Arena
E. CERD?N TATO En agosto, Espa?a desciende precipitadamente a la arena y pone sus genitales a remojo en el saladero del mar. Las playas cifran la caligraf¨ªa y el destino de las danzas medievales: las miden con pies iguales el dependiente de mercer¨ªa y el subsecretario, que terminan orin¨¢ndose en cualquier ola, sin necesidad de ausentarse de las aguas. El term¨®metro madura la uva y la democracia: por encima de los treinta grados cent¨ªgrados, el perfume de la vid se huele con tapeo y los ba?istas comparten michelines, varices y carnes sacrificadas al sol. En esa gozosa hecatombe, el linaje es un lomo desollado y sudoroso, una jarra de cerveza, una partida de mus y el incensario del chiringuito donde se prepara el arroz a banda. Pero no toda Espa?a desciende a la arena ni blinda sus test¨ªculos con cloruro s¨®dico, mientras ve desfilar, entre la visera de su gorra de marinero y el frente espumoso de la orilla, una Sodoma y Gomorra de pechos desnudos e incandescentes. Muchos se quedan en unas ciudades insonorizadas, inmensas, casi desconocidas, con charcos de asfalto y cafeter¨ªas desoladas, en sus oficinas y comercios, y a?oran el estr¨¦pito y el ajetreo que ha de sacarlos de tan extraviado paradero. Contados se limitan a trasladarse de un palacio a otro, por un corredor ventilado, por una rosaleda a¨¦rea donde liban los querubines y curiosean los retratos ovalados de la regia genealog¨ªa; y otros privatizan la arena y esquivan la insolaci¨®n a la sombra de sus pacientes gorilas. Y un tercero ordena que le pavimenten con m¨¢rmol del Himeto los muros y los suelos de su c¨¢rcel, en tanto se va de fin de semana con la familia, a cumplir sus d¨¦bitos y su estrategia. En agosto, Espa?a desciende precipitadamente a la arena y se informa de que un mes antes, treinta y ocho magreb¨ªes se ahogaron y sus cuerpos permanecieron a remojo, no vacacional sino tr¨¢gicamente cuando tambi¨¦n quer¨ªan precipitarse en la misma arena. Pero el Ministerio del Interior lo ha dejado claro: perecieron en aguas de Marruecos y no es de su competencia. Entonces, ?por qu¨¦ nos han ofrecido minuciosa e insistentemente las peripecias de unos balseros cubanos? Quiz¨¢ la respuesta est¨¦ en los pliegues de la chilaba de Hassan.
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