Un vaso de vodka
Rusia acaba de obtener del FMI, del Banco Mundial y, en menor medida, de Jap¨®n, un pr¨¦stamo de 22.000 millones de d¨®lares (3,3 billones de pesetas) a dos a?os, de los que 4.800 ser¨¢n desbloqueados ya por las necesidades urgentes del Gobierno ruso. La noticia ha causado sensaci¨®n. Mosc¨² nunca hab¨ªa solicitado una ayuda tan importante; y aunque lo hubiera hecho, no se la habr¨ªan concedido. El mes pasado, los representantes del FMI en Mosc¨² se mostraban reticentes a desembolsar 670 millones de d¨®lares del cr¨¦dito trienal anterior alegando que el Gobierno de Kirienko no hab¨ªa creado a¨²n un sistema fiscal digno de este nombre y no cumpl¨ªa ninguno de los compromisos suscritos. Aunque el joven primer ministro present¨® en la Duma un paquete de leyes que se supone paliar¨¢ estas insuficiencias, su aprobaci¨®n por los diputados parec¨ªa muy dudosa. ?C¨®mo explicar, pues, esta repentina generosidad occidental?La respuesta se debe ¨ªntegramente a su convencimiento de que la situaci¨®n en Rusia es catastr¨®fica y de que la crisis presupuestaria puede saldarse con graves trastornos pol¨ªticos. El fantasma del comunismo ha sido reemplazado por el de la dictadura. Yeltsin contribuy¨® con gran habilidad a este clima de miedo al reunir en la gran sala del Kremlin a los principales responsables del Ej¨¦rcito, de Interior y de la Polic¨ªa, e insinu¨® la amenaza de una intentona golpista de los extremistas. Su voz crispada daba a entender que el ruido de sables se o¨ªa ya en las inmediaciones de la capital. En sus conversaciones telef¨®nicas con Clinton, Kohl, Chirac y Blair, se present¨® una vez m¨¢s como el ¨²nico garante de la democracia en Rusia, lo que no cay¨® en saco roto. Clinton ech¨® mano de toda su influencia ante el FMI para que ¨¦ste lanzase un salvavidas al presidente ruso y a su r¨¦gimen. En todo ello hubo bastante de montaje. Una semana m¨¢s tarde, una vez concedido el cr¨¦dito, Bor¨ªs Yeltsin confes¨® a los l¨ªderes de la Duma que nunca hab¨ªa temido una intentona golpista y que ese peligro era irreal.
Pero no fue la astucia del Kremlin lo que oblig¨® a actuar a los proveedores de fondos occidentales. Est¨¢n bien informados sobre la econom¨ªa rusa y saben que, tras seis a?os de la pol¨ªtica monetarista recomendada por ellos, el Gobierno de Mosc¨² se encuentra en un callej¨®n sin salida, pero no pueden imaginar que Rusia tenga otro Gobierno democr¨¢tico que haga una pol¨ªtica diferente. Tambi¨¦n es evidente que el Tesoro P¨²blico de un gran Estado como Rusia no puede ser alimentado permanentemente por pr¨¦stamos extranjeros. De ah¨ª el escepticismo de la prensa econ¨®mica occidental. El Financial Times de Londres se pregunta si este nuevo y enorme pr¨¦stamo a Rusia no es el vaso de vodka que se da al alcoh¨®lico con s¨ªndrome de abstinencia.
Seg¨²n un sondeo, dos terceras partes de los rusos no creen que el gobierno de Yeltsin y de Kirienko pueda sacar a su pa¨ªs de la crisis. Su enfado est¨¢ dirigido sobre todo contra el presidente, en primera l¨ªnea tras haber destituido a Chernomirdin, quien durante largo tiempo le sirvi¨® de parachoques. El programa sat¨ªrico Kukli presenta a Kirienko como un aplicado colegial cuya ¨²nica ambici¨®n es que su maestro, el presidente, le ponga buena nota.
