TELEVISI?N ANDALUZA Miedo al progreso
De tanto llevar, estrictamente, a la pr¨¢ctica el principio de "de qu¨¦ se trata, que me opongo", los mensajes pol¨ªticos de los grupos de la oposici¨®n en Andaluc¨ªa afinan poco. Y resultado de esto es la melancol¨ªa que a menudo sufren quienes ven in¨²til su esfuerzo por acortar la vida pol¨ªtica del Gobierno actual. Y no es que la perfecci¨®n acompa?e inseparablemente a nuestros gobernantes. Pero no deja de sorprender los temas que elige la oposici¨®n para confrontarse con aquellos. La televisi¨®n es uno de ellos. Es cierto que para plumas significadas constituye un tema obsesivo. Pero para quienes gobiernan en otros lugares o pretenden gobernar, alg¨²n d¨ªa, aqu¨ª resultan incomprensibles ciertas estrategias (si es que existen). Me van a disculpar el elogio. Pero quienes han dise?ado la nueva estrategia de la RTVA s¨®lo han cometido, por ahora, un error (que es heredado): no haberlo hecho antes. Bien es verdad que cuando llegaron, en la caja fuerte no hab¨ªa muchos planes que abordar. La RTVA no pod¨ªa continuar por m¨¢s tiempo como un mero emisor local, desaprovechando su potencial medi¨¢tico y, por lo mismo, ignorando su papel de motor del audiovisual andaluz, como corresponde a una empresa p¨²blica teleol¨®gicamente abocada a cumplir un inter¨¦s social. Lo sorprendente -por inusual- es la celeridad con la que el equipo directivo de la RTVA ha dise?ado y empezado a ejecutar la compleja tarea de convertir a los medios audiovisuales p¨²blicos de Andaluc¨ªa en un grupo potente, capaz de atraer inversiones y competir con otros grupos externos. Nutrir, en primer lugar, de productos audiovisuales nuestro propio espacio audiovisual, en donde hay una pluralidad irregular de emisores, es un reto urgente para quienes est¨¢n preocupados por evitar la colonizaci¨®n cultural e industrial que provoca depender del mercado externo para llenar las parrillas de la televisi¨®n. Cerrar un acuerdo estrat¨¦gico con los principales agentes audiovisuales que operan en Andaluc¨ªa era una inevitable premisa para, en torno a ¨¦l, producir un efecto integrador de los dispersos esfuerzos que hoy caracterizan al audiovisual andaluz. Andaluc¨ªa es (y perd¨®n por el s¨ªmil) un le¨®n dormido, a punto de despertar. Con los instrumentos medi¨¢ticos que va a generar, si emplea las estrategias adecuadas, estar¨¢ en condiciones de ocupar un lugar clave en el ¨¢rea mediterr¨¢nea, puerta privilegiada de ?frica, y ser partenair id¨®neo en el continente americano de habla hispana con cuyas tradiciones, acento, fon¨¦tica, etc¨¦tera, hay concomitancias evidentes. Imaginaci¨®n, tecnolog¨ªa y capacidad de captaci¨®n de mercado, son el tr¨ªpode sobre el que ha de sostenerse para ser alguien en este mundo complejo del audiovisual. De nuevo, a los poderes p¨²blicos les toca hacer de motor de un sector de poca musculatura. Y si est¨¢n convencidos del efecto multiplicador que tiene cualquier apoyo que se preste a la industria audiovisual, s¨¦ que se convertir¨¢ en uno de los sectores, junto al turismo, m¨¢s competitivos de Andaluc¨ªa. Quien se entretenga en ridiculizar el esfuerzo de desarrollo audiovisual del grupo medi¨¢tico que lidera la Junta de Andaluc¨ªa estar¨¢ dando rienda suelta a sus frustraciones. O creer¨¢ cumplir con su obligaci¨®n. Pero se encontrar¨¢n con que otros tienen un Plan Estrat¨¦gico en marcha (con aciertos y errores, sin duda). Y quedar¨¢n en evidencia quienes desde cualquier orilla del espacio pol¨ªtico andaluz no formulen propuestas alternativas y, tan s¨®lo, respondan empujados por un irreflexivo temor al progreso.
Carlos Rosado Cobi¨¢n es abogado.
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