Una dram¨¢tica brecha

Conoc¨ª a Saura en 1955, cuando ¨¦l era muy joven. Vino a verme a Hernani, le conoc¨ªa de nombre, pero no en persona. Me pareci¨® que ten¨ªa mucha cabeza y una sensibilidad muy importante. Fue un encuentro tan favorable que nos reconocimos como gente que pod¨ªamos tratarnos y ser amigos. Lo fuimos toda la vida. La ¨²ltima vez que le vi fue en casa de Alberto Portera, un m¨¦dico amigo de los artistas. Sab¨ªamos que no estaba bien. Portera habl¨® de creatividad y ¨¦l fue extrayendo ideas y orden¨¢ndolas muy bien.Era un hombre culto, merec¨ªa la pena. Se nota en su arte, muy personal, que se reconoce a la legua. No hay posibilidad de error al se?alar un saura. Mantuvo su independencia con sus compa?eros de generaci¨®n y era el que mejor construido estaba para poder hacer lo que hac¨ªa. Su obra no cre¨® escuela, pero abri¨® una brecha que muchos artistas han seguido. Siempre me impresion¨® su manera de sentir el color, de sentir el negro, que era muy importante para ¨¦l. Su gran cultura capt¨® que el arte var¨ªa todos los d¨ªas, que un artista no debe acordarse de lo creado ayer, sino enfrentarse a lo que no se sabe, a lo que se desconoce. Se le notaban variantes radicales, que hac¨ªan de ¨¦l un artista v¨¢lido. Ten¨ªa curiosidad universal, le interesaba todo, desde el perro semihundido de Goya a Brigitte Bardot. Hay algo dram¨¢tico en su obra, plenamente logrado. Es una pena que haya muerto tan joven.