Equipo ideal
Van der Sar.Es posible que Chilavert haya tenido m¨¢s influencia en su equipo que cualquier otro portero, pero Paraguay era un equipo defensivo. Holanda, equipo que acept¨® m¨¢s riesgos que nadie, fue el ¨²nico que jug¨® con 11 jugadores; los dem¨¢s eran 10 y un portero. Ah¨ª comienza la importancia de Van der Sar, portero l¨ªbero que se adelanta a los problemas y con eso evita la atajada milagrosa. Juega, no rechaza. Es sereno, gobierna el ¨¢rea por abajo y por arriba y est¨¢ bien colocado cuando es exigido dentro de los tres palos. Le falta aprender a pararse cuando se enfrenta a alguien en el mano a mano, pero se le ve maduro. Thuram. Lateral derecho muy completo. Gana en la disputa, en la anticipaci¨®n y en el cruce. Tambi¨¦n manda en el juego a¨¦reo. Cuando Francia se enfrent¨® a Italia se comi¨® a Del Piero y termin¨® aportando llegada por afuera al juego de ataque. Cuando las cosas se complicaron en semifinales fue decisivo con dos goles plenos de decisi¨®n despu¨¦s de un robo en la puerta del ¨¢rea adversaria. Es un portento f¨ªsico y sabe medir sus llegadas al ataque. Cuando pasa por el centro de la cancha es simple para resolver (juega a no perderla), y cuando acelera arriba resulta dif¨ªcil de contener. Es importante cuando Francia la pierde y cuando la tiene.Desailly. Aunque haya jugado por el lado izquierdo hay que encontrarle un lugar. Es derecho, tiene potencia de salto y buen golpeo de cabeza, adivina, anticipa y gana en el choque. Despu¨¦s de vagar por varios puestos, en el Milan encontr¨® su lugar definitivo y la confianza que lo hace impasable. Se mueve bien en espacios cortos y en mar abierto. Si cuando jugaba como centrocampista se le descubr¨ªan defectos de t¨¦cnica y visi¨®n, ah¨ª atr¨¢s, con m¨¢s panorama, es capaz de asegurar la pelota en la salida y sorprender con arranques inesperados que desahogan el juego demasiado pautado de los centrocampistas franceses.
Frank de Boer. Con un recuerdo para Celso Ayala, el paraguayo que dio una c¨¢tedra defensiva, Frank de Boer es la oveja blanca de la defensa. Siempre con la cabeza alta, la actitud relajada y la sensaci¨®n de que est¨¢ solo aunque est¨¦ rodeado por el s¨¦ptimo de caballer¨ªa. Su sentido posicional le permite estar en el lugar de los hechos un segundo antes de que ocurran (los hechos). Sabe poner el cuerpo para ganar el lugar y es un tiempista maravilloso. Jugando pierde una pelota cada seis meses. Es la salida obligada de Holanda porque sabe jugar en largo y en corto: tiene precisi¨®n y sabe elegir.
Roberto Carlos. A su manera, casi un delantero que arranca desde muy atr¨¢s. Comparado con ¨¦l mismo estuvo bajo, comparado con los dem¨¢s fue el mejor. Tuvo defectos de exceso como algunos rechaces desproporcionados o llegadas con centros desmedidos. Sin embargo, su portentosa velocidad le permiti¨® corregir muchas de las carencias defensivas de Brasil. Las incorporaciones al ataque fueron frecuentes (a veces demasiado, y pierde sorpresa), pero le dieron al equipo la posibilidad de tener siempre abierta la cancha por la izquierda y tener esa profundidad intimidatoria que siempre produce el juego explosivo de Roberto Carlos.
Deschamps. Con mi homenaje a Boban y el reconocimiento a Dunga. Deschamps es un medio de contenci¨®n inteligente y solidario que contribuye al equilibrio haciendo de bisagra en el medio mismo del campo. Trabaja en sinton¨ªa con los cuatro defensores cuando Francia es atacada y es el auxilio de los centrocampistas cuando el equipo tiene la pelota. En esa zona trabaj¨® junto a Petit, referencia m¨¢s dispersa. Deschamps es simple y seguro en el manejo de la pelota y comanda la presi¨®n en la destrucci¨®n (se pasa el partido abriendo y cerrando la puerta del ¨¢rea). No da la primera lucha a¨¦rea y le cuesta llegar a posiciones de gol.
