De Vitoria a "Guaysteiz"
Desde aquella ciudad "desencantada", "rociada de rancho y agua bendita" -en alusi¨®n a la nutrida poblaci¨®n militar y eclesi¨¢stica- de principios de siglo, hasta nuestros d¨ªas, pasando por una Vitoria "de sosegado atardecer" durante la eterna posguerra de tristes grisuras, abundantes fueron las gotas de lluvia que al caer... modificaron una fachada aparente y el templado interior de la anta?ona capital alavesa. Un privilegiado cruce de caminos e interesante lugar de encuentro que, acogiendo gentes y realidades diversas, ha visto c¨®mo en el fren¨¦tico acontecer de las cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas se han transformado los cimientos y abierto sus entra?as. Nunca antes, en tan dilatada historia, hab¨ªa sucedido nada similar. Esta Gasteiz, quiz¨¢ un tanto ensimismada y ufana de cierta calidad de vida para el ciudadano con salario digno y vivienda en propiedad, cuenta con un calendario festivo apoyado en tres pilares s¨®lidos. En primavera, la conmemoraci¨®n del legendario obispo san Prudencio, patrono de tierras que miran a sus hermanas vascas y al Ebro, a la regi¨®n castellana y al Viejo Reino, sirve como pretexto para celebrar la retreta, la tamborrada y una multitudinaria romer¨ªa en Armentia. El d¨ªa de Santiago o del Blusa, con aroma de ajos frescos y blusas bulliciosos que calientan motores, comienza otro ciclo rematado con la semana en honor de la Virgen Blanca. Son las fiestas por excelencia y hasta 1882 se celebraban en el mes de septiembre. Casi entrando en ese oto?o de policrom¨ªas crepusculares, llega la romer¨ªa de Olarizu, y la visita a los mojones del municipio por los ediles; meriendas campestres, bailes y canciones y juegos para todos. Antes de La Blanca se ha ido preparando el ambiente. Dos revistas Celed¨®n (desde1912 en los quioscos) y Gasteiz (fundada en 1958, este a?o no acude a su cita anual), adem¨¢s de los programas y el preg¨®n -en esta ocasi¨®n a cargo del bertsolari Andoni Ega?a- nos ponen al corriente de los festejos programados con arreglo al presupuesto y a las l¨ªneas del equipo municipal de turno. Hoy, su alcalde, Jos¨¦ ?ngel Cuerda, el ¨²nico que hemos conocido en la etapa democr¨¢tica y que prepara -tras varios amagos y en la senda taurina de Ortega Cano- su retirada, prende la mecha del cohete anunciador y el descenso de Celed¨®n que es aclamado con entusi¨¢sticos v¨ªtores en castellano y euskera. Comienza la fiesta grande de Vitoria-Gasteiz. Existen suficientes alternativas para todos los gustos, edades y condici¨®n: tranquilos paseos por los bosquecillos de los alrededores, piscinas refrescantes, visitas a bonitos pueblos cercanos... Y las pol¨¦micas txosnas, donde la vida seguir¨¢ igual, pero con ritmo m¨¢s acelerado y m¨²sica hasta el amanecer. Si bien numerosos vitorianos han decidido partir tras las huellas de Curro por las aguas del Caribe, la luminosa Lisboa, ese lugar favorito... y s¨®lo buscan tan anhelado descanso estival. Seis d¨ªas para orillar demasiados problemas y bastantes sinsabores, para entregarse a una alegr¨ªa desbordante que parece bajar del cielo. Hasta que el cuerpo aguante y llegue otro lunes.
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