Hashimoto asume la responsabilidad por la crisis japonesa y presenta su dimisi¨®n
El primer ministro japon¨¦s, Ryutaro Hashimoto, present¨® ayer su dimisi¨®n a consecuencia de la humillante derrota sufrida el domingo por su formaci¨®n, el Partido Dem¨®crata Liberal (PDL) en las elecciones al Senado y asumi¨® "toda la responsabilidad" del fracaso en las urnas. Los votantes castigaron la ambig¨¹edad de la pol¨ªtica promovida por Hashimoto para salir de la crisis econ¨®mica que sufre el pa¨ªs. M¨¢s all¨¢ del descr¨¦dito que ha golpeado a la clase pol¨ªtica, el elevado ¨ªndice de participaci¨®n en la jornada electoral indica que los japoneses quieren la alternancia pol¨ªtica.
"El mi¨¦rcoles dar¨¦ parte al consejo ejecutivo del PDL de mi voluntad de dimitir", declar¨® Hashimoto ante la prensa. "He emprendido reformas y definido las grandes l¨ªneas que deb¨ªan seguirse", a?adi¨®, "espero que mi sucesor no abandone ese camino".A la crisis econ¨®mica se le une ahora en Jap¨®n una crisis pol¨ªtica de la que ayer se vivi¨® su primer acto tras los resultados de las elecciones parciales al Senado del domingo. Pero ¨¦sta es una etapa obligatoria para resolver la primera. Los liberaldem¨®cratas, que disponen a¨²n de mayor¨ªa en el Parlamento y constituyen el partido m¨¢s importante del pa¨ªs, tendr¨¢n que designar lo antes posible un sucesor a Hashimoto, formar un Gobierno y asegurar a la opini¨®n internacional que, con la mayor urgencia, llevar¨¢n a cabo las reformas que Hashimoto se hab¨ªa comprometido a poner en marcha. No obstante, , seg¨²n el diario Asahi Shimbun, la pesadez del sistema pol¨ªtico japon¨¦s hace poco probable que el pr¨®ximo jefe del Ejecutivo sea elegido antes de fin de mes.
Durante un segundo acto, la direcci¨®n del PDL tendr¨¢ que afianzar su mayor¨ªa en el Senado formando una nueva coalici¨®n. Con retomar sus antiguas alianzas no le ser¨¢ suficiente, ya que al PDL le faltan ahora muchos esca?os para llegar a la mayor¨ªa. Deber¨¢ volver su mirada hacia el partido centrista Komei que, por el momento, es hostil a tal alianza, o hacia el Partido Liberal, formado por tr¨¢nsfugas del propio PDL. Adem¨¢s del dif¨ªcil calendario para poner en marcha las reformas anunciadas (rescate del sistema bancario, disminuci¨®n de los impuestos), el nuevo Gobierno deber¨¢ hacer frente a una oposici¨®n reforzada tras estos comicios y que pedir¨¢ una r¨¢pida disoluci¨®n de la C¨¢mara baja y elecciones anticipadas.
La derrota del PDL es una de las m¨¢s fuertes de su historia: perdi¨® 17 de los 61 esca?os que ten¨ªa antes de las elecciones, y se queda con 102 de los 252 que componen el Senado. Tambi¨¦n los socialistas y el partido Komei salieron como debilitados (perdieron siete y dos esca?os, respectivamente). El Partido Liberal, que s¨®lo consigui¨® aumentar su presencia en un esca?o, fue otro decepcionado.
En la otra cara de la moneda se encontr¨® el Partido Comunista, que casi dobl¨® sus esca?os, y el Partido Dem¨°crata, primera fuerza opositora. Pero los grandes vencedores del domingo fueron los candidatos independientes que ganaron 14 esca?os, en lo que se traduce como un signo del rechazo de los electores a los partidos tradicionales. Te¨®ricamente, una derrota en las elecciones al Senado no conduce de forma autom¨¢tica a la dimisi¨®n del primer ministro y a la formaci¨®n de un nuevo Gobierno. No obstante, teniendo en cuenta la crisis econ¨®mica, estas elecciones se hab¨ªan convertido en una especie voto de confianza sobre su actuaci¨®n. El propio Hachimoto dijo a los adversarios de su pol¨ªtica econ¨®mica que "los electores juzgar¨ªan".
La derrota del PDL -y el rechazo a la pol¨ªtica que ha llevado acabo- es a¨²n m¨¢s evidente si se piensa que, contra todo pron¨®stico, los electores acudieron en masa a las urnas, dando la vuelta al habitual desapego respecto a la pol¨ªtica que se hab¨ªa generalizaco durante los ¨²ltimos a?os. El ¨ªndice de participaci¨®n se elev¨® al 58%, tras hundirse en el 44% en 1995. ?Es el resultado de los esfuerzos puestos en marcha para movilizar al electorado (simplificaci¨®n del voto por correspondencia, apertura de las oficinas de voto hasta las ocho de la tarde) o es que los electores se han dado cuenta de la gravedad de la situaci¨®n? En cualquier caso, una parte del electorado parece haber comprendido que, incluso si la oposici¨®n les decepciona, deb¨ªan reaccionar para intentar detener una pol¨ªtica que atascaba al pa¨ªs en la crisis.
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