Estados Unidos advierte de que el Tribunal Penal Internacional resulta "inaceptable"
El desacuerdo entre Estados Unidos y sus aliados europeos -excepci¨®n hecha de Francia- sobre las competencias del futuro Tribunal Penal Internacional (TPI) para perseguir violaciones de los derechos humanos sigue en pie en v¨ªsperas de la clausura, ma?ana, de la conferencia. David Scheffer, jefe de la delegaci¨®n estadounidense, hizo ayer una dura advertencia a las delegaciones favorables a la creaci¨®n de un tribunal con amplios poderes, se?alando que este modelo ser¨¢ "inaceptable" para pa¨ªses que "representan a los dos tercios de la poblaci¨®n del mundo".
"Nos encontramos, en v¨ªsperas de que concluya la conferencia, sin haber llegado a una soluci¨®n", dijo Scheffer en una rueda de prensa convocada antes de que el presidente de la conferencia, el canadiense Philippe Kirsch, hubiera presentado el borrador final, al que deber¨¢n dar un s¨ª o un no las m¨¢s de 160 delegaciones que se encuentran en Roma. Para Scheffer, el primer tribunal penal debe nacer "apoyado por una comunidad" y no por "un club".La posici¨®n de EEUU, contraria a la intervenci¨®n autom¨¢tica del tribunal en cr¨ªmenes de guerra y cr¨ªmenes contra la humanidad (sobre los casos de genocidio hay consenso), es compartida por otros como India, China, Rusia y Francia, por citar algunos. Para las numerosas organizaciones de derechos humanos que asisten a la conferencia, la advertencia de Washington es una amenaza de abandono.
Sin embargo, existe un bloque -integrado por unos sesenta pa¨ªses europeos, africanos, asi¨¢ticos y latinoamericanos, entre los que se encuentran Espa?a y el pa¨ªs anfitri¨®n, Italia- que se muestra firmemente decidido a dotar al TPI de amplias competencias e independencia.
Scheffer se?al¨® ayer que el tribunal necesitar¨¢ la colaboraci¨®n de los Estados y que "no lograr¨¢ sus objetivos ignorando las preocupaciones leg¨ªtimas de muchos Gobiernos". "Estados Unidos y otros pa¨ªses tienen responsabilidades de alto riesgo en todo el mundo que son cruciales para la protecci¨®n de las poblaciones civiles. Un estatuto que ignore estas responsabilidades no ser¨¢ ¨²til a los intereses vitales del tribunal", a?adi¨®.
En otras palabras, Washington no desea ver bajo ning¨²n concepto a un soldado de las fuerzas de paz de Estados Unidos sentado en el banquillo de los acusados del futuro TPI. Seg¨²n la prensa italiana, la determinaci¨®n de Washington es tal que el secretario de Defensa, William Cohen, lleg¨® a amenazar a su hom¨®logo alem¨¢n, Volker R¨¹he, con la retirada de sus soldados del Viejo Continente si prosperan las tesis "europeas" en Roma.
S¨®lo uno de los "grandes"
En estos momentos, el Reino Unido es el ¨²nico de los cinco pa¨ªses integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU que parece dispuesto a apoyar la f¨®rmula de un tribunal con amplios poderes, a la que es favorable el secretario general de la ONU, Kofi Annan.Entre las muchas propuestas avanzadas para salvar la distancia que separa las dos posiciones enfrentadas en la Conferencia de Roma, figura una presentada por Jap¨®n que ha sido bien recibida por Washington, pero muy criticada por organizaciones de derechos humanos como Amnist¨ªa Internacional y Human Rights Watch. Se trata de a?adir un protocolo al estatuto que permita a los firmantes permanecer fuera de la jurisdicci¨®n del tribunal por un determinado periodo de tiempo.
Para Richard Dicker, portavoz de Human Rights, este protocolo equivaldr¨ªa a vaciar la conferencia, dej¨¢ndola "en una mera foto de familia".
La comisaria de la Uni¨®n Europea de Ayuda Humanitaria, la italiana Emma Bonino, ha hecho reiterados llamamientos a Washington para que apoye un tribunal fuerte. "No tiene sentido que el Tribunal Penal Internacional dependa del Consejo de Seguridad de la ONU. Eso invalidar¨ªa el trabajo realizado este mes por la Conferencia de Roma, porque existe la posibilidad de crear, como se ha hecho ya, tribunales ad hoc".
El jefe de la delegaci¨®n de EEUU insisti¨® en que el Gobierno de Clinton desea evitar a toda costa tragedias como las vividas en Ruanda, Bosnia o Camboya, pero la detenci¨®n de criminales como Pol Pot no depende tanto de que exista un supertribunal como de la cooperaci¨®n entre los pa¨ªses.
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