El clima social se ha deteriorado especialmente en este comienzo de verano, pues el Gobierno a¨²n no ha podido cumplir su compromiso de pagar los salarios atrasados. Yeltsin firm¨® no menos de 10 decretos que ordenan su pago en una fecha precisa, pero las esperanzas que suscitaban no se cumplieron. Los mineros de Kuzb¨¢s, por citar un ejemplo, obtuvieron, adem¨¢s del decreto presidencial, el compromiso por escrito del viceprimer ministro Sisoyev de que tendr¨ªan el dinero antes de finales de junio. Ahora vuelven a bloquear el Transiberiano, el principal eje ferroviario del pa¨ªs. Desde Mosc¨², Sisoyev afirma que transfiri¨® las sumas prometidas y que se perdieron por el camino. Nadie le cree. Los obreros de la industria de armamento -el c¨¦lebre complejo militar-industrial- est¨¢n en huelga porque cobran sus salarios con cuentagotas. Llegados en delegaciones desde todos los rincones del pa¨ªs, ocupan el centro de Mosc¨² y prometen ampliar a¨²n m¨¢s su movimiento. Incluso los sindicatos llamados "moderados" empiezan a radicalizarse y anuncian para el 9 de octubre una huelga general nacional. Pero lo que choca en estas innumerables manifestaciones, que pueden verse todos los d¨ªas en televisi¨®n, es que la principal reivindicaci¨®n se reduce a una ¨²nica palabra: "?Votstavku!" ("?Dimisi¨®n!"), dirigida contra Yeltsin.
"Nuestra crisis es, ante todo, una crisis de poder", sostiene el director de Niezavissimaia Gazeta, Vitali Tretiakov, en un art¨ªculo que ha causado revuelo en Mosc¨² e incluso en el Kremlin. La Constituci¨®n ultrapresidencialista ha demostrado su inoperancia, dado que el presidente est¨¢ cada vez m¨¢s alejado del pa¨ªs. Como no cree en el procedimiento de impeachment (incapacitaci¨®n) iniciado en la Duma contra Yeltsin, Tretiakov propone la creaci¨®n de un Consejo de Estado provisional, compuesto por el presidente y dirigentes de las principales instituciones, que se encargar¨ªa de la direcci¨®n del pa¨ªs y preparar¨ªa elecciones presidenciales y legislativas anticipadas. La simultaneidad de estos comicios ahorrar¨ªa mucho dinero y, en toda l¨®gica, proporcionar¨ªa un Ejecutivo de la misma tendencia que el legislativo. Cuando el pa¨ªs va a la deriva, escribe Tretiakov, el recurso a las urnas es el ¨²nico medio pac¨ªfico de salir del apuro. Si no, tarde o temprano, ser¨¢ la calle la que decidir¨¢. "La mano invisible del mercado, que, seg¨²n la teor¨ªa de Adam Smith, deb¨ªa arreglar armoniosamente nuestros problemas, se ha burlado de nosotros y nos ha sumido en el caos", repite con iron¨ªa Grigori Yavlinski, brillante economista liberal y l¨ªder del partido de oposici¨®n Yabloko. Su acusaci¨®n no est¨¢ dirigida s¨®lo contra Adam Smith, sino contra los hombres en el poder que permitieron el desarrollo de una enorme "esfera negra" en la econom¨ªa que escapa al control fiscal y vive seg¨²n sus propias leyes.
Para combatir la inflaci¨®n, el Gobierno redujo m¨¢s all¨¢ de lo razonable la emisi¨®n de dinero, por lo que las empresas, fuertemente gravadas, no pueden pagar a sus asalariados ni los impuestos. El 70% de los intercambios se hace mediante trueque o con ayuda de monedas acu?adas por ellos mismos. Los presupuestos del Estado, privados de ingresos fiscales, se han alimentado con bonos del Tesoro con elevado rendimiento, algo muy provechoso para los bancos y los especuladores, incluidos los extranjeros. Se trata de un remedio que agrava la deuda interior, que, seg¨²n el viceprimer ministro Bor¨ªs Nemtsov, alcanza ya los 200.000 millones de d¨®lares. Adem¨¢s, si por razones coyunturales escasean los compradores de estos bonos, sea cual sea el tipo ofrecido, el Estado se ve acorralado. No puede suspender el pago de los bonos ya emitidos sin arruinar a los bancos y provocar una devaluaci¨®n incontrolada del rublo, pero tampoco puede pagar cada mi¨¦rcoles 1.500 millones de d¨®lares -cifra de Nemtsov- sin vaciar todas sus reservas en divisas y en oro. Por eso, la ¨²nica salida que ten¨ªa Kirienko era solicitar urgentemente una ayuda occidental de gran envergadura. Como contrapartida, se comprometi¨® a poner en marcha sin demora un paquete de leyes por las que se introduce un impuesto directo sobre las personas f¨ªsicas, se aumentan los otros impuestos y se disminuye el gasto. Ello permitir¨ªa, en teor¨ªa, reducir en un 50% el d¨¦ficit presupuestario en dos a?os.
