Bravata turca
S¨®lo un brote virulento de electoralismo irresponsable puede explicar -pero no disculpar- la bravata sobre el cierre del diario Egin proferida en Turqu¨ªa ante un grupo de periodistas por el presidente del Gobierno; sin encomendarse a Dios, pero encendiendo una vela al diablo, Aznar lanz¨® a sus interlocutores una jactanciosa pregunta ret¨®rica: "?Alguien pensaba que no nos ¨ªbamos a atrever?". Los intentos posteriores del ministro Mayor Oreja y del ministro Piqu¨¦ para restar importancia a esa grav¨ªsima metedura de pata, aludiendo al car¨¢cter confidencial, relajado y festivo del comentario, no han reparado el da?o producido. Para colmo, tal y como suele ocurrir con las baladronadas de los pol¨ªticos, ni siquiera la fanfarrona indiscreci¨®n de Aznar era cierta: con la ayuda prestada por la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n en funciones de polic¨ªa judicial, fue el magistrado Baltasar Garz¨®n quien adopt¨® la decisi¨®n de clausurar temporalmente Egin y de detener a su director y a sus administradores.Los dos extensos autos dictados por el instructor durante la semana pasada (para ratificar el 21 de julio la clausura del diario Egin y para ordenar el 24 de julio el ingreso en prisi¨®n incondicional de su director) re¨²nen y sistematizan los datos acumulados a lo largo de casi veinte a?os de investigaciones policiales, diligencias sumariales y hechos probados de resoluciones judiciales. El valor indiciario del material estudiado por Garz¨®n proviene de fuentes tan fiables como los documentos requisados por la polic¨ªa a dirigentes de ETA detenidos (Jos¨¦ Mar¨ªa Dorronsoro, Pedrito de Andoain, Kepa Pikabea y Mobutu) y los registros llevados a cabo en la empresa editora del peri¨®dico y de sus instalaciones el pasado 14 de julio. El cierre cautelar de Egin, apelable ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y el Tribunal Constitucional, descansa sobre dos argumentos: por un lado, el peri¨®dico es un "simple medio" para conseguir los mismos fines que "persigue el aparato militar ETA-KAS"; por otro, "ese mecanismo no puede permanecer activo" si se desea impedir la continuidad de la actividad delictiva de los terroristas.
Los autos de 21 y 24 de julio desenmascaran con minuciosidad y rigor la historia oculta del abordaje, ocupaci¨®n y control del diario Egin por ETA a trav¨¦s del dominio de su empresa editora y del nombramiento de su director y de otros cargos de la Redacci¨®n. La documentaci¨®n intervenida en agosto de 1993 a Dorronsoro permite reconstruir el cruce de informaciones, consultas y ¨®rdenes entre la c¨²pula de la banda terrorista y dos responsables del entramado financiero-medi¨¢tico de Egin cuyos nombres de guerra -nunca mejor dicho- son Garokoitz y Hontza. Las declaraciones sumariales de algunos miembros de ETA detenidos durante los ¨²ltimos a?os (pertenecientes a los comandos Araba, Katamotz, Belltza/Goiherri y Ria) testimonian la sistem¨¢tica utilizaci¨®n de Egin -a trav¨¦s de sus secciones Agurrak y Merkatu- como veh¨ªculo de comunicaci¨®n entre los dirigentes y los activistas clandestinos.
Las extra?as circunstancias de la reuni¨®n en Bidart de Salutregi (actual director de Egin) con Txelis (por entonces m¨¢ximo responsable pol¨ªtico de ETA) del 21 al 23 de febrero de 1992 confirman las fundadas sospechas sobre la subordinada relaci¨®n jer¨¢rquica de la Redacci¨®n del diario respecto a la organizaci¨®n terrorista. Las v¨ªas de financiaci¨®n del peri¨®dico, el levantamiento del velo de su entramado empresarial, el aprovechamiento por ETA de los trabajos del equipo de investigaci¨®n de Egin para chantajear a industriales y profesionales, los carteles impresos en sus talleres por cuenta de Jarrai, las alertas sobre redadas policiales dadas desde sus p¨¢ginas y las campa?as de linchamiento contra futuras v¨ªctimas de la banda terrorista completan los argumentos de Garz¨®n para fundamentar su decision. Queda por saber, pese a la existencia de ese abrumador material indiciario, si el cierre cautelar de Egin afecta o no al contenido esencial inviolable del derecho fundamental a la libertad de expresi¨®n que el art¨ªculo 20 de la Constituci¨®n garantiza en ¨²ltimo extremo: el Estado de derecho asigna a los tribunales la responsabilidad exclusiva de ponderar y de resolver -como en este caso- esos delicados conflictos entre derechos fundamentales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.