Estilo rural
Estamos ante la transformaci¨®n de la familia agraria. Para unos es el choque del mundo rural con la industria; para otros, la integraci¨®n de dos tipos de sociedades, la general y la de tipo agrario. El ciudadano, procedente del medio rural trata de marcar sus diferencias. Con ello nace una postura del hombre de la ciudad frente al agricultor, que se manifiesta por la falta de solidaridad hacia la falta de estructuras en el medio rural. La agricultura y los agricultores son distintos en cada comarca, aunque soportan muchas incertidumbres comunes. La familia agraria se debate en condiciones econ¨®micas inferiores a la mayor¨ªa de los asalariados. No existe correlaci¨®n entre incremento econ¨®mico del pa¨ªs y el sector agrario. El futuro de la familia agraria va unido al de la explotaci¨®n familiar, por tanto debe analizarse la viabilidad de ¨¦sta. Una explotaci¨®n es viable cuando es capaz de proporcionar al agricultor y a su familia un nivel de ingresos adecuado y asegur¨¢rselo en un futuro. Los agricultores j¨®venes exigen una viabilidad econ¨®mica a su explotaci¨®n y unas condiciones m¨ªnimas de equipamiento social. La edad del empresariado, la posible sucesi¨®n en la explotaci¨®n o la composici¨®n familiar, son aspectos que influyen en que lo que hoy es viable puede dejar de serlo de forma inmediata. Las formas de agricultura a tiempo parcial permiten que muchas familias consideren viables sus explotaciones, por s¨ª mismas insuficientes, porque sus ingresos se complementan con los procedentes del trabajo fuera de la explotaci¨®n. La familia ha de proyectarse en un conjunto de tareas que afectan a la defensa de sus intereses o a la satisfacci¨®n de sus necesidades; por ello, la familia ha evolucionado al comp¨¢s de la socializaci¨®n para hacerse o¨ªr, para que se adopten decisiones y medidas que le conciernen. Pero tambi¨¦n hay que convencerse que el medio rural y el medio urbano son esencialmente diferentes e imprimen caracter¨ªsticas diferentes a la familia. La familia agraria posee riqueza humana y moral envidiables; arraigado, amor a la familia, sentido de la amistad, ayuda al necesitado, amor a la paz y convivencia ¨¦tica, y tantas otras. Posee virtualidades que no existen, al menos en igual grado, en el medio urbano. En el seno de la familia agraria nunca falta el apoyo moral, el aliento y el est¨ªmulo en el trabajo. En el medio rural pocas veces se dan las condiciones para que las familias encuentren satisfacci¨®n a las necesidades que en el medio urbano est¨¢n hoy resueltas: ense?anza, sanidad, vivienda, equipamiento, acceso a la cultura, distracciones, ocio, comunicaci¨®n, participaci¨®n, etc¨¦tera. Por eso es tan necesario que las familias del campo accedan a todos esos medios que tanta falta hacen, exigi¨¦ndoles en unos casos, realiz¨¢ndolos en otros, para su consecuci¨®n. La promoci¨®n del medio rural debe hacerse desde el campo, con moldes rurales y a base de hombres de campo. Su esencia no es exaltar las capacidades individuales, sino crear y desarrollar la comunicaci¨®n humana y social que multiplique su eficacia y utilidad. Ser agricultor es un estilo de vida, que implica unos valores que le lleva a actuar en el aspecto econ¨®mico, a buscar el equilibrio entre beneficio y bienestar, en el marco moral, a anteponer unos valores ¨¦ticos, en el campo social, a emplear el sentido com¨²n en sus decisiones. En definitiva, es necesario hacer de la elecci¨®n de la profesi¨®n de agricultor una elecci¨®n libre y no una condena inexorable a ciudadano de segunda.
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