Matar el PER
S¨®lo hay que dar un ligero vistazo a las hemerotecas y situarnos en 1996 y a?os anteriores para conocer lo que piensa la derecha del PER. Esa opini¨®n negativa del subsidio ha servido durante m¨¢s de una d¨¦cada para criminalizar a los alcaldes progresistas y, lo que es peor, identificar a los trabajadores del campo con la corrupci¨®n laboral. Alguien alguna vez debiera decir que el PER ha servido y est¨¢ sirviendo para transformar los pueblos andaluces y extreme?os, dot¨¢ndolos de los servicios m¨¢s esenciales: luz, agua, alcantarillado, edificio de contenido social... de todo aquello que el desarrollismo franquista nos neg¨® a las regiones del sur. Alguien alguna vez debiera decir que el subsidio agrario y el PER ha dignificado las condiciones de vida de los jornaleros del campo. Trabajadores que van y vienen de la fresa a la costa, de la costa al verdeo, del verdeo a la aceituna negra y que el subsidio y el PER les permiten parar el largo resto de los meses medioeducando a sus hijos. ?stos son los hombres y mujeres que ha criminalizado el PP. Alguien debiera decirlo y ese alguien son los sindicatos de clase. Pero, al fin y al cabo, el discurso de algunos "sindicalistas del campo" es el mismo discurso, desde distinta ¨®ptica, que el del PP: la derecha culpa al PER de que en Andaluc¨ªa y Extremadura se vote contra la derecha. Como si los trabajadores no tuvieran otros motivos para no votarla. Algunos sindicalistas culpan al PER de la falta de implantaci¨®n y protagonismo sindical en el medio rural. No hay nada m¨¢s f¨¢cil y reaccionario que culpar a los dem¨¢s de la incompetencia propia. La derecha quiere mano de obra hambrienta para negociar con comodidad los convenios, o para incumplirlos. Los enemigos del PER est¨¢n negociando su futuro: el Gobierno del PP, que nunca crey¨® en el sistema, tiene tomada una decisi¨®n: "Matar el PER". Por un simple c¨¢lculo electoral, necesita dos premisas: tiempo para hacerlo gradualmente y un c¨®mplice para diluir su culpa. Mientras tanto, tres administraciones que aportan dinero y medios no participan en las negociaciones: la Junta, las diputaciones y los ayuntamientos. Sin duda, los jornaleros y jornaleras lamentar¨¢n estas ausencias.-
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