Ba?o secreto. Stop.
Cascadas y pozas solitarias invitan a remontar este afluente del Eresma a la sombra del pinar de Valsa¨ªn
Sobre el cerro que se alza a poniente del puerto de Navacerrada, camino de Siete Picos, descollaba anta?o un tel¨¦grafo rudimental que, emitiendo destellos mediante un espejo, serv¨ªa de puente para las comunicaciones urgentes entre ambas Castillas. A esa circunstancia debe su bautismo el alto del Tel¨¦grafo y, de rebote, el arroyo del Tel¨¦grafo, que nace en su ladera septentrional. Un nombre requetefeo, bien es cierto, aunque peor hubiera sido llamarles alto y arroyo del Heli¨®grafo, que es como en rigor se denominaba el artilugio.Otros chismes que depend¨ªan del astro rey para su funcionamiento eran los que instal¨® en el mismo alto del Tel¨¦grafo el astr¨®nomo Victoriano Fern¨¢ndez Ascarza, quien durante el verano de 1915 efectu¨® m¨¢s de 2.000 mediciones de la energ¨ªa solar. El resultado fue "un folleto de unas cien p¨¢ginas, cuajadas de n¨²meros, que a muy pocos interesaron". Resumiendo, para no abrumar al lector: "La intensidad integral de la energ¨ªa radiada resulta con frecuencia hasta un 10% mayor que en Madrid", pero, parad¨®jicamente, "en el rigor del verano las temperaturas a la sombra son de seis u ocho grados menos en las horas de m¨¢ximo calor", aparente contradicci¨®n que se explica "primero, porque lo que m¨¢s abunda son los rayos azules y violeta, que no son los calor¨ªficos, y segundo, porque siendo el aire muy puro no se calienta apenas y la sombra es siempre notablemente fresca". Adem¨¢s, anotaba el que luego ser¨ªa director del Observatorio Astron¨®mico de Madrid, "la menor presi¨®n atmosf¨¦rica facilita y activa la transpiraci¨®n cut¨¢nea, con una continua evaporaci¨®n que refrigera sensiblemente la piel y evita o disminuye extraordinariamente las molestias del sudor".
Camino del arroyo
Todo esto se puede verificar, sin tantas probaturas ni monsergas, remontando en pleno est¨ªo el arroyo del Tel¨¦grafo desde su confluencia con el Eresma, cerca del puente de la Cantina, hasta las inmediaciones del puerto de Navacerrada, donde viene al mundo.Paseando a su vera por el sombr¨ªo pinar de Valsa¨ªn, veremos, adem¨¢s de una enorme cantidad de pinos silvestres asaz galanos, algunas especies umbr¨®filas como el avellano o el acebo, crecidas al arrimo de chorros espumeantes y pozas de aguas l¨ªmpidas y fr¨ªgidas, que permiten mantener, en ciertos rincones, una temperatura ambiente estival propia de Novosibirsk.
Si desde el puente de la Cantina, que queda a la bajada del puerto tras pasar las Siete Revueltas, caminamos alrededor de un par de minutos carretera arriba, llegaremos a una casa forestal frente a la que surge la pista asfaltada de la Cruz de la Gallega. Siguiendo por este camino un kil¨®metro aproximadamente, en leve descenso, cruzaremos el arroyo del Tel¨¦grafo cerca de su uni¨®n con el de Minguete y de una praderita en la que a¨²n se puede distinguir la planta de la desaparecida casa en la que se refugiaban los Guardas de la Pesca.
A partir de aqu¨ª, remontaremos la corriente hollando veredas de pescadores, inicialmente por la margen izquierda del cauce por el que circula el agua (mano derecha del excursionista). Continuaremos as¨ª hasta encontrar un camino m¨¢s n¨ªtido que vadea el arroyo y asciende a repecho por la orilla contraria. Este camino enlaza, poco m¨¢s arriba, con una nueva pista asfaltada -la que fue antiguamente la senda de gabarreros del Ca?izal- por la que proseguiremos nuestra trepa junto al arroyo del Tel¨¦grafo aun cuando termine el asfalto.
Por esta senda iremos a salir, como a unas dos horas y media del inicio, y despu¨¦s de salvar 500 metros de desnivel, al camino de Schmid.
Esta pista -una senda horizontal, se?alada con c¨ªrculos amarillos, que recorre la umbr¨ªa de Siete Picos- es la predilecta de aquellas gentes que van al campo con nevera y tel¨¦fono m¨®vil; las que no se alejan ni un kil¨®metro del puerto de Navacerrada por temor a salirse del radio de acci¨®n del repetidor instalado -?simetr¨ªas del destino!- en el alto del Tel¨¦grafo. No saben lo que se pierden.
Nosotros, en cambio, tras reconocer el arroyo de subida, podemos elegir para almorzar durante la vuelta una cascada solitaria. Una poza secreta. Una garganta fuera de cobertura. Stop.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.