De pasos a segundos
LA SUBIDA de las tarifas urbanas de Telef¨®nica confirma los perversos efectos que para la econom¨ªa en general y para los consumidores en particular acarrea privatizar una compa?¨ªa antes de liberalizar y desregular sus servicios. Los usuarios del tel¨¦fono reciben, por una parte, el mensaje de que la aparici¨®n de nuevos operadores abaratar¨¢ el coste de las llamadas, mientras que las facturas les demuestran que cada vez pagan m¨¢s por el uso del tel¨¦fono. Para mayor perplejidad, el Estado, garante del supuesto periodo transitorio hacia la libertad total de operaci¨®n y de precios -a trav¨¦s de la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos-, es el que contin¨²a autorizando las subidas de tarifas que le propone Telef¨®nica, a menudo sin modificaci¨®n. Las ser¨¢ficas apreciaciones del Gobierno seg¨²n las cuales los ciudadanos ya han empezado a notar en sus bolsillos las liberalizaciones son, a menudo, bastante irreales.El nuevo esquema de tarifas de Telef¨®nica encarece considerablemente las llamadas. Es verdad que la sustituci¨®n del sistema de pasos por el de segundos -excepto en las cabinas p¨²blicas- ajustar¨¢ el pago de los abonados al tiempo real de sus llamadas, y t6ambi¨¦n que se rebajan las tarifas provinciales, interprovinciales e internacionales en un 5%, 15% y 12%, respectivamente. Pero nada de lo anterior es relevante ante la subida de tarifas locales, que son las m¨¢s numerosas y tambi¨¦n las que suelen tener una duraci¨®n mayor. A partir de los 160 segundos costar¨¢n 75 centimos m¨¢s por minuto y el abono fijo mensual se encarece en 200 pesetas. El resultado es un tel¨¦fono m¨¢s caro para todos los usuarios de llamadas locales, que por ahora s¨®lo sirve Telef¨®nica.
El regulador, en este caso el departamento de Arias-Salgado, est¨¢ encareciendo las tarifas en las que Telef¨®nica no tiene competencia y abaratando aquellas en las que debe hacer frente a las de Retevisi¨®n, como es el caso de las provinciales, interprovinciales e internacionales. Es muy discutible que ¨¦ste sea el procedimiento m¨¢s adecuado para estimular un sistema competitivo de comunicaciones. Porque lo que presumiblemente se conseguir¨¢ as¨ª es que Telef¨®nica engrose ahora su cuenta de resultados por encima del nivel que marcar¨ªa un mercado abierto, a cambio de lo que presumiblemente empezar¨¢ a perder a partir del a?o que viene. De forma que la compa?¨ªa se cobra por anticipado lo que perder¨¢ en el futuro. De la dureza del mercado que llega en 1999 puede dar una idea ligera la reacci¨®n inmediata de Retevisi¨®n, que, al conocer el nuevo esquema tarifario de Telef¨®nica, anuncia que baja sus precios en un 17%.
Si para el abonado de Telef¨®nica el encarecimiento de las tarifas es un perjuicio, para la propia compa?¨ªa podr¨ªa ser un error estrat¨¦gico. Porque la forma m¨¢s ¨²til y rentable de aumentar la competencia no es garantizarse los ingresos hasta el ¨²ltimo momento, sino reducir los costes de la empresa y, por supuesto, ampliar los mercados. Telef¨®nica s¨ª est¨¢ consolidando sus posiciones en el mercado internacional. La operaci¨®n de compra de dos de las compa?¨ªas m¨¢s importantes de Brasil, las de S?o Paulo y R¨ªo de Janeiro, permite confiar en que la compa?¨ªa ha vuelto a valorar los negocios y ¨¢reas de actividad en los que es fuerte, que en resumen son los colocaci¨®n de l¨ªneas y tel¨¦fonos, actividades que parec¨ªan abandonadas en los ¨²ltimos a?os. La posici¨®n dubitativa de los mercados y el l¨®gico anuncio de Standard & Poor's de poner bajo vigilancia la deuda de la compa?¨ªa se explican posiblemente por un insuficiente esclarecimiento de los procedimientos a trav¨¦s de los cuales se financiar¨¢n los casi 930.000 millones que cuesta la operaci¨®n y qu¨¦ equipos gestionar¨¢n las compa?¨ªas adquiridas. Sin embargo, la posici¨®n predominante de Telef¨®nica en el mercado de telecomunicaciones de Suram¨¦rica es uan apuesta que hasta ahora ha dado grandes resultados, y lo m¨¢s probable es que los siga dando en el futuro.
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