33 espa?oles murieron en 1997 mientras esperaban un trasplante de coraz¨®n
Espa?a tiene el r¨¦cord de donaciones a pesar de la interpretaci¨®n restrictiva de las normas
33 espa?oles murieron esperando un coraz¨®n en 1997, 11 aguardando un pulm¨®n y 96 un h¨ªgado. La ley que regula los trasplantes, de 1979, establece que todos los fallecidos son donantes si no han expresado lo contrario. Pero un real decreto que la desarrolla, de 1980, hace int¨¦rprete del difunto a su familia. La pr¨¢ctica ha llevado a que, de hecho, los parientes decidan qu¨¦ hacer con los ¨®rganos, convirti¨¦ndose as¨ª en m¨¢s que portavoces de la voluntad del fallecido.
?Supone el reglamento de 1980 una traici¨®n al esp¨ªritu de la ley? Podr¨ªa ser, pero las cifras de la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes (ONT) demuestran que el sistema espa?ol es el que mejores resultados obtiene en todo el mundo: 29 donaciones por mill¨®n de habitantes (1.155 donantes en 1997). Autoridades sanitarias, pol¨ªticos y m¨¦dicos consultados defienden la actual manera de proceder."Que se pueda extraer la pieza de no existir mandato expreso del donante", exhortaba el ponente de UCD en el Congreso, Carlos Gila Gonz¨¢lez, en diciembre de 1978. Los diputados discut¨ªan una ley que se aprob¨® en octubre del siguiente a?o sin votos en contra y con una abstenci¨®n. Las palabras del parlamentario centrista muestran el esp¨ªritu de los legisladores: lo que los m¨¦dicos definen como consentimiento presunto. En la calle esperaban decenas de enfermos de ri?¨®n pendientes de trasplante.
La experiencia ha matizado las intenciones del legislador, y ha desviado la realidad de sus prop¨®sitos: se consulta a los familiares. Como reconoce el ex coordinador de trasplantes y actual presidente del comit¨¦ de expertos del Consejo de Europa, Rafael Matesanz, "los que dan el consentimiento para trasplantar son los familiares".
Comprobaci¨®n del juez
Matesanz recuerda haber acudido a los juzgados en los albores de los ochenta, con la autorizaci¨®n de la familia; y el juez, incr¨¦dulo, resolv¨ªa llamar a los allegados para corroborar que la aquiescencia no hubiera sido conseguida bajo coacci¨®n. "La posici¨®n de los jueces fue que la opini¨®n de los familiares es la ¨²nica forma de conocer la voluntad del fallecido en las ¨²ltimas etapas de su vida", apostilla.A partir de estos pasos iniciales en la aplicaci¨®n de una ley tan laxa, se ha llegado al momento actual: hay m¨¢s trabas de las previstas para trasplantar, pero Espa?a encabeza, con sus 29 por mill¨®n, los porcentajes mundiales. Los siguientes son la Rep¨²blica Checa, con 23,2; Estados Unidos, con 21,3; y Portugal, con 20,5. Francia, con 15 donantes por mill¨®n de habitantes, ha llevado el esp¨ªritu de la ley espa?ola a sus ¨²ltimas consecuencias: a mediados de septiembre inaugurar¨¢ un registro de renuncias, y los que no se apunten ser¨¢n considerados donantes.
En Espa?a, tanto los partidos (a excepci¨®n del PNV) como los m¨¦dicos y autoridades sanitarias coinciden en descalificar la iniciativa francesa y defender la interpretaci¨®n restrictiva de la ley espa?ola. "Si la familia se opone, por mucha ley que haya, a ver qui¨¦n es el guapo que le saca el ¨®rgano al difunto. Es as¨ª, y as¨ª ha evolucionado en todo el mundo", sentencia Matesanz. "El registro es una idea populista para ganar votos, y manipula el sentimiento de la gente".
Carlos Caballero, representante del PNV en la Comisi¨®n de Sanidad del Congreso, no lo entiende as¨ª: "Apoyo la iniciativa francesa por progresista". Este diputado se inclina por que "los individuos dejen m¨¢s marcada la situaci¨®n antes de morir y, en situaciones tr¨¢gicas, sean los m¨¦dicos quienes tomen la iniciativa".
El portavoz del PP en la misma comisi¨®n, Cesar Villal¨®n, prefiere que las cosas sigan como est¨¢n: "Somos punteros en donaciones; los datos nos ponen a la cabeza del mundo; y no debemos entrar en la obligaci¨®n de ser donantes per se". De igual modo se expresa la vocal de Sanidad de IU, ?ngeles Maestro: "No hay ning¨²n conflicto, y parece que la demanda est¨¢ cubierta, por lo que no merece la pena intervenir. Preferimos insistir en la solidaridad".
Otros pa¨ªses, como Austria y B¨¦lgica, donde existen registros de no donantes, obtienen peores resultados que Espa?a. A pesar de los buenos datos espa?oles, se mantienen las listas de espera para trasplantes, y hay enfermos que mueren antes de recibir un ¨®rgano. 140 personas fallec¨ªan aguardando un pulm¨®n, un coraz¨®n o un h¨ªgado en 1997.
A la espera de ¨®rganos
M¨¢s numerosos son los que est¨¢n a la expectativa de recibir el ¨®rgano que precisan para seguir viviendo o hacerlo con mejor calidad: 4.035 personas esperan un ri?¨®n, 289 un h¨ªgado, 95 un coraz¨®n, y 42 un pulm¨®n. Blanca Miranda, actual coordinadora nacional de trasplantes, est¨¢ convencida de que la mejor forma para reducir estos casos es persistir en el modelo actual, cuyos pilares los constituyen la tupida red centralizada en la ONT, creada en 1989, y una buena formaci¨®n profesional de quienes han de convencer a las familias sobre la necesidad de donar.La red de la ONT permite que un ¨®rgano sea enviado al lugar de Espa?a donde m¨¢s se necesite, pero con prioridad para la comunidad donde haya sido recogido. El criterio principal es que la pieza se injerte en el cuerpo que mejor la pueda aceptar, y as¨ª reducir el riesgo de rechazo. De ah¨ª que, aunque el 60% se trasplanta antes de tres meses, el tiempo de espera var¨ªe dependiendo de las compatibilidades y de la enfermedad. En efecto, esperan m¨¢s de un a?o el trasplante un 17% de enfermos de h¨ªgado, y un 3,7% de los de pulm¨®n.
Para que todo esto suceda, los allegados han de firmar el documento que reza Consentimiento familiar para la extracci¨®n de ¨®rganos de cad¨¢ver para trasplante. Rafael Matesanz apunta las causas para que ocurra con m¨¢s frecuencia que en el resto de los pa¨ªses: "El sistema espa?ol es un modelo por la celeridad en la detecci¨®n de los donantes y por el entrenamiento de los coordinadores para tratar con la familia". Sin embargo, el entrenamiento y las buenas maneras no impiden que una de cada cinco familias, un 21,7%, se niegue a la donaci¨®n.
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