Kosovo, desbordado
D?A A d¨ªa, la situaci¨®n se agrava en Kosovo y desborda todos los esfuerzos internacionales, que no est¨¢n a la altura de la circunstancia. Un conflicto que interesa a toda Europa, pero que se lograba mantener limitado, comienza a desbordar las fronteras para devenir en internacional. La represi¨®n serbia de la protesta civil de los kosovares albaneses ha llevado a una aut¨¦ntica insurrecci¨®n, en la que la voz cantante la lleva ya el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (KLK), en lo que ya es, sin ambages, una guerra, por mucho que se la califique a¨²n de baja intensidad.La intensidad es alta, si se mide por el n¨²mero de desplazados o refugiados: 150.000 fue la cifra que ayer dio en Pristina la oficina del ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas. Los refugiados se dirigen hacia destinos distintos, seg¨²n su lugar de origen y la permeabilidad de las fronteras. Cada vez son m¨¢s numerosos los kosovares albaneses que, huyendo de las huestes de Milosevic, entran en Montenegro. Los combates arrecian, al intentar Milosevic recuperar para los serbios ciudades y carreteras que hab¨ªan ca¨ªdo bajo el control del ELK, aun a riesgo de ir m¨¢s all¨¢ de las fronteras establecidas.
Ante la ineficacia internacional y la quiebra del poder civil entre los propios kosovares albaneses, no puede sorprender que los que lleven hoy la voz cantante no sean ya los pacifistas de Rugova, sino los activistas del ELK. Seg¨²n diversos observadores, este protagonismo del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n no se ejerce s¨®lo en Kosovo, donde controla un 40% del territorio, sino incluso entre los albaneses de Macedonia y en la propia Albania, donde el Gobierno leg¨ªtimo no controla mucho m¨¢s all¨¢ de la capital y su entorno. Hoy por hoy, los Gobiernos occidentales han llegado a temer tanto a Milosevic como al ELK y su ideario, independentista e incluso a favor de una Gran Albania que desestabilizar¨ªa la zona.
El problema es que ya puede ser tarde, demasiado tarde, para una soluci¨®n razonable y moderada, aunque la comunidad internacional -OTAN, UE y Grupo de Contacto- siga rechazando tanto la independencia como el statu quo para Kosovo. Cuando al fin ha comprendido que no basta con poner a las partes a negociar, sino que, ante la distancia que les separa, hay que ofrecerles una posible posici¨®n de compromiso, el Grupo de Contacto (EE UU, Rusia, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia) ha elaborado una posici¨®n intermedia, aunque sea provisional y de car¨¢cter general. La din¨¢mica de la situaci¨®n podr¨ªa, sin embargo, llevar hacia una independencia, de hecho si no de derecho, de una parte de Kosovo, mientras Serbia retendr¨ªa el control de la zona donde est¨¢n los monasterios, las minas y otras fuentes de riqueza.
Mientras EE UU persigue no se sabe qu¨¦ objetivo a trav¨¦s de una diplomacia que ha cometido serios errores, la Uni¨®n Europea ha decidido enviar una troika de altos funcionarios a Belgrado y a Pristina. El gesto de la UE resulta rid¨ªculo, y tiene mucho que ver con la necesidad que siente el Gobierno alem¨¢n -y en particular el ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Klaus Kinkel-, metido en elecciones, de que parezca que hace algo para detener el flujo de refugiados. La OTAN sigue elaborando planes de contingencia. Pero los generales atl¨¢nticos no se andan con chiquitas. Los despliegues militares que proponen en aquella provincia implicar¨ªan mandar tantos soldados que los Gobiernos prefieren, de momento, evaluar otras acciones posibles menos comprometedoras, y menos comprometidas.
Es urgente que, tras su pol¨ªtica declaratoria, finalmente la OTAN decida al menos despliegues preventivos en Albania, y en Macedonia, para apuntalar la poca estabilidad que queda en la zona. Incluso debe contemplar acciones punitivas, debidamente legitimadas. Porque, de otro modo, se corre hacia una cat¨¢strofe para la que no han faltado los avisos.
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