Ronald de Boer. A su alrededor siempre hay buen f¨²tbol. A su alrededor nunca hay desorden. Conoce como nadie las obligaciones y las posibilidades de su puesto. Tiene una naturalidad t¨¦cnica que le permite tocar en corto o en largo, tirar desde cualquier distancia o regatear, como si cada una de esas acciones fuera sencilla. Utiliza con mucha inteligencia la geograf¨ªa en la que se mueve, pero tiene m¨¢s facilidad para la diagonal que para el desborde. En ¨¦l nunca se interrumpe el circuito del toque que Holanda propuso como ninguna otra selecci¨®n a lo largo del Mundial.
Overmars. Una lesi¨®n le apart¨® del Mundial cuando Holanda m¨¢s le necesit¨® y el vac¨ªo que dej¨® su ausencia no hubo forma de llenarlo. Con Overmars recordamos la importancia de los extremos. Su punto de partida es la raya, pero como tiene salida para cualquiera de las dos piernas es capaz de jugar por derecha o izquierda. Sacrificado, r¨¢pido, h¨¢bil, profundo, con buen tiro e inteligente para saber cu¨¢ndo son sus momentos a lo largo del partido. Era normal verlo rodeado de tres marcadores que sal¨ªan a su encuentro. En ese caso tocaba r¨¢pido para que el equipo descubriera las zonas vac¨ªas que hab¨ªan dejado sus perseguidores.
Zidane. Me ponen nervioso los que saben hacer muchas cosas pero barajan mal: cuando tienen que regatear, tiran; cuando tienen que tirar, pasan, y cuando tienen que pasar, regatean. Zidane pone todas las virtudes en orden y eso ya complace la inteligencia. Tiene un amplio campo de acci¨®n, se muestra para auxiliar y la pelota sale siempre mejorada de sus pies. "Hagan juego, se?ores", les dice Zidane. Claro que para eso necesita la complicidad de compa?eros que le ofrezcan movimientos y en Francia no los encontr¨®. Para ser grande del todo, a su juego le faltan los ¨²ltimos 25 metros. No tiene gol.
Owen. Es hermoso ver la aparici¨®n de un talento joven. En un partido no apto para menores (Inglaterra-Argentina), Owen present¨® su candidatura al t¨ªtulo de jugador revelaci¨®n del campeonato con su juego chispeante, directo, agresivo y letal. Como todos los goleadores, Owen no se va por las ramas. Tiene valent¨ªa, sentido del oportunismo, t¨¦cnica en velocidad, astucia y personalidad para ponerle una bomba al partido. Goleador que se mueve por todo el frente de ataque, con frialdad y agresividad de asesino en sus decisiones, excelente conducci¨®n en carrera y carisma para seducir, incluso, al portero rival.
Ronaldo. Se empe?a en no aprender, pero haciendo las cosas as¨ª ya es el mejor de los 704 jugadores que estuvieron en el Mundial. Cada intervenci¨®n suya es un martillazo que le pega al partido. Potencia incontenible, gran velocidad f¨ªsica y mental, t¨¦cnica para resolver con simpleza las cosas dif¨ªciles y una vocaci¨®n goleadora un poco enfermiza. A veces da la impresi¨®n de que s¨®lo se le puede parar fuera del reglamento. Con un francotirador, por ejemplo. Condiciones naturales incomparables, tambi¨¦n para vencer las despiadadas presiones que propone el f¨²tbol al nivel en que ¨¦l se mueve. Tener a Ronaldo es ser favorito.
El equipo. Holanda refresc¨® el Mundial hasta el punto de replantear algunos lugares comunes. ?Qu¨¦ es eso de que desde atr¨¢s es arriesgado salir jugando en corto, que en el medio ya no se puede tocar y que ya no existen los extremos? Holanda empez¨® por el ABC: A, la pelota es m¨ªa; B, el campo mide 100 x 70, y C, todos tienen la obligaci¨®n de jugar. Se qued¨® en el camino como la computadora de Noruega, el defensivismo de Italia o la h¨ªbrida Argentina, pero hay una diferencia, de Holanda no nos olvidaremos nunca m¨¢s. Sabemos que este equipo es un eslab¨®n m¨¢s de una larga idea sobre el f¨²tbol. Y sabemos que el pr¨®ximo eslab¨®n ser¨¢ maravilloso porque esta cadena ya es irrompible.
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