Dinosaurios capaces de surcar los cielos

Uno de los objetivos de la paleontolog¨ªa es intentar responder a preguntas del tipo ?de d¨®nde procede este organismo, cu¨¢les fueron sus antecesores? Es evidente que estos interrogantes s¨®lo tienen sentido dentro de un contexto evolutivo, es decir, dentro de un sistema conceptual que describa hist¨®ricamente a la materia viva como una compleja trama de antecesores y descendientes. Por ello, los primeros naturalistas que se plantearon estas cuestiones fueron evolucionistas predarwinistas como J. B. Lamarck, quien propuso, a comienzos del siglo XIX, que las tortugas eran los ancestros de las aves.Esta sorprendente idea proced¨ªa, probablemente, de que ambos grupos de vertebrados tienen pico y carecen de dientes. Hay que tener en cuenta que el registro f¨®sil conocido en ¨¦poca de Lamarck era muy limitado, y en t¨¦rminos comparativos con los diferentes tipos de vertebrados actuales, las aves son organismos muy modificados cuyas relaciones de parentesco eran dif¨ªciles de establecer. Esta dificultad es superada cuando el registro f¨®sil nos ofrece alg¨²n tipo de organismo cuya morfolog¨ªa contenga una combinaci¨®n de caracteres que nos permita establecer las relaciones de parentesco de un linaje determinado. Para el caso de las aves fue determinante el hallazgo, en 1861 (dos a?os despu¨¦s de la publicaci¨®n de El origen de las especies), del primer ejemplar conocido de Archaeopteryx. Este extraordinario animal, actualmente considerado como el ave conocida m¨¢s primitiva, ten¨ªa al mismo tiempo dientes, una larga cola y plumas. Esta combinaci¨®n de caracteres avianos y reptilianos fue ya se?alada por T. H. Huxley (el famoso bulldog de Darwin) para corroborar las nacientes propuestas evolucionistas en la d¨¦cada de 1860. En 1882, Huxley propuso que las aves (y los cocodrilos) proced¨ªan de los dinosaurios.

El "hueso del deseo"

En 1927, el ornit¨®logo dan¨¦s G.Heilmann public¨® El origen de las aves. ?l reconoc¨ªa las notables semejanzas esquel¨¦ticas entre el dinosaurio Compsognathus, y otros ter¨®podos, y Archaeopteryx, pero lleg¨® a la conclusi¨®n de que era imposible que estuviesen emparentados. Esta propuesta estaba basada en la ley de irreversibilidad evolutiva, seg¨²n la cual una estructura o car¨¢cter perdido en el curso de la evoluci¨®n de un linaje no puede reaparecer en los descendientes. La estructura a la que hac¨ªa referencia Heilmann era la f¨²rcula, un elemento esquel¨¦tico que en aquella ¨¦poca se cre¨ªa t¨ªpico de las aves, ausente en los dinosaurios ter¨®podos conocidos hace 70 a?os. La f¨²rcula (o hueso del deseo) es ese elemento pectoral en forma de horquilla que sirve para que un consumidor de un suculento pollo gane a otro la materializaci¨®n de un deseo al tirar de uno de los extremos del hueso y conseguir quedarse con el fragmento mayor. Aparte de esta curiosidad costumbrista, la f¨²rcula sirve para ayudar en la aireaci¨®n del tracto respiratorio de un ave durante el vuelo.A comienzos de los a?os setenta, el estadounidense J. H.Ostrom, bas¨¢ndose en el reciente descubrimiento del dinosaurio ter¨®podo Deinonychus, volvi¨® a plantear la hip¨®tesis del origen dinosauriano de las aves. Desde entonces, y pese a la constante oposici¨®n de una minor¨ªa de paleont¨®logos, la hip¨®tesis dinosauriana se ha visto ampliamente reforzada por descubrimientos recientes. Durante estos ¨²ltimos a?os, el problema de la f¨²rcula ha sido claramente superado.