La ¨²nica pega es que, como en EEUU, en Rusia, la C¨¢mara baja es la ¨²nica que puede votar los presupuestos del Estado. En Mosc¨², esto se traduce cada a?o en batallas ¨¦picas entre el Kremlin y la Duma. Pero en esta ocasi¨®n, al no poder esgrimir el arma de la disoluci¨®n (desde que se inici¨® el impeachment contra ¨¦l), Yeltsin eligi¨® el m¨¦todo conciliador: invit¨® al Krem-
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lin al presidente de la Duma, Guenadi Selezniev, as¨ª como a los l¨ªderes de los cuatro principales grupos parlamentarios y, por primera vez, les ofreci¨® t¨¦ con pastas. "Formamos un ¨²nico equipo", dijo amistosamente, insistiendo en la importancia de la Duma para el funcionamiento del pa¨ªs. Luego, cuando le preguntaron sobre el proyecto de Consejo de Estado provisional de Vitali Tretiakov, se limit¨® a soltar una ocurrencia: "Ni ustedes ni yo necesitamos elecciones anticipadas; esperen al a?o 2000 y tendr¨¢n un nuevo presidente...". Pens¨® que, al anunciar as¨ª que no luchar¨¢ por un tercer mandato presidencial, causar¨ªa sensaci¨®n y ablandar¨ªa a sus invitados. Pero su reputaci¨®n de pol¨ªtico imprevisible que cambia de parecer tres veces al d¨ªa ech¨® por tierra el efecto de su anuncio. Adem¨¢s, el parcial informe de su secretario de prensa sobre esta reuni¨®n "consensual" provoc¨® esc¨¢ndalo entre los diputados que afirman que no hubo consenso alguno. Su enfado aument¨® a¨²n m¨¢s cuando Kirienko se neg¨® a someter a la C¨¢mara la ratificaci¨®n de su acuerdo con el FMI.
En realidad, como dentro de un a?o deben presentarse ante sus electores, los diputados nunca tuvieron la intenci¨®n de votar nada que pudiera aumentar los problemas, ya enormes, de la poblaci¨®n. Advirtieron de entrada que en este voluminoso paquete gubernamental no se dice ni una palabra sobre las inversiones en la econom¨ªa, ni sobre la lucha contra el paro, que afecta ya al 9% de la poblaci¨®n activa. Tras lo cual, dieron su aprobaci¨®n a las medidas "contra los ricos", como los severos impuestos sobre los casinos y las ganancias de juego, as¨ª como una nueva reglamentaci¨®n sobre la producci¨®n de alcohol a cargo del Estado. Se enmendaron otras leyes: por ejemplo, los militares quedaron exentos del impuesto directo, el IVA no podr¨¢ gravarse sobre los medicamentos y los alimentos para los ni?os, y se suaviz¨® el impuesto sobre bienes ra¨ªces, que el Gobierno quer¨ªa cuadruplicar. Serguei Kirienko considera que la Duma le dio 28.000 millones de rublos en ingresos en vez de los 102.000 que hab¨ªa solicitado. Pero no se enfad¨® y regal¨® flores a las diputadas. "Mantengamos unas relaciones constructivas", declar¨® con deportividad a sus cr¨ªticos. Se las apa?ar¨¢ sin violar la Constituci¨®n y sin ir contra el voto soberano de la Duma. Acaba de aumentar en un 3% los derechos de aduana sobre los productos importados, lo que le reportar¨¢ 1.000 millones de rublos. El IPC aumentar¨¢, pero Kirienko promete s¨®lo la austeridad, sin preocuparse de sus consecuencias sociales. Ahora que llega el dinero de EEUU, considera que el fuego ha quedado apagado. "Hemos ganado tiempo", afirma el principal negociador ante el FMI, Anatoli Chub¨¢is. Yeltsin ya se ha ido a Carelia, donde pasar¨¢ un mes de vacaciones. Sus ministros no tardar¨¢n en seguir su ejemplo. Todos al sol, hasta la pr¨®xima alerta, que ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s grave.
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