Felipe II
Hace unos d¨ªas estuve en El Escorial visitando la exposici¨®n sobre Felipe II. La historiadora estrella do?a Carmen Iglesias suele repetir que, en ella, se expone una visi¨®n del monarca "con luces y sus sombras". Las luces -preciso yo-, en todo su resplandor. Las sombras, tan difuminadas que casi desaparecen. Lo conflictivo o se soslaya o se carga al debe de otros. La responsabilidad de los autos de fe parece atribuirse a su hermana regente; con un psic¨®pata como el pr¨ªncipe Carlos, ?qui¨¦n no es parricida? El ataque a la autonom¨ªa de Arag¨®n es culpa de Antonio P¨¦rez; silencio sobre las crueldades en los Pa¨ªses Bajos; lev¨ªsimas referencias a la triple quiebra econ¨®mica del Estado, sin la m¨¢s ligera consideraci¨®n a lo que debi¨® suponer para el pueblo castellano; aceptaci¨®n acr¨ªtica de la justificaci¨®n oficial a la prohibici¨®n de salida al extranjero para los estudiantes castellanos. Dos detalles: el primero, anecd¨®tico, una errata en la cartulina que acompa?a a uno de los libros expuestos; leemos "Libri qui probentur...", donde debe decir: "Libri qui prohibentur...". El otro, la ubicaci¨®n de los documentos incriminadores del monarca; a trasmano, cuando uno cree que ya ha acabado la Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior exposici¨®n. Por curiosidad me qued¨¦ un rato, y no se par¨® nadie de los muchos que en ese momento acababan su visita. La ¨²ltima y m¨¢s manida de las justificaciones: en todas partes se hac¨ªa lo mismo. Puede que sea verdad, pero a¨²n es m¨¢s cierto que, tanto en los nuevos Estados absolutos (Inglaterra, Francia) como en la a¨²n dividida Alemania, la actitud de sus reyes y pr¨ªncipes no impidi¨® que surgiera, lento pero imparable, el pensamiento moderno (racional, cient¨ªfico y tolerante) que la Espa?a de los Austrias hizo pr¨¢cticamente inviable. En resumen, el Felipe II que me presentaron en El Escorial me record¨® much¨ªsimo al que estudi¨¦ en el bachillerato de un colegio religioso de los primeros a?os cincuenta.- .
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