Calor bestial

Los pandas rojos se suben a los ¨¢rboles buscando un poco de sombra. Los tigres asi¨¢ticos se refrescan por las tardes en una gran fosa de agua. Los buitres extienden las alas y el cuello, se tumban en el suelo y parecen estar muertos.Los habitantes de Madrid no son los ¨²nicos que sufren los estragos del verano. Los animales del zoo, cada uno a su manera, tienen que arregl¨¢rselas para soportar el intenso calor (35 a 40 grados) que por estos d¨ªas azota a la capital espa?ola. Sus principales armas contra las altas temperaturas son la inactividad, la sombra y el agua. Parecen cansados, de-sanimados, tristes. Pero no. S¨®lo procuran sobrellevar de la mejor forma posible estos calurosos d¨ªas. Es lo que hace el hipop¨®tamo, que en invierno suele sumergirse en el fango y en verano no sale del agua. Y, aunque de clima tropical, el b¨²falo indio y el tapir pueden pasar horas enteras metidos en sus estanques. Igual ocurre con el alce, que proviene de un medio fr¨ªo.

El verano tambi¨¦n obliga a los veterinarios a cambiar el r¨¦gimen alimenticio de los animales. A los monos se les suprimen las grasas y las calor¨ªas y se les da abundante fruta. En general, a los carn¨ªvoros se les modifica la cantidad de comida. De cuatro kilos de carne pasan a dos o tres. "Afortunadamente, todos tienen mecanismos que les permiten adaptarse a las condiciones clim¨¢ticas", dice Manuel L¨®pez, el director t¨¦cnico de veterinarios del Zoo de Madrid. Pero a veces los cambios fisiol¨®gicos no son suficientes y algunos animales necesitan una peque?a ayuda humana. Eso hace que Pepa, una de las cuatro elefantas asi¨¢ticas del zoo, sea la m¨¢s consentida.

Cada d¨ªa, Pepa recibe refrescantes ba?os de agua que le permiten resistir el verano. Aunque el elefante asi¨¢tico est¨¢ acostumbrado al calor, la crudeza de los rayos solares es su mayor tortura. Para atenuarlos, nada mejor que una ducha fr¨ªa.