Aviso de general
CON EL tono autoritario de un ex general m¨¢s que con el de un pol¨ªtico en ejercicio, Alexandr L¨¦bed ha buscado una forma espectacular de llamar la atenci¨®n sobre los problemas de los militares rusos: ha amenazado con fragmentar el arsenal nuclear de Rusia y hacer pasar la base de misiles de Uzhursk bajo la jurisdicci¨®n de la provincia siberiana donde ahora gobierna si los oficiales de esa unidad, "hambrientos" y "con rabia", no reciben del Estado los salarios atrasados. El aviso de L¨¦bed, en una carta al primer ministro Kiriyenko, ha logrado llamar, una vez m¨¢s, la atenci¨®n sobre el problema de los militares rusos. Pero la forma en que lo ha hecho resulta irresponsable para una persona que aspira a ser presidente de Rusia tras las elecciones del 2000.La situaci¨®n de los militares y de los 125.000 trabajadores en centros nucleares, que esperan sueldos retrasados durante meses, es uno de los problemas b¨¢sicos de seguridad que plantea Rusia. Pues la tentaci¨®n de venta de material o de fuga de cerebros es grande cuando el salario medio en este sector est¨¢ en unas 30.000 pesetas mensuales, cuando llega a cobrarse.
Siempre franco en el hablar, L¨¦bed consigui¨® un 15% de los votos en la primera vuelta de las presidenciales de 1996 y fue posteriormente utilizado y manipulado como una marioneta por Yeltsin. Pero hoy por hoy, el ex general pacificador de Chechenia es el pol¨ªtico m¨¢s popular en Rusia. L¨¦bed ha escogido bien el momento para su aviso: con el vicepresidente de EE UU, Al Gore, de visita en Mosc¨²; cuando se ha anunciado para septiembre la cumbre entre Yelstin y Clinton, y cuando el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones y pa¨ªses han comenzado a entregar el cr¨¦dito de 22.600 millones de d¨®lares, en parte destinado a que el Estado ruso pueda hacer frente a esos impagos a funcionarios, militares y otros. Pero, tras las pruebas nucleares de India y Pakist¨¢n, L¨¦bed deb¨ªa haber actuado con un tacto del que parece desprovisto al comparar la provincia de Krasnoyarsk -donde gobierna tras arrasar en las elecciones locales y que representa una s¨¦ptima parte del territorio ruso- con esos pa¨ªses.
No es la primera vez que L¨¦bed alerta sobre este tipo de problemas. Su amenaza viene a recordar la acumulaci¨®n de armas nucleares de que a¨²n dispone Rusia, que, no contenta con ello, se propone modernizarlas con unas pol¨¦micas pruebas simuladas, en los pr¨®ximos meses, en una isla ¨¢rtica. ?Es sensato pedir dinero a la comunidad internacional y alimentar esta peligrosa y costosa megaloman¨ªa nuclear? No.
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