Hoy d¨ªa sabemos que multitud de dinosaurios ter¨®podos, incluso linajes relativamente alejados del origen de las aves, pose¨ªan f¨²rcula. Una r¨¢pida lista incluye g¨¦neros tan conocidos como Allosaurus, Oviraptor o Velociraptor. Por otra parte, recientes hallazgos chinos permiten albergar ya pocas dudas de que las aves pertenecen al mismo linaje que los dinosaurios. El a?o pasado fue descrito Sinosauropteryx, un peque?o ter¨®podo semejante en tama?o y rasgos osteol¨®gicos al g¨¦nero Compsognathus. Esta forma china se caracteriza por tener el cuerpo recubierto de estructuras tegumentarias, interpretadas como plumas o protoplumas.

Nuevos g¨¦neros chinos

Recientemente, dos nuevos g¨¦neros chinos, de hace unos 145 millones de a?os, han confirmado la condici¨®n emplumada de ciertos dinosaurios ter¨®podos cercanos al origen de las aves. El g¨¦nero Protarchaeopteryx tiene el cuerpo y la cola cubiertos de plum¨®n y plumas rectrices al final del ap¨¦ndice caudal. El otro g¨¦nero, Caudipteryx, presenta incluso plumas largas, asociadas al segundo dedo de la mano, que en las aves actuales se denominan remiges. Su estructura es en todo equivalente a la de las aves actuales. El hallazgo de estas formas chinas despeja algunos interrogantes y abre de forma inmediata nuevas cuestiones. Por ejemplo, parece que el viejo debate sobre el origen de las plumas queda ahora algo m¨¢s despejado.Dado el hecho de que ninguna de estas formas chinas era capaz de volar (sus extremidades anteriores son demasiado cortas), parece bastante claro que el origen evolutivo de las plumas no puede ser asociado al vuelo. Por tanto, estas maravillas de la ingenier¨ªa de la naturaleza aparecieron como aislamiento t¨¦rmico, reconocimiento de especies, exhibici¨®n sexual o alguna otra funci¨®n, y queda descartada la voladora, que tanta aceptaci¨®n ha tenido hasta el hallazgo de los f¨®siles chinos.

Uno de los interrogantes m¨¢s espectaculares que abren estos hallazgos se refiere al posible aspecto emplumado de dinosaurios ter¨®podos hasta ahora reconstruidos sin plumas. La nueva evidencia predice que g¨¦neros como Velociraptor, Deinonychus y quiz¨¢ incluso los tiranosaurios eran animales cubiertos de plumas.

La confirmaci¨®n del origen dinosauriano de las aves se puede establecer tambi¨¦n a partir de la evidencia obtenida de aves primitivas, es decir, de g¨¦neros avianos situados filogen¨¦ticamente entre Archaeopteryx y las aves modernas. Esta ¨¢rea de investigaci¨®n ha experimentado un notable incremento en los ¨²ltimos a?os, gracias al incesante hallazgo de nuevas formas f¨®siles, principalmente en Espa?a y China. El n¨²mero de g¨¦neros de aves mesozoicas hallados en la d¨¦cada de los noventa supone casi el 60% de todo el registro conocido.

En Espa?a

En Espa?a, los hallazgos se sit¨²an en dos ¨¢reas: Las Hoyas (Serran¨ªa de Cuenca) y El Montsec (Lleida). Ambas localidades se sit¨²an en el Cret¨¢cico inferior, con una edad absoluta de unos 120 millones de a?os. Uno de los g¨¦neros espa?oles m¨¢s conocidos es Iberomesornis (ave intermedia de Iberia).Esta ave de Las Hoyas, del tama?o de un gorri¨®n, presenta una sorprendente combinaci¨®n de caracteres. Por un lado, su esqueleto pectoral es muy semejante al de un ave actual, indicando una indudable capacidad voladora. Por otro, los elementos esquel¨¦ticos de la pelvis (huesos de la cadera) y las extremidades posteriores son comparables a los de un dinosaurio ter¨®podo. Estas caracter¨ªsticas permiten inferir c¨®mo ser¨ªan sus ancestros. Parece bien establecido cu¨¢les fueron los antecesores de las aves. Estos formidables vertebrados voladores, s¨ªmbolos de la libertad para los seres humanos, no son sino dinosaurios capaces de surcar los cielos.