses o quiz¨¢ a?os de trabajo ofrecen unos dividendos econ¨®micos bastante reducidos si se compara el esfuerzo con el rendimiento. Primer e imprescindible eslab¨®n de una larga cadena, resulta comprensible que cientos de escritores (cabe recordar que, en la pasada Feria del Libro de Madrid, firmaron sus obras unos 300 autores) lamenten el peque?o porcentaje que perciben.
La industria
El precio de un libro ha de ser repartido entre los numerosos sectores de la industria editorial. Los editores perciben el 30%; los distribuidores, un 20%, y los libreros obtienen el 40% restante. Las ganancias de un escritor devienen en un misterio tan bien guardado como los contratos de los jugadores de f¨²tbol o las finanzas de un partido pol¨ªtico.Cuando un periodista pregunta por la tirada de un libro o por los honorarios que ha percibido un escritor de ¨¦xito, lo normal es que el interlocutor tire balones fuera. Ninguno de los implicados se atrever¨ªa a confirmar que a Eduardo Mendoza una editorial le tent¨® a cambiar de empresa ofreci¨¦ndole una cantidad superior a los 60 millones por su ¨²ltima novela, o que Juan Manuel de Prada ya ten¨ªa apalabrada con Espasa la publicaci¨®n del que luego ser¨ªa uno de los premios Planeta. Nadie confirma en p¨²blico las elevad¨ªsimas cifras que est¨¢n en boca de todos de los ¨²ltimos libros de Antonio Gala, Terenci Moix o Javier Mar¨ªas, por citar tres ejemplos donde se han barajado decenas de millones de pesetas.
Los ingresos de estos top-models de la literatura no proceden s¨®lo de la venta de sus libros. Casi todas las estrellas completan sus n¨®minas con colaboraciones period¨ªsticas, conferencias y cursos universitarios, hasta el punto de que numerosos escritores viven tanto o m¨¢s de contratos con los peri¨®dicos que de los ingresos literarios. Ser¨ªa el caso, entre otros, de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, Antonio Mu?oz Molina o Francisco Umbral.
En otro escal¨®n, tampoco hay constancia del contrato que firm¨® el joven Jos¨¦ ?ngel Ma?as por dejar Destino, pero se comenta que supera las siete cifras; tampoco se sabe el acuerdo a que ha llegado Carmen Balcells con el editor de Anagrama para publicar la nueva novela de Jaime Bayly, pero s¨ª se conoce que Ian Gibson percibi¨®, al margen de su contrato con una editora inglesa, una retribuci¨®n anual de Anagrama por investigar durante cinco a?os la vida de Salvador Dal¨ª, y que Ediciones B pag¨® 500.000 d¨®lares (unos 75 millones de pesetas) por la novela de Tom Wolfe Todo un hombre, ocho a?os antes de que la escribiera.
Los extranjeros
S¨®lo en el caso de los autores extranjeros se dan cifras. Enrique de Heriz, director editorial de Ediciones B, no quiere ni o¨ªr hablar de lo que percibir¨¢n por su nueva novela Bernardo Atxaga, Juan Bonilla o cualquiera de los autores de la casa, pero reconoce que han pagado una cantidad pr¨®xima a los tres millones de pesetas por el ¨²ltimo libro de James Ellroy, Mis rincones oscuros. "No es un precio caro para un autor de su categor¨ªa, especialmente tras el ¨¦xito de L. A. Confidential, pero en nuestro caso ha primado que hubi¨¦ramos publicado toda su obra anterior, incluida Jazz blanco, de la que vendimos s¨®lo 895 ejemplares".
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