"Me da la impresi¨®n de que el arte contempor¨¢neo est¨¢ perdido"
El pintor y dibujante japon¨¦s Nori Ushijima (Kumamoto, 1956) exhibe hasta el pr¨®ximo domingo en el centro Torre Luzea de Zarautz Lo sagrado y lo profano, una muestra en la que re¨²ne parte de sus trabajos m¨¢s recientes. Al espectador le sorprende el c¨®digo occidental de las pinturas y bocetos de un pintor oriental que se muestra esc¨¦ptico sobre la validez del arte actual. "Me da la impresi¨®n", afirma, "de que el arte contempor¨¢neo est¨¢ perdido. Los artistas hablan en lugar de trabajar, act¨²an como pol¨ªticos", sentencia. Ushijima prefiere pintar a filosofar sobre su obra, transmitir sus fantas¨ªas con el pincel. En esta exposici¨®n se centra en temas humanos y sagrados tomados de la Biblia. Ofrece su visi¨®n de la expulsi¨®n del Para¨ªso, la ebriedad de No¨¦ o la ?ltima Cena y entre sus obras figuran tambi¨¦n reiteradas alusiones expresas a los ¨¢ngeles y los arc¨¢ngeles. Responde con firmeza "no soy de nadie" cuando se le pregunta sobre el cristianismo que rezuman sus cuadros, en lugar de referencias a religiones orientales como el budismo o el sinto¨ªsmo. Lo cierto es que el recurso a esta religi¨®n en el caso concreto de la muestra que presenta "fue fruto de la casualidad". El artista recupera aqu¨ª parte de los bocetos que realiz¨® para un retablo de la parroquia de Arenzana de Arriba en La Rioja. En todo caso, a Nori Ushijima no le cuesta reconocer que su pintura tiene una innegable influencia del arte italiano. No en vano, trabaj¨® durante a?os en este pa¨ªs. Comenz¨® a pintar al ¨®leo con tan s¨®lo cinco a?os y se introdujo definitivamente en el mundo del arte de la mano de su padre, un arquitecto e ingeniero con sensibilidad art¨ªstica. El pintor estudi¨® Bellas Artes en Jap¨®n y posteriormente gan¨® un concurso p¨²blico para trabajar como restaurador en el Ministerio de Cultura italiano. Pero ahora s¨®lo se dedica a pintar. "Restaurar es aburrido; debes desprenderte de tu personalidad y careces de libertad art¨ªstica", se?ala. No obstante, asegura que aquella ¨¦poca como restaurador le sirvi¨® para aprender la t¨¦cnica antigua de pintura, de tintes renacentistas, que hoy aplica para lograr un sello personal que le haga reconocible en cualquier museo o galer¨ªa. En sus cuadros y sus dibujos est¨¢ siempre presente una inquietud del autor: "Somos ef¨ªmeros, pero me encantar¨ªa ser eterno. Por eso pinto", asegura. Ahora prepara nuevos trabajos que se alejan m¨¢s de ese cristianismo al que hace referencia en la muestra de Zarautz y en los que utiliza m¨¢s las formas humanas porque quiere "que los espectadores entiendan sin preguntar". Nori Ushijima lleva muchos a?os alejado de su pa¨ªs. Por eso prefiere no realizar comparaciones entre el arte contempor¨¢neo oriental y occidental. Pero s¨ª insiste en que en Jap¨®n "hay muy pocos artistas aut¨®ctonos que puedan sobrevivir, porque la gente compra obras de Van Gogh o de Leonardo". Adem¨¢s, seg¨²n el pintor japon¨¦s, "pocos quieren invertir en arte, salvo mi amigo Takuya Hirari", un empresario que ha levantado un museo de arte en la ciudad de Takamatsu. A esto hay que sumar, en palabras de Ushijima, el hecho de que existen pocas posibilidades de colgar cuadros en las paredes de las casas japonesas por el tipo de construcciones que predominan en este pa¨ªs. "En todo caso", concluye, "falta una tradici¨®n de recurrir a los lienzos como elemento decorativo".
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