El despertar del murci¨¦lago
RETRATOSEn Damasco habr¨ªa sido proveedor de concubinas del sult¨¢n; en el Toledo renacentista, p¨ªcaro; en R¨ªmini, vitelloni de Fellini. Jes¨²s Melgar ha vuelto al medio que le vio nacer period¨ªsticamente: la radio. La metamorfosis no tiene nada que envidiarla a la de Kafka. Conduc¨ªa Noche trasnoche en Canal Sur televisi¨®n y ahora hace las ma?anas en Canal Sur radio sustituyendo a Irma Soriano, que a su vez presentaba De tarde en tarde. "Acostumbrado a ser murci¨¦lago, ahora tengo que hacer de despertador", dice Melgar (44 a?os, Estaci¨®n F¨¦rrea de San Roque). Debut¨® en la radio con 14 a?os haciendo en Algeciras un programa cuyo nombre abultaba m¨¢s que ¨¦l, Aquelarre. Tuvo como escuela la Gibraltar Broadcasting Corporation (GBC), donde pudo escuchar a los Beatles con dos a?os de antelaci¨®n. Vio caerse ese muro de Berl¨ªn que era la verja cerrada con los mensajes que en un programa de discos dedicados con sinton¨ªa de Los Cinco Latinos se cruzaban entre Gibraltar y La L¨ªnea. Irma Soriano se fue de vacaciones y le dej¨® a sus marujas. Denilson tambi¨¦n fue suplente en el Mundial. En periodismo lo ha hecho casi todo: durante diez a?os, "creo que he sido plusmarquista", fue "la parte cuerda del loco de la colina". Con Quintero estuvo en Radio Nacional, la cadena SER, Radio Rom¨¢ntica y en los ladridos de El perro verde. Antes de regresar a Sevilla, donde estuvo de dise?ador de Diario 16 Andaluc¨ªa y regente de una discoteca de mucha marcha y corta vida, fue guionista del ¨²ltimo programa de Ana Obreg¨®n. Hizo de gancho period¨ªstico en la trampa que Inocente, Inocente le tendi¨® a Maribel Verd¨² con el presunto noviazgo del pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra. Dirige todas las ma?anas, de lunes a viernes, El chapuz¨®n. Un periodista noct¨ªvago, que tiraba los penalties tras El larguero cuando condujo sucesivamente por las ondas La ventana indiscreta y El club de la noche. "Es un reto complicado, porque de d¨ªa la radio es un sonido de fondo, mientras que por la noche est¨¢ en un primer¨ªsimo plano". No saca pecho por ello, pero a sus amigos les cuenta la fortuita exclusiva de escuchar las bombas norteamericanas sobre Bagdad con Manu Leguineche en el desv¨¢n del hotel Almansur de la capital iraqu¨ª. "No hab¨ªa ning¨²n enviado especial de la SER y dejaron de dar visados. Yo entrevist¨¦ en Madrid a un grupo asturiano que se llamaba Hoy me siento italiano y musical al que hab¨ªan invitado a un festival en Bagdad. Me acredit¨¦ como productor y mand¨¦ cr¨®nicas con nombre falso hasta que Leguineche me dijo que a un periodista ingl¨¦s le montaron una pantomima de juicio y lo ahorcaron en una plaza". No le importa quedarse sin chapuz¨®n. "Hace cinco a?os tom¨¦ la sabia decisi¨®n de no volver a irme de vacaciones en agosto. Fue muy frustrante llegar a Venecia y verla llena de japoneses". Su infancia son recuerdos de la playa del Ladrillo. Un rinc¨®n que desapareci¨® con las obras del superpuerto de Algeciras. "Tambi¨¦n comparto con Paco de Luc¨ªa la devoci¨®n por la playa del Rinconcillo". El bigote ya no trasnocha: madruga. Fue amanuense de poemas para novias de soldados y ahora escribe un gui¨®n sobre el maestro Padilla, autor de La Violetera, y otro para popularizar la idea del euro. "Ahora mismo no s¨¦ cu¨¢ntas pesetas tiene un euro. No llevo suelto".
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